Un hombre que cruzaba un campo se encontró con un tigre.
Huyó y el tigre corrió tras él.
Al llegar a un precipicio cayó en él pero pudo agarrarse con las dos manos a una raíz y quedó colgando del borde.
El tigre le olisqueaba desde arriba gruñendo.
El hombre, tembloroso, bajó la vista y vio que muy abajo, al fondo del precipicio, otro tigre aguardaba para devorarle. Sólo la raíz lo sostenía.
En ese momento dos ratones, uno blanco y otro negro, se pusieron a roer poco a poco la raíz.
Al mismo tiempo el hombre vio una suculenta fresa silvestre cerca de él.
Aferrándose a la raíz con una sola mano, arrancó la fresa con la otra y se la metió en la boca. ¡Qué sabor tan dulce tenía!
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