Según el arte de la guerra:
«Hacerse invencible pasa por conocerse a uno mismo».
Y…yo creo que ese autoconocimiento, pasa por mirarnos en el espejo de los demás.
Ponte cómodo que te lo explico.
Solemos sentirnos atraídos por personas de similares comportamientos y peculiaridades
que las nuestras.
Eso es porque, lo que más nos agrada de los demás, esta reflejando algo interno nuestro.
Los demás son nuestro espejo.
Una gran ventaja saberlo.
Pero…
Eso también incluye lo negativo.
Cuando vemos en las personas, defectos similares a los nuestros,
no los aguantamos por cansinos.
Porque están siempre en nosotros,
y ya no lo soportamos.
Si no fuese así sería neutro.
Ni frío ni calor.
Ni fu ni fa.
Pero si algo nos toca el alma,
es porque lo llevamos dentro.
Es como mirarse en un espejo.
O sea que…
lo que nos desagrada del otro es lo que no soportamos de nosotros mismos.
Porque los demás son un espejo para nosotros.
Pero hay algo mucho peor o mejor.
Depende como utilicemos este arma
Cuando alguien nos maltrata o no nos valora, es por una Ley natural:
«Todos tendemos a tratar a los demás como su espejo nos cuenta».
De modo que si algo de los demás nos es indiferente, esa cualidad es de la otra persona pero si algo nos agrada o desagrada es algo nuestro.
De lo que podemos concluir que lo que no nos gusta de los demás,
¡es nuestro!
No es de ellos.
Es nuestro.
Por eso debemos mirar el espejo,
y cambiar lo que vemos mal en él.
No sirve de nada querer cambiar a los demás, con la pobre disculpa de que es por su bien.
Al igual que…
no es adecuado acolchar el mundo entero para andar más cómodo.
«Lo normal es ponerse unas zapatillas».
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