A pesar de que se tienen grandes conocimientos sobre la existencia de los katas en las diversas disciplinas marciales hoy en día siguen siendo insuficientes a la hora de comprender sus estructuras tan extensas creándonos carencias y una gran dificultad a la hora de encontrar una coherencia entre ellas.
El kata literalmente lo podemos traducir por “Forma”. Significado que aunque abarca muy poca comprensión aparentemente es con lo que tendremos que quedarnos. Entretanto no encontremos un referente en el pensamiento y la cultura occidental.
En las artes Marciales y particularmente en el karate aunque sus katas están estrictamente estructurados con movimientos muy precisos a pesar de ello hay un elemento fundamental que completa la transmisión del arte, esta transmisión no es ni más ni menos que la “Oral”.
Tomando la definición anterior del Kata “Forma”, bajo mi punto de vista e intentando encontrar un significado más amplio podemos verlo como la “Manera” de llegar a un estado espiritual evidentemente desde la concepción Orientalista a través del camino hacia nuestra realización. Ese camino es el Do, utilizando para ese fin estos gestos formalizados y codificados llamados Katas. La cultura japonesa contempla esta manera de ritualizar el Kata como la forma de realizar la vía que no es otro camino que el de la técnica cuyo origen se encuentra en el hombre.
La realización de cualquier Kata independientemente de cualquier arte es breve, aparentemente simple y precisa. En el karate tradicional los katas comportan entre dieciocho y setenta movimientos siendo la ejecución de cada uno de ellos un combate imaginario y real entre varios adversarios. Cada kata es una respuesta diferente ofensiva o defensiva a través de las técnicas ante supuestos ataques de diversos adversarios. Todas las técnicas de karate se encuentran formalizadas en las katas teniendo una presencia fundamental en las formas de combate.
Para alcanzar la comprensión de la importancia de la técnica no es solo necesario a la hora de realizar el kata concentrarnos en los encadenamientos que conforman cada una de ellas sino que hay que ir buscando otros objetivos sin descuidad la técnica (la perfección técnica es una utopía). Comprender un Kata es un proceso que lleva varios años, quizás toda una vida. Este trabajo cognoscitivo pasa por un proceso donde obtenemos de cada uno de los departamentos estancos el mayor conocimiento del kata. En primer lugar hay que hacer hincapié en el primer proceso de trabajo con el kata que es la automatización de toda sucesión de sus técnicas que más tarde avalaran la realización perfecta del kata a través del movimiento dinámico y potente factores de suma eficacia del Kata.
En la forja de un sable la forma y su dureza es obra del forjador. Un kata también tiene un forjador en este caso es el que lo ejecuta. Al sable algunas veces le ayuda a forjar el Kata enseñándole a ser útil, al igual que al hombre. En definitiva a ambos le enseña actuar.
Cada kata refleja una situación diferente, por tanto le acompaña en su realización una coreografía diferente. Cada kata nos posibilita a desarrollar y a poner en escena una serie de técnicas de ataque y de defensa en contestación a los movimientos estratégicos del adversario por lo que también nos enseña la estrategia.
El kata no es patrimonio de una sola persona es universal. El kata es una obra de arte siendo cada uno que lo ejecuta el artista de la obra transmitiendo de su interior sus sentimientos adquiriendo de esta manera cada día la experiencia de realizarlo mejor.
Los Katas no contienen solamente lo que nos demuestran. Lo que vemos es Omote, hay algo más profundo (Okuden), algo que debemos descubrir, es lo esencial como en la vida misma. A primera vista vemos la técnica pero detrás de ella se encuentra todas las variantes elaboradas durante años por maestros y alumnos que evidentemente debemos de descifrar. Cada una de estas variantes posibilita de una forma diferente a repeler toda acción estratégica del adversario.
Tenemos que comprender que no siempre el contenido de un kata es simplemente una serie de detalles. Cuando un maestro y un alumno trabajan durante muchos años el desarrollo de los movimientos y las variantes de un kata el resultado de este trabajo es el contenido global que axiomáticamente da sentido al kata. En el estudio del kata no solo lo desciframos sino que le incorporamos nuestra experiencia combativa al igual que lo hicieron los maestros que nos precedieron alcanzando una visión no solo externa (Ken no mentsuke) sino una interna (Kan no mentsuke) transformando el kata en un medio que no solo nos facilita captar cualquier acción del adversario sino también a conocernos a nosotros mismos, como a determinar cuál es la técnica más favorable, calibrar si una defensa es fuerte o es débil, desarrollar la capacidad de saber cómo economizar nuestra energía a la hora de aplicar una técnica.
A través de la práctica del kata podemos distinguir dos aspectos instruirnos e instruir por medio de un lenguaje de gestos técnicos que no existen en nuestro repertorio de movimientos. Esta forma de kata es ostensiblemente y notoria en todas las Artes Tradicionales Japonés bajo mi experiencia en el Iaido mis Maestros en Kioto hacían hincapié en la importancia de captar los actos a través de las estructuras de los katas priorizando todo aquello que proviene de la intuición, pasando a un segundo plano la reflexión lógica. Por tanto el kata representa la manera de cultivar y reforzar el pensamiento intuitivo (la mirada del espíritu). En cualquiera de las artes tradicionales Japonesas el fin del kata es análogo incuestionablemente realizado de forma correcta a través de un conjunto de movimientos transmitidos de forma tradicional. En esta práctica a la que hacemos remembranza se debe dar la unión de lo gestual y de un cierto estado espiritual (espiritual igual a estado de ánimo o mental idea orientalista)
Este término “Do” que habitualmente le damos el sentido de “Camino” quizás encubre el verdadero significado cultural. Posiblemente su significado sea más profundo considerándolo como la vía que conduce a través del kata a un estado más profundo del ser donde se liberan las facultades del hombre de sus propias limitaciones en los diversos dominios del arte. Este estado sublime del espíritu se alcanza en cualquier arte a través de una disciplina férrea. (Bodhidama traslado una máxima muy importante que influyo en Arte marcial y es que el cuerpo es el templo del Alma y cuanto más fuerte menos le afectaran las pasiones) El concepto Japonés de la técnica en el kata es esencial y a la vez común en todas sus artes tradicionales considerando a la técnica como algo unido a la propia existencia del hombre pudiendo dogmatizar que el “Hombre es la propia técnica.
Si queremos adquirir un nivel superior en el desarrollo de la técnica es necesario que como seres humanos evolucionemos, la calidad del ser humano es la condición que determina la buena técnica. La calidad técnica es evidente que se adquiere por una preparación incesante, sin perder la perspectiva de que muchas veces repetimos el trabajo técnico sin progresar, quizás porque el hombre como tal no progresa, ambos son inherentes. Recodemos la preparación de un Samurai Zen Ken Ichi, la unidad de su formación la estrategia y la cultura.
El medio de esta evolución es el kata a través de la práctica consciente y dinámica de su técnica, acompañada posiblemente de algo que esta fuera de nuestra comprensión, la idea del espíritu Nipón la actitud necesaria para el dominio de sus artes. Cuando hablamos de este espíritu “el Alma del Yamato” no debemos olvidar que está impregnado no solo de razones sociológicas sino también éticas.
En cada dominio del Arte Tradicional Japonés la definición de Waza designa la técnica llegando a expresarla de una forma simbólica con el término Kami Waza” (técnica divina) la perfección de la misma. Es una expresión admirativa por todos aquellos practicantes de las Artes Marciales por el acercamiento en su ejecución técnica hacia la perfección.
Esta forma de definir la técnica quizás tenga más sentido si lo vemos desde el punto de vista religioso considerando que todo lo que está en este mundo tiene un soplo divino. No hay que olvidar que Japón aunque plural en religiones el Shintoismo está muy presente en su sociedad. Este animismo no está solo en los elementos naturales está presente en toda nuestra vida cotidiana, es un hecho muy común en Japón ver un sacerdote Sintoísta inaugurar con sus rezos desde unos grandes almacenes hasta lo más insólito. Por tanto esta presencia divina también se encuentra en todas nuestras actitudes como la que nos ataña, “la práctica de la técnica”, que debe de llevarnos con una intención clara a perfeccionar lo que hagamos, de tal manera que se considere divina, pues lo perfecto es considerado como parte de Dios.
Este carácter divino concierne a la técnica en el momento de su práctica como aquel que la realiza. Para los japoneses la perfección se alcanza a través del hombre y esta concepción está unida a cualquier técnica en cualquier campo artístico (Ikebana,Chano Yu, Shodo).
El momento más álgido de perfección es cuando el hombre unifica su ritmo con el ritmo universal. Este es el ritmo perfecto de ejecución el “Seito Do “del Kata, la vía del ritmo. Este ritmo no lo percibimos sino lo sentimos, solamente se da en el momento preciso, es cuando la respiración y al kata son uno, dándose a través de la técnica la unión perfecta entre el practicante y el Ki (Energía universal). Al alcanzar esta unión perfecta manejamos nuestro Ki llegando al último estado del Arte Marcial superando la etapa del progreso personal.
En el Kata no hay que supeditar nada a la inteligencia, tiene otra perspectiva, todo es el hombre, es el que siente y afirma que él es la propia técnica, el propio Kata.
Este articulo lo dedico a todos mis alumnos competidores de katas para que no pierdan esta perspectiva de preparación, fundamental para realizar el kata de la vida.
Foto portada: Stefan Tell
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