El joven llevaba un tiempo reflexionando sobre el sentido de su vida. Y, para su desconcierto, barajaba múltiples posibilidades sin que destacase ninguna. Un día se decidió por ir a ver a un reputado y sabio maestro y pedirle consejo: Señor, ¿qué debo hacer para conseguir lo que quiero?, le preguntó.
El sabio no contestó. El joven después de repetir su pregunta varias veces con el mismo resultado se marchó y volvió al día siguiente con la misma demanda. No obtuvo ninguna respuesta y entonces volvió por tercera vez y repitió su pregunta: ¿Qué debo hacer para conseguir lo que quiero, Señor?
El sabio le dijo: Ven conmigo.
Y se dirigieron a un río cercano. Entró en el agua llevando al joven de la mano y cuando alcanzaron cierta profundidad el sabio se apoyó en los hombros del joven y lo sumergió en el agua y pese a los esfuerzos del joven por desasirse de él, allí lo mantuvo hasta casi ahogarlo.
Al fin lo dejó salir y el joven respiró recuperando su aliento. Entonces le preguntó el sabio: Cuando estabas bajo el agua, ¿qué era lo que más deseabas?
Sin vacilar contestó el joven: Aire, quería aire.
¿No hubieras preferido mejor riquezas, comodidad, placeres, poder o amor?
No, señor, deseaba aire, necesitaba aire y solo aire -fue su inmediata respuesta sin vacilación.
Entonces, le contestó el sabio, para conseguir lo que tú quieres debes quererlo con la misma intensidad que necesitabas el aire, debes luchar centrándote en ello y excluir todo lo demás. Debe ser tu única aspiración día y noche. Si tienes ese fervor, conseguirás sin duda cualquier cosa que anheles.
Foto: h.koppdelaney
5 septiembre, 2019
“… En los sueños perduran relámpagos de imaginación,
como tremendo estallido al romper una Nada; ¿Imprevisible en su acción?…
… No digáis que no lo visteis pues salió del corazón, y en El Aire lo pulistéis al pronunciar con valor, movimientos sin temor…
… Muévete Hombre; ¡Avanza!, entre El Silencio sin ruido
y pon sonido al latido como hace El Mar a sus olas; como hace El Viento entre las hojas; como hace El Fuego en las brasas; y La Tierra en sus entrañas…
… ¡Despierta!, no estás dormido. Susurros desde el olvido de una existencia pasada, recuerdan que aquella manzana fue partida, dividida pero nunca envenenada…
Y ascendiendo La Serpiente, desciende El Sol de Poniente mas mirando a Finisterre ¡fíjate!: La Mar no muere.
Mira que gira y se curva en espiral trayectoria; sin ruido ni silenciosa, inundando con sonidos tanto los bosques sombrios como el espacio infinito, con los reclamos del mirlo y del lobo su aullido…”
(SUSURROS DESDE LA NADA)
Gracias por otro precioso artículo.
! SALUD !
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