El 19 de diciembre de 2015 falleció el Soke Kenei Mabuni…
Implacable, el transcurso del tiempo marca el tercer aniversario del fallecimiento del Maestro Kenei Mabuni. Lejos de pensar en la fecha triste de la pérdida del Maestro, queremos pensar en la alegría de rememorar su vida y sus enseñanzas.
Aunque sus principios y doctrina están presentes día a día en nuestros dojos, sirva este pequeño texto para homenajear una vez más, el carisma y la importancia que tuvo el maestro en nuestras vidas y en el desarrollo del Karate Shito-Ryu.
El Maestro Kenei Mabuni nace en Shuri, Okinawa, el 13 de febrero del año 1918. Desde su más tierna infancia, adquiere los conocimientos del Karate como el niño que aprende jugando, compartiendo el día a día entre prestigiosos karatekas de la época que frecuentan la casa de su padre Kenwa Mabuni, fundador del estilo Shito-Ryu, para recibir sus enseñanzas.
Estamos acostumbrados a que nos presenten a un Maestro de Karate como una relación de sus éxitos, hazañas y proezas personales. Detallando minuciosamente las competiciones en que ha tomado parte y su correspondiente clasificación, el número de bloques de hielo que es capaz de romper con el canto de su mano, o la habilidad demostrada en aquella ocasión en que, rodeado de adversarios armados, se deshizo de ellos en un alarde de dominio técnico.
Todo esto está muy bien y no seré yo quien lo desmerezca. Cada una de las situaciones que acabo de describir requiere un ¨saber estar¨ y unas cualidades más que encomiables, por lo tanto, me adhiero a la fascinación y respeto que merecen. Pero quizás resulte interesante conocer la faceta humana del Maestro en cuestión, esa vertiente que no aparece en las fotografías y que debe presidir, desde mi modesto punto de vista, toda práctica de las Artes Marciales.
Para ello, intentaré sumergirme en su historia buscando su origen y el entorno que lo vio crecer. Si partimos de la base de que todo cuanto nos rodea influye y afecta a nuestra evolución y crecimiento personal, llegamos a la conclusión de que los augurios para el Maestro Kenei Mabuni no podían ser mejores.
La familia Mabuni cuenta entre sus ancestros al célebre Oshiro, samurai del siglo XV famoso por su bravura en el combate, lo que demuestra que la práctica marcial no era desconocida por su predecesor, Kenwa Mabuni, reconocido por sus contemporáneos como un practicante perseverante y tenaz, al tiempo que uno de los mayores investigadores que las Artes Marciales han dado a lo largo de la Historia.
Bajo la tutela de los Maestros Anko Itosu y Kanryo Higaonna aprendió las corrientes predominantes de la época, Shuri-te y Naha-te. No contento con esto, estudió las artes clásicas de Okinawa, conocidas como Ryu-Kyu Kobujutsu.
A la muerte de sus Maestros se constituye un grupo de investigación y desarrollo de las artes aprendidas, que cuenta entre otros con Chojun Miyagi, Kentsu Yabu, Chomo Hanashiro, Choshin Hanashiro, Choshin Chibana, Shimpan Gusukuma y Gichin Funakoshi. Posteriormente el lugar de reunión y práctica se traslada al domicilio del Maestro Kenwa Mabuni.
En la trayectoria del Maestro Kenei Mabuni aparecen nombres como Chojun Miyagui, Gichin Funakoshi, Choki Motobu, Kanbun Uechi, Seiko Fujita, Hironori Otsuka, Yasuhiro Konishi… lo que demuestra que junto a la sucesión como Soke (cabeza del estilo), también heredó la sed de perfección que siempre caracterizó a su padre.
Como vemos no es un historial de trofeos o hazañas espectaculares, y sí un currículum de trabajo, tenacidad, constancia, perseverancia y fuerza de voluntad. La estela dejada por su apellido es grande y pesada pero hay que superarse y estar a la altura.
Todo lo expuesto constituye la fragua en la que se forja el carácter y la personalidad del joven Kenei, la sabiduría y el conocimiento que da la experiencia acabará de conformar la figura del Maestro que hoy día conocemos todos.
Pero hay que agradecer y enfatizar no solamente sus conocimientos técnicos de karate-do, que fueron muchos, sino también los valores que nos han ayudado a todos a construir una personalidad para enfrentarnos a la vida, orientarnos en nuestras decisiones y objetivos, y sobre todo poder continuar con sus enseñanzas y difundirlas a todos nuestros estudiantes de karate-do.
De los recuerdos de nuestros inicios en la práctica de karate surge siempre la clara figura del maestro, con quien tenemos pendiente una deuda de gratitud. Suele ocurrir que tardamos mucho en darnos cuenta de la influencia benefactora de aquellas personas que sirvieron de guía en el día a día y que nos ayudaron desde el primer momento a entender ese camino tan importante como es el DO.
Valorar en su justa medida al maestro, nos tiene que servir a todos los que le conocimos, para mantenerlo vivo en nuestro recuerdo y así trasmitir a las nuevas generaciones de estudiantes de karate la influencia e importancia de tan querido Maestro. Como decía en ocasiones nuestro ya difunto y querido compañero Hermenegildo Camps; existen tres clases de formadores en las artes marciales: los que podríamos llamar propiamente entrenadores, que se dedican a la formación de competidores para las confrontaciones deportivas, los denominados profesores, que desarrollan su actividad instruyendo técnicamente a sus alumnos y finalmente existen Maestros, para los que además de la formación deportiva y de la instrucción técnica son capaces de imbuir en sus discípulos el espíritu y la esencia de las artes marciales. A este último y reducido grupo de Maestros pertenecía el Maestro Kenei Mabuni.
Como docentes de karate, como discípulos, como practicantes y como admiradores de este arte marcial, no cesaremos en la ardua tarea de honrar la memoria del Maestro Mabuni y proseguir humildemente la labor que inició.
¡Gracias Maestro! seguimos tras sus huellas de karate y vida, …
23 diciembre, 2018
Excelente Artículo. sobrio. Pensado. No rebuscado. Felicitaciones.