Karate y Autodefensa
José Luis Prieto Méndez CN-7º Dan “No todo el Karate es autodefensa y no toda la autodefensa es Karate” Que el Karate sirve para defenderse es una obviedad. La pregunta que surge es ¿defenderse de qué, de quién y cómo lo hacemos? Si tras unos años de entrenamiento, hubiéramos conseguido adquirir la habilidad de poder derribar a un adversario de un solo golpe (kime-waza), o mas aún; la capacidad de martarlo (ikken hissatsu) ¿habríamos cumplido nuestro objetivo? ¿Es ese el objetivo marcial último? De ser así, deberíamos conceder altos grados a delincuentes habituales, a sicarios sin escrúpulos o a asesinos en serie, pues habrían demostrado su capacidad de hacer daño sin ningún género de duda. Si ya eres cinturón negro de karate, o posees varios danes, enhorabuena, lo has conseguido. ¿Y ahora qué? Si aspiras a algo más, enhorabuena también; pues ello te permitirá seguir aprendiendo y mejorando. Creo que es importante establecer cuales son los objetivos marciales (propios o de nuestro sistema) para saber dónde nos encontramos, a dónde queremos ir y qué tenemos que hacer para conseguirlo. Con frecuencia nos conformamos con divulgar las virtudes de nuestro estilo (que siempre ha de ser mejor que todos los demás) en la creencia de que si nosotros practicamos ese estilo, que es el mejor, estaremos en disposición de ser los mejores (si es que ya no lo somos) Aunque eso fuera cierto, una cosa son las posibilidades y otra bien distinta las habilidades. Una cosa es que tengamos el teléfono móvil de última generación, con todos los adelantos técnicos habidos y por haber (el karate); y otra cosa bien distinta es que sepamos sacarle partido a toda esa tecnología (nuestra capacidad). Es fácil comprobar que la mayoría solo realizan llamadas y envían mensajes de texto, independientemente de las posibilidades del aparato. El Karate es sin duda un arte marcial extraordinariamente versátil. Los Kata están llenos (sobre todo los de Naha-Te) no solo de atemi, sino también de derribos, luxaciones y un sinfín de técnicas mas allá de las utilizadas en Ju-Kumite o Shiai-Kumite. No debemos preguntarnos cuántas cosas es capaz de hacer el Karate, sino, cuántas cosas somos capaces de hacer nosotros. ¿De veras sabemos golpear? O sabemos hacer Gyaku-Zuki y Mawashi-Geri. ¿Que pasa con los Ate-Waza (codazos, rodillazos, cabezazos)? Sabemos que existen, pero ¿los dominamos? ¿Y las luxaciones y derribos y estrangulaciones? ¿Forman parte del karate o los consideramos como un añadido externo al karate que debemos rechazar? Quizás solo debamos contemplar como “propias” las escasas y esteriotipadas aplicaciones que con poca frecuencia y escaso acierto realizamos en algunos Bunkai. Si entendemos que ya sabemos derribar a un...
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