Qué es la atención.
Todos los animales viven en un entorno que les provee los diferentes estímulos, algunos de ellos necesarios para la supervivencia y otros que no lo son tanto. Los organismos deben por lo tanto seleccionar a aquellos estímulos que son importantes en una situación determinada, y bloquear los estímulos irrelevantes. Este proceso se denomina atención, y es una función biológica muy básica. De esta manera la atención es una especie de filtro que deja pasar solamente ciertos estímulos, y a la vez actúa como un lente magnificador, realizando más de lo normal aquellos estímulos que son atendidos.
Sin embargo, la atención es también un proceso dinámico. Normalmente nosotros oscilamos entre distintos estados atencionales. Habiendo condiciones en que enfocamos la atención en algún objeto determinado (esto ocurre cuando nos concentramos con alguna tarea), y otras en que nuestra atención “divaga” por el espacio y nos permite una percepción global del entorno. Un claro ejemplo es cuando manejamos: La mayor parte del tiempo mantenemos la atención fija en el camino, pero ocasionalmente miramos a los espejos y alrededor nuestro para enterarnos de los autos que nos acompañan. Lo importante es que el balance adecuado entre estos estados nos permite una conducta apropiada, en este caso, conducir sin chocar ni salirnos del camino.
El cerebro y la atención
De hecho, en el cerebro existen dos grandes sistemas que participan en el control de la atención. Uno consiste en los llamados procesos “top-down” (de arriba hacia abajo), en que participan extensas redes de neuronas, en su mayoría localizadas en la corteza cerebral, y que tiene que ver con lo que podíamos llamar el control voluntario de la atención. Este sistema nos permite mantener el foco de atención a pesar de que existan estímulos distractores. El otro sistema es el llamado “botton-up” (de abajo hacia arriba), y consiste en la vía por la cual los estímulos llegan a nuestra corteza cerebral, y a veces logran distraernos del foco de atención. Entonces, existe un antagonismo entre ambos sistemas, y el balance entre la actividad de ellos determina entonces la dinámica de los estados atencionales que mencionamos recién.
Esta situación se ilustra bien con un experimento. Midiendo la actividad cerebral durante una tarea de videojuegos, se observó que los jugadores mostraban una activación muy intensa pero restringida a ciertas regiones del cerebro. Por otro lado si estos mismos jugadores se les ponían enfrente de una pantalla en la que transcurría el juego de video, pero ellos en lugar de jugar observaban pasivamente, su atención cerebral se propagaba a diversas áreas de la corteza. Esto indica que en condiciones de atención focalizada (jugando el juego), había una inhibición de aquellos estímulos distractores y solo se activaban las áreas involucradas en la tarea que estaban ejecutando. En el caso de la exposición pasiva a los mismos estímulos, el filtro de atención estaba inactivo y se activaba una serie de regiones cerebrales de acuerdo a los estímulos que lograban acceder a estos.
Los movimientos oculares.
Existe un sistema que tiene relación directa con nuestras dinámicas atencionales, y es el sistema oculomotor, que controla los movimientos de nuestros ojos acerca del entorno, e incluso de un objeto, determinan qué veamos. Nuestros ojos tienden a moverse automáticamente hacia estímulos cambiantes o salientes, y normalmente ejercemos un control sobre ellos cuando intentamos mantener el foco. Sin embargo la atención no siempre se dirige hacia nuestros ojos miran. Existe lo que se llama atención encubierta que es la capacidad de poner atención hacia regiones que no están en el foco visual. Esta forma de atención es extremadamente importante cuando se trata de monitorear nuestro entorno cuando estamos realizando alguna conducta que nos demanda una alta focalización. También existe una forma de atención que es inconsciente, en el sentido que estímulos de los que no estamos conscientes en un momento pueden ser registrados y almacenados en alguna forma de memoria de corto plazo, de manera que podamos reaccionar más rápidamente a ellos cuando se presenta la ocasión.
La memoria
Este último punto nos lleva a los mecanismos mediante los cuales integramos todos estos estados de atención. Los estímulos capturados en los diferentes barridos que hacen nuestra atención quedan almacenados en una forma de memoria a corto plazo, llamada memoria de trabajo, que mantienen activa la representación de estos estímulos mientras realizamos una tarea determinada. De esta manera, en el caso de conducir, la memoria de trabajo nos permite recordar que tenemos un auto atrás de la derecha y no nos podemos cambiar de pista. Esta forma de memoria consiste en la activación de redes muy dispersas en la corteza cerebral, en las que la corteza frontal juega un papel fundamental ya que de algún modo permite que se mantenga el estado activado de estas redes.
El entrenamiento en la atención en el karate do
Las artes marciales y en particular el karate do tienen como un elemento central de control de la atención. En un combate es más claro que nunca que es necesario mantener un balance adecuado entre foco y entorno. No podemos perder de vista al oponente, pero también debemos conocer bien el ambiente que nos rodea de modo de no tropezarnos, de prevenir que pueda aparecer un segundo oponente, etc. Incluso, la focalización en el oponente también debe ser relativamente abierta. Es necesario tener una percepción global de él, de manera de poder anticipar movimientos o ataques imprevistos. Además, la dirección de la mirada y el foco visual son un elemento fundamental en el entrenamiento del karate. De la misma manera, todos aquellos elementos relevantes para el combate deben ser mantenidos en la memoria de trabajo para poder responder de la forma más rápida cuando se presenta la ocasión. Así, los instructores hablan de la llamada “actitud de combate”, que involucra un adecuado balance emocional y un estado de alerta que permite tener un buen conocimiento del oponente como del entorno.
Los desordenes emocionales y las artes marciales.
Existen desórdenes en el control de los estados atencionales, y estos son relativamente comunes en los trastornos neuropsiquiátricos. El ejemplo más claro está dado por el llamado síndrome de déficit atencional, que entre otras cosas consiste en la incapacidad de suprimir aquellos estímulos que son irrelevantes para una conducta determinada, lo que lleva a una alta distractibilidad. Esta condición se ha hecho bastante común, presentándose en cerca de un 7% en los niños en edad escolar (sin embargo, existe gran controversia respecto de si no hay un sobrediagnóstico). Curiosamente, estos niños no muestran déficit en todas las formas de atención. Claramente se desempeñan muy mal en lo que se llama atención sostenida, que consiste en la mantención del foco de atención en un objeto por un tiempo prolongado. Sin embargo ellos se desempeñan muy bien, incluso mejor que los niños normales, en tareas que involucran depositar la atención en más de un objeto a la vez (atención dividida). Por lo tanto, si bien ellos tienen problemas den el proceso de focalización, funcionan bastante bien en tareas como los videojuegos, en que deben poner atención a varios estímulos separados espacialmente. La terapia más utilizada para el síndrome de déficit atencional consiste en la administración de estimulantes, que ayudan a los niños a mantener el foco de atención. Sin embargo, existen muchas controversias respecto se si ellos, se están buscando formas alternativas para entrenar a la tención en estos pacientes. Una de estas consiste precisamente en el entrenamiento en ciertas formas de artes marciales como el karate, en donde se enseña a los alumnos a controlar y manejar la impulsividad y la dinámica atencional.
Por lo tanto, el entrenamiento en karate puede ser de gran utilidad para aprender a controlar la atención y la impulsividad, tanto en sujetos normales como en aquellos que sufren de déficit atencional. Más aún, contrariamente a los que se pensaba con anterioridad, el síndrome de déficit atencional es una condición que muchas veces se prolonga por toda la vida, y en estos sujetos el entrenamiento en una disciplina como el karate puede ser de un gran beneficio.
Francisco Aboitiz
Expositor en la conferencia “La exploración de la mente en la ciencia y el budismo” con el Dalai Lama (6 de mayo, 2006)
Ph.D., Pontificia Universidad Católica de Chile
2º Dan ITKF-Chile
14 diciembre, 2010
Gracias por el artículo. Me ha gustado… como crítica constructiva decir que echo un poco de menos la descripción de algunos métodos para mejorar la atención en karate y por qué el karate es un método mejor que cualquier otro ejercicio físico o actividad deportiva…
Gracias
🙂
20 diciembre, 2010
Gracias por el articulo me agrada mucho como instructor de karate shotokan me cuesta sobre manera la atencion de mis alumnos oos
gracias de nuevo
14 octubre, 2012
muchisimas gracias sensei por el articulo muy interesante, me gustaria saber de que forma se pudiera desarrollar las funciones ejecutivas en los niños por medio del karate gracias.