10.- EL DEPORTE EN LA PREVENCIÓN Y EDUCACIÓN CONTRA EL ACOSO.
Todos conocemos los múltiples beneficios que tiene el karate para los niños; contribuye al mantenimiento de un buen estado de salud, prevención de la obesidad y otras patologías, favorece la relajación y el sueño, mejora el rendimiento académico, fomenta la socialización y ayuda a mejorar la autoestima.
Pero, por si todo esto fuera poco, según un estudio elaborado por la Escuela de Kinesiología y Estudios de Salud de la Universidad de Queen (Canadá) y la FEPD Federación Española de Psicología del deporte. hacer deporte ayudaría a prevenir el acoso escolar, y es que se ha demostrado que los casos de bullying en el entorno deportivo son menos frecuentes que en la escuela y otros espacios.
Destacando la importancia de realizar deporte como medida de prevención frente al acoso entre menores.
Y es que, según los expertos de la FEPD, el desarrollo de ciertos valores requeridos para la práctica deportiva, tales como la disciplina, la obediencia, el aprendizaje de los errores y el respeto, al contrario, resultan especialmente positivos a la hora de evitar situaciones de acoso, ya que se potencia la relación entre los compañeros al tiempo que se fortalece la autoestima personal. El karate posee los valores indispensables para la vida.
11.- DESARROLLO DE COMPETENCIAS A TRAVÉS DEL DEPORTE
Las leyes educativas definen una serie de competencia y objetivos que los alumnos deben desarrollar en sus distintas etapas académicas. Además, de los aprendizajes derivados de la competición encargados, entre otras funciones, de prevenir situaciones de maltrato o violencia hay otros dominios que se desarrollan en el entorno deportivo de forma más amplia relacionados con el desarrollo personal del karateka.
La práctica deportiva contribuye al aprendizaje de la gestión del tiempo, que, a su vez, está relacionada con el desarrollo de valores como la disciplina, el autoconocimiento, la responsabilidad y la planificación.
La instauración de una disciplina tiene que ver con mantener una rutina independientemente de las emociones cambiantes del día a día, es decir, ¿cuántas veces nos hemos sentido cansados y hemos ido a entrenar?, o estábamos tristes, apáticos, desmotivados y hemos ido al dojo como cada lunes. Lo que estamos enseñando a nuestros karatekas es que la conducta no siempre debe verse guiada por las emociones, ya que estas son cambiantes y nos pueden ayudar a perder el objetivo si son nuestra única guía en la toma de decisiones.
El autoconocimiento es un elemento clave en el crecimiento personal y por tanto en la gestión de uno mismo y con ello, la búsqueda de aquello que nos importa realmente en la vida. La responsabilidad, entendida como “lo digo, lo hago”, transmite coherencia y seguridad en los que nos rodean, pues nos permite confiar en esa persona que se comporta de manera responsable. La planificación va en la línea de la compatibilización del entrenamiento con los estudios.
El deporte, en este caso, el kárate, debería ser una prioridad en la educación infantil por todos los beneficios que reporta. Si fomentamos buenas habilidades de planificación, entrenar no será incompatible con los estudios.
Respecto a este último punto, prohibir que acudan a los entrenamientos cuando los estudios van mal no mejorará el rendimiento académico ni la motivación. Es importante no caer en la solución fácil de romper un compromiso y faltar a entrenar y debemos ayudar a los padres a entender este punto de vista. Abandonar o faltar al compromiso es un hábito como otro cualquiera.
Si un alumno se acostumbra a que cada vez que tiene un problema la solución es abandonar otra cosa, creará ese hábito para todos los ámbitos de su vida (no se me dan bien los estudios y lo dejo; no gano el campeonato, lo dejo; uno de mis compañeros se ríe de mí, lo dejo). Incluso un suspenso puntual puede ser una fuente de aprendizaje que le ayude para el resto de su vida (aprender de los errores, responsabilidad, coherencia…). De hecho, hay una correlación entre buenos estudiantes y buenos deportistas. No es casualidad. Los buenos deportistas suelen tener mejor gestión del tiempo y mejores herramientas, lo que les permite destacar en ambos contextos. Intercalar actividad física con sesiones de estudio es sano y ayuda a retener mejor los conocimientos al proporcionar más oxígeno al cerebro.
Las investigaciones demuestran que la práctica deportiva mejora el rendimiento cognitivo, el razonamiento abstracto, la capacidad espacial, el razonamiento verbal y la habilidad numérica. Hay que ayudar a los karatekas a tomar decisiones, pero no tomarlas sobre ellos o imponérselas. Debemos fomentar su capacidad de tomar decisiones y de ser autónomos en la organización de su tiempo.
Participar en una actividad deportiva organizada como es el kárate ayuda a crear rutinas saludables en el tiempo de ocio, lo que supone un factor de protección frente a adicciones u otros hábitos saludables. Concretamente, en relación al maltrato, ayuda a fomentar individuos que se sientan competentes y seguros a través del trabajo deportivo, formen parte de un grupo que lo apoya y respalda y puedan crecer y motivarse a través de campeonatos y exámenes.
¿Cómo se relaciona todo esto con el acoso escolar y su prevención? Buscamos que la construcción del autoconcepto, que es cómo nos concebimos las personas, se base en factores sólidos como son los valores y las competencias aquí descritas (responsabilidad, respeto, autoconfianza), además de la dotación de herramientas para la gestión del malestar (tolerancia a la frustración, enfado, miedo).
Si la construcción de la personalidad se basa en aspectos volubles como la imagen o la popularidad, la fortaleza y la gestión de los futuros conflictos a los que se enfrentará el menor será también cambiante. Cuando, en psicología de la personalidad, nos referimos al concepto de autoconcepto complejo y contextual, nos estamos refiriendo a que el sujeto en cuestión desarrolla varias facetas de sí mismo en función de la situación. Con un ejemplo: un niño tendrá un concepto de sí mismo como estudiante, como compañero de clase, como hijo, como hermano etc.
El ser partícipe de un espacio deportivo le da la oportunidad de desarrollar otra parte de él y dotarle de seguridad, confianza y relaciones sociales que tal vez, en otras facetas de su vida no tenga o sean más pobres.
Concretamente, si los estudios no son su fuerte, tal vez el deporte salve la forma que tiene de pensar sobre él mismo menos negativamente, e incluso, a largo plazo, ofreciéndole una salida profesional que tal vez el mundo académico no le permite.
Continuara…. (Ir al artículo anterior)
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