Todo es Dios
El gurú y el discípulo estaban departiendo sobre cuestiones místicas. El maestro concluyó con la entrevista diciéndole: – Todo lo que existe es Dios. El discípulo no entendió la verdadera naturaleza de las palabras de su mentor. Salió de la casa y comenzó a caminar por una callejuela. De súbito, vio frente a él un elefante que venía en dirección contraria, ocupando toda la calle. El jovencito que conducía al animal, gritó avisando: – ¡Eh, oiga, apártese, déjenos pasar! Pero el discípulo, inmutable, se dijo: Yo soy Dios y el elefante es Dios, así que ¿cómo puede tener miedo Dios de sí mismo? Razonando de este modo evitó apartarse. El elefante llegó hasta él, lo agarró con la trompa y lo lanzó al tejado de una casa, rompiéndole varios huesos. Semanas después, repuesto de sus heridas, el discípulo acudió al mentor y se lamentó de lo sucedido. El gurú replicó: – De acuerdo, tú eres Dios y el elefante es Dios. – Pero Dios, en la forma del muchacho que conducía el elefante, te avisó para que dejaras el paso libre. – ¿Por qué no hiciste caso de la advertencia de Dios? Maestro: Afila el discernimiento. No tomes la soga por una serpiente, ni la serpiente por una soga. Fuente: 101 cuentos clásicos de la India – Ramiro A....
Ver la realidad
¿Para que sirve un Maestro?, preguntó alguien. Y un discípulo respondió: – Para enseñarte lo que siempre has sabido. – Para mostrarte lo que siempre has estado mirando. Y como la respuesta dejó perplejo al visitante, añadió el discípulo: – Con sus pinturas, un artista me enseñó a ver la puesta del sol. – Con sus enseñanzas, el Maestro me ha enseñado a ver la realidad de cada momento. Fuente: ¿Quién puede hacer que amanezca? de Anthony de Mello Foto...
El oro
Cierto día, dos hombres que se encontraron en la ruta caminaban junto hacia Salamis, la Ciudad de las Columnas. Al mediodía llegaron hasta un ancho río sin puente para cruzarlo. Debían nadar o buscar alguna otra ruta que desconocían. Y se dijeron: “Nademos. Después de todo el río no es tan ancho”. Y se zambulleron y nadaron. Y uno de los hombres, el que siempre supo de ríos y rutas de ríos, de pronto, en el medio de la corriente, comenzó a perderse y a ser arrastrado por las impetuosas aguas; mientras, el otro, que nunca antes había nadado, cruzó el río en línea recta y se detuvo sobre un banco. Entonces, viendo a su compañero luchando aún con la corriente, se arrojó otra vez al agua y lo trajo a salvo hasta la orilla. Y el hombre que había sido arrastrado por la corriente dijo: – ¿No habías dicho que no podías nadar? – ¿Cómo es que cruzaste el río con tanta seguridad? – Amigo -explicó el segundo hombre-, ¿ves este cinturón que me ciñe? Está lleno de monedas de oro que gané para mi esposa y mis hijos, todo un año de trabajo. Es el peso de este cinturón el que me condujo a través del río, hacia mi esposa y mis hijos. Y mi esposa y mis hijos estaban sobre mis hombros mientras yo nadaba. Y los dos hombres continuaron su camino juntos hacia Salamis. Cuento de Gibrán Jalil Gibrán. Foto portada: M. Martín...
El maestro
El Maestro contaba siempre una parábola al finalizar cada clase, pero los alumnos no siempre entendían el sentido de la misma… -Maestro –lo encaró uno de ellos una tarde. Tú nos cuentas los cuentos pero no nos explicas su significado… -Pido perdón por eso –se disculpó el maestro–. Permíteme que en señal de reparación te invite a una rica manzana. -Gracias maestro -respondió halagado el discípulo. -Quisiera, para agasajarte, pelarte tu manzana yo mismo. ¿Me permites? -Sí. Muchas gracias –dijo el discípulo. -¿Te gustaría que, ya que tengo en mi mano un cuchillo, te lo corte en trozos para que te sea más cómodo?… -Me encantaría… Pero no quisiera abusar de tu hospitalidad, maestro… -No es un abuso si yo te lo ofrezco. Solo deseo complacerte… Permíteme que te lo mastique antes de dártelo… -No maestro. ¡No me gustaría que hicieras eso! Se quejó, sorprendido el discípulo. El maestro hizo una pausa y dijo: -Si yo les explicara el sentido de cada cuento… sería como darles a comer una fruta masticada. CUENTO SUFI Foto portada: ! Santiago Alvarez...
Cierra los oídos
Eran un anciano y un niño que viajaban con un burro. Caminaban al lado del jumento cuando atravesaban un pueblo. Un grupo de niños se rió de ellos gritando:- ¡Mirad qué par de tontos! De manera que tienen un burro y van los dos andando. Por lo menos el viejo podria subirse a él. Entonces el anciano se subió al burro y ambos siguieron la marcha. Al pasar otro pueblo, algunas personas se indignaron al ver al viejo sobre el burro y dijeron:- Parece mentira. El viejo cómodamente sentado en el burro y el pobre niño caminando. Viejo y niño intercambiaron sus puestos. Al llegar a la siguiente aldea, la gente comentó:- ¡Esto sí que es intolerable! El muchacho sentado en el burro y el pobre anciano caminando a su lado. Puestas así las cosas, el viejo y el niño se subieron al burro. Poco después venían un grupo de campesinos por el camino. Les vieron y les dijeron:- ¡Es vergonzoso lo que hacéis! Vais a reventar al pobre animal. El viejo y el niño tomaron la determinación de cargar al burro sobre sus hombros, pero entonces la gente se mofó de ellos diciéndoles:- Nunca vimos una gente tan boba. Tienen un burro y en lugar de montarlo, lo llevan a cuestas. De repente el burro se revolvió con fuerza y se desplomó a un barranco, hallando la muerte. El viejo, súbitamente, instruyó al muchacho:- Querido mío, si escuchas las opiniones de los demás y les haces caso, acabarás más muerto que este burro. ¿Sabes lo que te digo? Cierra tus oídos a la opinión ajena. Que lo que los demás dicen te sea indiferente. Escucha únicamente la voz de tu corazón. Foto...
Un regalo
Una vez vivió un gran guerrero. Aunque bastante viejo, él aún podía derrotar a cualquier retador. Su reputación se extendió a lo largo y ancho del país, y muchos estudiantes se reunieron para estudiar con él.Un día, un infame joven guerrero llegó a la aldea. Estaba determinado en ser el primer hombre en derrotar al gran maestro. Junto con su fuerza, tenía una inexplicable habilidad de notar y de explotar cualquier debilidad en un adversario. Esperaba a que su rival hiciera el primer movimiento, de esa manera revelando una debilidad, y después golpeaba con una despiadada fuerza y una velocidad de relámpago. Nunca, nadie había durado en un combate con él, más allá del primer movimiento.Muy en contra del consejo de sus preocupados estudiantes, el viejo maestro aceptó con mucho gusto el desafío del joven guerrero. Cuando los dos estuvieron en guardia para la lucha, el joven guerrero comenzó a lanzar insultos al viejo maestro. Tiró mugre y escupitajos en su cara. Por horas lo atacó verbalmente con cada maldición e insulto conocido por los hombres. Pero el viejo guerrero simplemente estaba parado allí, inmóvil y tranquilo. Finalmente, el joven guerrero se agotó. Sabiendo que había sido derrotado, se marchó, sintiéndose avergonzado.Algo decepcionados porque no luchó con el insolente joven, los estudiantes se reunieron alrededor del viejo maestro y le preguntaron. “¿Cómo pudo usted aguantar tal indignidad? ¿cómo lo alejó?”.“Si alguien viene darles un regalo y ustedes no lo reciben” contestó el maestro, “¿a quién pertenece el regalo?». Foto...
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