«Pensar es fuente del decir».
Es una Ley que:
No hay imagen sin palabra.
Aunque también es cierto que:
Hay palabras sin imagen.
Por ejemplo, la palabra “bueno” ¿a qué imagen visual correspondería?
Esto es así porque en realidad, la palabra no es el primer engranaje de la cadena de comunicación.
En realidad es el último.
La palabra presupone, bien un objeto, una imagen o en este caso, un concepto previo.
Es decir, un pensamiento.
Entiéndase bien…pensar es fuente del decir.
O sea, las cosas que se dicen, generan pensamiento. Despiertan sensaciones.
Y entendido lo anterior, debo añadir que, decir no es sólo expresar la naturaleza de las cosas, sino más bien conceptos que despiertan emociones.
Sí, ha oído bien, conceptos que despiertan sensaciones.
Cuando se realiza una técnica de mano, el último eslabón de la cadena, es la propia mano.
Ahí se fragua el chasqueo que corresponde a la punta del látigo.
La onda de impacto viaja por el cuerpo a una velocidad acelerada. Hayasa 速さo Fesa. Que se amplifica al llegar a la mano.
¿Como es posible?
Pues trataré de explicar el secreto.
Supongamos un puño.
El puño no se aprieta hasta formar un sólido como la piedra.
Un sólido como una piedra, no vibra bien. Por tanto, no transmite las ondas.
Existe un truco en las peleas callejeras, para tener puños como la dinamita.
Envolviendo un objeto en el puño.
Esto permite generar una onda dentro de la mano, por la holgura que supone el objeto enrollado. Así es como se puede amplificar el golpe.
Si se cierra el puño con la sensación de envolver un objeto redondo, incluso con la sensación es de tener un hueco en la palma, mientras el puño se expande como si fuese un neumático, cuando se impacta sucede lo siguiente.
En el centro de la palma existe un punto extraordinario, que se localiza cuando al cerrar, el dedo mas largo toca el centro de la palma.
Se conoce por Lao Gōng.
宮 Gōng, Palacio.
勞 Lao, Trabajo o fuerza.
勞宮 Palacio de la fuerza.
La mano, o en este caso el puño, se aprieta en el impacto y rebota como un pistón.
Ese mecanismo pequeño pero seco, provoca una compresión instantánea, y genera una segunda onda de impacto que se suma a la principal, que ya venía creciendo como un tsunami por el cuerpo.
Una onda es una combinación de cresta y valle, de duro y suave. Este método de golpear duro y suave a la vez, penetra y atraviesa el cuerpo de lado a lado. Se conoce por Atifa 衝撃波.
Detallando un poco más.
Para transmitir todo el poder, imagine que el brazo es un látigo.
El látigo se solidifica con todo el cuerpo en masa de soporte, detrás al impactar. Shishee 姿勢 , gracias a la tirantez instantanea de los tejidos.
Como un chasquido rebota y retuerce a otro atirantamiento microscópico que lo engatilla.
Ese rebote se conoce como Tang 鏜
La torsión que prepara otra bala, es una habilidad conocida como Shibori 絞.
Y si esa torsión se apreta para amplificar, se dice Shime 搾 .
Es como un el «gatillo al pelo», que a la mínima posibilita otra técnica inmediata.
Por último pero no menos importante. Esta onda subordinada, también posibilita un cambio en la forma en que las ondas penetran el cuerpo.
Pudiendo un mismo golpe dirigirse a un órgano u otro en función de la sacudida diferente que se produzca en el Lao Gong de la mano.
No todo es de color «rosa».
Hay que sacrificarse un poco.
Pero tiene su lado bueno.
Las ondas Atifa, serán del tamaño «oso».
Me alegra poder cristalizar sensaciones
que resumen experiencias, que de otro modo no sería posible.
No me diga que no es magia.
Con el poder de la palabra, lo mismo pongo en su mente una maravilla del Karate original, como un oso rosa.
2 febrero, 2024
Muy de acuerdo, y se explica mejor a través de las leyes y principios tanto físicos como biomecanicos a efecto de la generación y trasferencia de fuerzas en la cadena cinemática.