Uno, para mi de los más importantes, errores que cometen los practicantes modernos de Karate, es el de fiarlo todo a la técnica, al progreso técnico, a la variación técnica….a la supuesta funcionalidad de las técnicas entrenadas.
La Técnica del Karate, o de cualquier otro Arte Marcial, si no va acompañada del Espíritu adecuado, es como un ídolo con pies de barro.
Uno puede entrenar flexibilidad, fuerza a través de las pesas, muchas cualidades atléticas, pero si no es capaz de conjugar todo: Su condición atlética y sus conocimientos técnicos, a través del Espíritu y la mentalidad adecuada, lo que conocemos como 闘志 Tōshi o Espíritu combativo, no será eficaz.
El Entrenamiento Cuantitativo del Karate es odiado por sus practicantes, porque saben que duele. Numerosas repeticiones del mismo movimiento llegan a llevar al practicante prácticamente hasta el fallo muscular. Y es cuando nuestro cuerpo quiere dejarlo que comienza realmente el entrenamiento que buscamos : Se trata de ampliar los límites de nuestra tolerancia al dolor. Lo que realmente estamos entrenando, mas que nuestro cuerpo, es nuestra mente.
El Entrenamiento Cuantitativo no busca mejorar nuestra Técnica a través de las repeticiones, sino en entrenar nuestra mente y nuestra determinación para seguir cuando nuestro cuerpo dice que basta ya…
La Eficacia Marcial de una Técnica reside en la capacidad de enfocar toda la energía que somos capaces de canalizar hacia un punto (una de nuestras armas naturales) durante un instante. Ese Foco se denomina como 集中力 Shūchū-ryoku o Poder enfocado, que nace desde la raíz, y por eso son tan importantes Sanchin y Naifanchin, porque crean raíz y estructura corporal con capacidad de transmisión de la fuerza desde la raíz a las extremidades.
No es posible crear ese Poder enfocado o 集中力 Shūchū-ryoku sin un vehículo mental llamado Decisión o Kime 決め que transforma nuestra fuerza de voluntad en Determinación.
Por todo ello se entenderá que, en realidad, el carácter personal creado con el entrenamiento, el coraje, el dominio del miedo, la capacidad de leer en el adversario sus intenciones, que implica tener una conexión mental con él, todos esos factores de carácter mental o espiritual, son esenciales en aras de la Eficacia Marcial, a veces de forma muy superior a la técnica entrenada. Coordinar ambos factores : Técnica y Espíritu, es el fin óptimo del Karate.
Por esa razón es por la cual el Karate llegará a formar parte de nuestra propia Vida, porque moldeara totalmente nuestro carácter personal, que nunca más será el mismo.
Mi convencimiento personal es el de que lo que otorga funcionalidad a las técnicas de Karate es el Carácter y el Espíritu combativo de quien las usa, no la variación técnica que se conozca.
Comentarios recientes