Del libro (La búsqueda del KI, Editorial Paido Tribo)..Pag.90
«Cuando siento el ki, y cuando esta sensibilidad alcanza el punto en que noto con certeza que realmente hay algo, mi estado mental es distinto del que tengo cuando rechazo este tipo de sensación. No sucede lo mismo cuando capto el cuerpo únicamente en su dimensión de materia. Cuando percibo el cuerpo energético, soy distinto al que soy cuando me digo racionalmente que mi cuerpo es materia, que puedo tocarlo. Dicho de otro modo, mientras no cambio mi estado mental, no puedo abrir mi sensibilidad al cuerpo energético.
En mi caso personal ha sucedido que, cuando he sentido plenamente el cuerpo energético, he dejado de razonar como de costumbre, he abierto plenamente mi sensibilidad a un mundo distinto al de la lógica y me he sentido muy distendido corporal y mentalmente. Continúo siendo la misma persona, pero en un estado próximo a la meditación, desligado de las preocupaciones cotidianas, una persona en la que la sensación del yo en tanto que se ha desvanecido. Cuando siento plenamente el Ki, la conciencia del yo no está ahí, estoy vacío.»
El Dr. Yayama escribe:
“Sabemos que todas las células vivas tienen actividad eléctrica… Podemos medir los distintos modos de actividad del cerebro gracias al electroencefalograma. Habitualmente clasificamos las ondas cerebrales en cuatro categorías:
· Las ondas beta, de 12 a 40 hertzios, aparecen cuando realizamos una actividad dinámica: ojos abiertos, leer un libro, calcular…
· Las ondas alfa, de 8 a 12 hertzios, aparecen cuando estamos relajados, con los ojos cerrados.
· Las ondas zeta, de 4 a 8 hertzios, surgen cuando estamos adormecidos, con los ojos cerrados.
· Las ondas delta, de 0,5 a 4 hertzios, se dan cuando estamos en un estado de sueño profundo.
Lo que diré tal vez no lo admita todo el mundo, pero es lo que he constatado al asociar mi experiencia de kiko a la utilización de un aparato que permite medir las ondas del cerebro.
Quienes han practicado la meditación o el kiko durante muchos años saben controlar el cerebro de un cierto modo y hasta un cierto punto.
Quienes han cultivado los chakras de manera que pueden emitir y absorber el ki por los chakras desprendiendo muy pocas ondas beta (o casi ninguna) cuando hablan con alguien o cuando leen libros.
Quienes han adquirido la capacidad de curar a alguien a distancia son capaces de alcanzar un estado en el que el espíritu es profundo; en este estado las ondas beta y alfa casi han desaparecido, y las ondas zeta son despreciables.
Cuando proyectamos la energía del ki sobre alguien y le comunicamos esta energía, el funcionamiento de los dos cerebros está próximo durante el tiempo de comunicación del ki.
La práctica del kiko modifica la forma de actividad del cerebro. Por ejemplo, si uno esta nervioso, es poco eficaz intentar calmarse por propia voluntad, mediante un razonamiento; en cambio, sí se puede lograr controlando el ki.
Quienes han alcanzado el nivel de daishuten casi no desprenden ondas beta y alfa. Si interpretamos este hecho de acuerdo con la clasificación indicada anteriormente, durante todo el tiempo viven en un estado mental próximo al sueño. Cuando estas personas hacen cálculos complejos o leen, las ondas beta y alfa sólo aparecen fugazmente, como si la capacidad de información hubiese aumentado y no gastasen mucha energía en ondas beta y alfa; estas personas son capaces de resolver problemas con poco esfuerzo.
Desde el punto de vista de la actividad del cerebro, lo que llamamos estrés corresponde a un estado en el que las informaciones están mal estructuradas. Alcanzar el nivel daishuten significa entonces llegar a ser capaz de organizar y estructurar las informaciones del cerebro.
Cuando la actividad de la corteza se estabiliza en ondas zeta o gamma, la parte profunda del cerebro que está asociada a la regulación vital se activa; las funciones inmunitarias, hormonales y el sistema nervioso autónomo son estimulados; la capacidad de resistencia a las enfermedades o de curación aumentan”.
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