Estrenamos una nueva sección, dedicada a nuestros Dojos. Unos Dojos donde nos hemos formado año tras año, experiencia tras experiencia, vivencia tras vivencia, unos Dojos que han llegado al fondo de nuestros corazones y nos han ayudado a encontrarnos con nosotros mismos.
La finalidad es dar a conocer, no solo las imágenes de nuestros Dojos, los cuales tendrán un mínimo de 30 años de antigüedad, sino sobre todo la esencia de los mismos, su filosofía, su maestros o maestras, sus alumn@s, sus logros, su espíritu, creo en ese espíritu que nos guía en el camino. Algunos Dojos comenzaron en un lugar distinto al actual y hoy han cambiado su ubicación su forma pero no su espíritu que sigue impregnando a todos sus componentes. Decía el Maestro Funakoshi “Cualquier lugar puede ser un Dojo”.
Como indica el Maestro M. Coquet, “Conocer teóricamente el Budo no compensará nunca su práctica y la verdadera enseñanza no puede hacerse más que en el Dojo. La aplicación de lo que se ha aprendido en el Dojo deber ser integrada a la vida diaria, sin lo cual el objeto de la búsqueda se pierde de vista y los resultados son mediocres”.
No hay duda, el que busca entrenamiento tradicional en el Karate-Do, la palabra Dojo no es ajena a el. Es el espacio dedicado a la progresión en las artes marciales. Dojo es el término empleado en Japón para designar un espacio destinado a la práctica y enseñanza de la meditación y/o las artes marciales tradicionales modernas o gendai budo. En japonés, Dojo (道場) significa literalmente “lugar donde se practica la Vía” o “lugar del despertar” y se refiere a la búsqueda de la perfección física, moral, mental y espiritual. Tradicionalmente es dirigido por un maestro de la vía/del camino, el sensei.
Originalmente y como en la actualidad, la sala de meditación y oración de los acólitos budistas se conocía como un dojo. Dada la influencia del Zen y de la filosofía budista en las Artes Marciales alrededor del siglo XV éstas adoptaron el nombre de Dojo para designar la sala de práctica donde se estudia un arte marcial. A ella acudían los samuráis no sólo para mejorar su técnica sino para forjar su carácter, meditar y alcanzar un mayor conocimiento de sí mismos. En aquella época muchos dojos se instalaban en templos budistas, incluso el maestro Kano empezó a enseñar Judo en un dojo de un templo budista de Tokyo.
Era el lugar donde se iba a estudiar, practicar y aprender sobre la verdad y la naturaleza de su existencia. En consecuencia, el término Dojo alude a un lugar donde alguien va a transitar en un camino hacia la autorealización.
Todos los que estamos familiarizados con los conceptos orientales comprendemos que explorar los deseos y las motivaciones es un elemento clave para ser conscientes de sí mismos.
Siempre e afirmado que el ambiente de un Dojo se crea dentro de la mente y el corazón, primero de su sensei y luego de los alumnos. Una frase que se hizo famosa “Jikishin Kore Dojo Nari”, se inspiró en la clásica ceremonia del té y resume la idea de esta manera: “el dojo se encuentra dentro de un corazón puro y verdadero”.
Todos los budokas nos identificamos con un determinado Dojo, el de nuestros senseis y como maestros con el propio. El propósito del entrenamiento en la Vía es enfocarse en la práctica sobre todo lo demás. Cada miembro del Dojo está involucrado en la misma actividad y, sin embargo, cada individuo se ve obligado a experimentar y sentir algo diferente. Aunque todos estemos vestidos con un karategui similar, hagamos aparentemente las mismas cosas y compartamos el mismo espacio, cada uno va a experimentar esas vivencias de manera muy diferente. Esta es la verdadera lección del Dojo. La experiencia personal se crea de manera única dentro de la propia mente. Al final el Dojo es un microcosmos para el resto de lugares en la vida del budoka.
Un Dojo tradicional es donde desarrollamos habilidades fuera de lo común y sobre todo es un lugar donde llegaremos a conocernos a nosotros mismos. Estas habilidades están ocultas profundamente en nuestro potencial y están sin manifestarse en tu vida cotidiana.
Decía Nobuyoshi Tamura “Shugyo no sólo quiere decir “ejercicio” o “entrenamiento”, sino desarrollo de la personalidad, arte de vivir noblemente… el Dojo no es por ello únicamente un gimnasio.
En el Dojo, el hombre que se entrega a las Artes Marciales practica una purificación de guerrero, sus capacidades, su espíritu, su coraje, su fuerza de alma. Por esta razón se dice que en el Dojo se deben reencontrar la cortesía, la diplomacia, la etiqueta y observar las reglas de las buenas costumbres.”
Espero que esta nueva sección sea del agrado de tod@s, y como budokas cubra una parcela más de conocimiento, por el ejemplo y modelo de todos los maestros y maestras que han puesto en esos Dojos parte de su corazón, para que llegue a la inmensa mayoría de sus alumn@s.
Mi Dojo es la Naturaleza, es el Universo. Es un templo construido por la Voluntad Suprema.
MORIHEI UESHIBA (O-Sensei)
8 junio, 2020
Dojo Karate Cervantes de Felix Carcasona, desea y cree poder formar parte de ésa relación, la cual me parece una excelente idea,que comparto.
Saludos y Gracias
8 junio, 2020
Hola Felix, naturalmente que el Dojo Cervantes merece estar en esta selección de Dojos. El día 11 de Abril te escribí un correo sobre el tema, no se si lo recibirías al no contestar, seguramente el correo que tengo esté mal: es info@dojokaratecervantes.es , si no es correcto por favor mándame el correcto. Mi correo es: fernandomartinmillana@yahoo.es . Un abrazo
8 junio, 2020
Dojo Karate Cervantes de Felix Carcasona, desea y cree poder formar parte de ésa relación, la cual me parece una excelente idea,que comparto.
Saludos y Gracias
8 junio, 2020
DOJO KARATE CERVANTES DE MATARO
FUNDADO EN
1975
POR EL MAESTRO YOSHIHO HIROTA
Dirigido por Felix Carcasona
desde 1978