Todo conocemos el dicho de: “Dale un pez a un hombre, y comerá hoy. Dale una caña y enséñale a pescar y comerá el resto de su vida”.
En el aprendizaje de un arte marcial y por supuesto el TCC no es la excepción, tiene una fase inicial en que el alumno “no tiene nada” y acumula conocimientos de un modo lineal. Es decir, aprende la técnica básica en un proceso de memorización, tanto “intelectual” como corporal.
Esta fase, necesaria sin la menor duda, equivale a que tu profesor te dé “peces”. Te “alimentan” en tu desarrollo inicial y evidentemente constituyen el único inicio posible.
Posteriormente y de modo gradual se progresa hasta “entender” la técnica y los principios básicos que la fundamentan. Quien llegue a dominar este punto será sin duda un excepcional practicante.
Pero hay otro nivel, otra categoría, que suele pasar desapercibida y que tiene mucho que ver con el buen o mal diseño de un sistema.
Cada estilo, cada escuela, tiene sus propios métodos de entrenamiento y elementos que conforman su temario. Para la mayoría serán un conjunto limitado de elementos. Cuando los tengas “todos”, ya conoces el estilo. Esto es cierto, pero es que en el propio estilo hay incluidas herramientas de autodesarrollo y por su misma definición, este desarrollo no tiene porque estar limitado.
Como no puedo hablar del temario de otras escuelas, pues no lo conozco, hablaré del mio.
El currículum de mi escuela se divide en varias “asignaturas”, interdependientes unas de otras, pero diferenciables.
1 Qigong (Chikung). Se trata de ejercicios que buscan la mejora y mantenimiento de la salud. Fortalecer el cuerpo, mejorar la percepción del propio cuerpo y el autocontrol sobre el mismo, llegando a poder controlar de forma voluntaria funciones del cuerpo que aparentemente son “automáticas”.
No hay un límite claro sobre cual es el tope que se puede alcanzar con el qigong. Simplemente su práctica es fuente de vitalidad, constituyendo una herramienta altamente valiosa que colabora en la mejora continua del practicante.
2. Jibengong (Chipen Kung). Se trata del trabajo de base e incluye un sistema de ejercicios gimnásticos (Tai Chi Sao) que acondicionan el cuerpo y enseñan las mecánicas corporales propias de la práctica del TCC. Suponen un ejemplo claro y sencillo del uso del cuerpo según los principios de TCC, que permiten entrenarlos de un modo perseverante en el tiempo analizando su aplicación a cada movimiento y situación particular.
Esta categoría incluye así mismo el estudio pormenorizado de cada movimiento simple presente en las formas y finalmente, métodosy ejercicios destinados a conseguir habilidades de “alta intensidad” o “Gungfu” (Kung fu).
3. Formas. Se trata de series de movimientos prefijados, que como tal serie se practican generalmente en solitario, aunque existen también formas a dos hombres (San Shou). En estas formas se recoge “todo” en elenco técnico del sistema, aunque evidentemente se hace en forma de un ejemplo representativo o un movimiento genérico que incluya en si mismo múltiples posibilidades de uso diferente. Por tanto las formas no representan fielmente el como se aplica un determinado movimiento en un contexto preciso, sino que cada movimiento recoge todo un muestrario de posibilidades, de un modo más o menos claro, más o menos preciso y por lo tanto, las formas deben ser estudiadas y no simplemente repetirse de un modo pasivo, cual autómatas.
4. Trabajo de parejas. Incluye el estudio de las técnicas de la forma frente a distintas situaciones, con rangos de intensidad que van del aprendizaje con un compañero que nos ayuda al sparring frente a un oponente que no colabora en absoluto.
Tuishou o “empuje de manos”. Un sistema de ejercicios que nos entrenan en la habilidad de fluir con el contrario sin chocar, para obtener ventaja en cada momento. Consta de ejercicios fijos (patrones) que muestran un ejemplo de un determinado principio o una respuesta genérica frente a una determinada situación. También incluye la práctica libre en la que se pone a prueba y se entrena sin condicionamientos sobre el tipo de movimiento a realizar.
Bien, todos estos elementos, bajo la guía de un profesor competente, proveen al alumno de un bagaje de conocimientos teórico-prácticos que permiten enfrentarse con garantías a todo lo estudiado. Pero aun hay más. Si el profesor muestra como usar esas herramientas y el alumno está dispuesto a afrontar el trabajo que ello supone, el propio sistema te permite progresar por ti mismo, usando las herramientas que incluye.
No es que la figura del maestro no sea altamente recomendable, simplemente deja de ser la única opción. Y en gran medida su función pasa a ser la de un supervisor mucho más que la de quien directamente enseña. Ante un problema el practicante debe recurrir a las herramientas que el propio sistema le provee para resolver la cuestión. Y no es que no deba recurrir a su maestro, es que con gran probabilidad, éste le remitirá tales herramientas para encontrar la respuesta.
Tengo mi propia anécdota al respecto. cuando mi maestro estaba ya muy enfermo (de hecho fallecería unos días después), le pregunté sobre como se expresaba la fuerza de “Chansejing“, (una forma peculiar de movimiento continuo muy característica del TCC) en un determinado movimiento de la forma. Entonces con todo detalle, procedió a darme unas indicaciones altamente precisas de como la fuerza y el movimiento se manifestaban en una determinada secuencia cuerpo, brazo, mano, dedos. Altamente complacido por tanta precisión y concisión le pregunte ansioso por más información tan clara y relevante:
-”¿Y después?”.
Entonce me miro bastante serio y me dijo con rotundidad:
– “¡Después tú!. Tú eres quien ha de estudiar”.
Entonces y obligado también por las circunstancias de no tener por ese tiempo un maestro que me guiara, dediqué varios años al estudio de Chansejing en el TCC. Trabajo que nunca daré por concluido pero que si puedo decir con cierta satisfacción que en su mayor parte, lo he realizado por mi cuenta mediante el uso de las herramientas de que me provee el sistema.
Esto me llevó a una situación curiosa. A mi ya no hay maestro que me pueda enseñar. Por supuesto esto no significa ni por asomo que lo sepa todo y no necesite que nadie me enseñe. No, significa que tras adoptar este método de aprendizaje, lo único que realmente “aprendo” es aquello pasa por el proceso de estudio personal a través de las distintas herramientas de que dispongo.
El conocimiento “limpio” que puede transmitir un profesor no significa nada si no está acompañado por el entendimiento del estudio propio, si no va parejo a la habilidad práctica que confiere el entrenamiento perseverante. Hay un proceso que va del simple “dato” al conocimiento y la habilidad que implica. Y ese proceso se consigue haciendo uso de esas pocas pero efectivas herramientas que posee el sistema y que son de uso personal e intransferible.
¿Y si tu sistema no dispone de tales “herramientas”?.
Pues o estás en una escuela creada por un farsante, (existen) cuya calidad es nula, o tu profesor no conoce a fondo el sistema, o aun más grave, no te quiere enseñar.
Cada escuela tradicional tiene su propio sistema de ejercicios, sus formas, etc y una metodología de estudio y uso de esas herramientas.
Es muy posible que un elemento presente en una escuela no lo esté en otra y que la función que en una escuela se cubre con un determinado elemento, lo sea con otro o con una combinación de varios en la otra. Eso carece de importancia. Lo único que si importante es que exista una herramienta que cubra cada necesidad.
Puede que una escuela carezca de formas por parejas, que enseñan de un modo muy eficaz a controlar y ajustar distancia, además de lo evidente, usos “ortodoxos” de las técnicas. Pero ésto puede ser solventado mediante el trabajo de tuishou libre y/o pautado con pasos…
Puede que carezca de ciertos ejercicios, pero que el trabajo de forma ya incluya un entrenamiento intensivo de las habilidades contenidas en el ejercicio equivalente.
Pero si una escuela se limita formas, ejercicios inconexos de qigong y a una práctica irreflexiva y burda de “empujones de manos” o de “caricias energéticas“…, digamos que hay lugares mucho mejores en los que aprender.
Y si tu escuela es uno de esos lugares en los que merece la pena estudiar, valora su contenido y sobre todo haz uso de lo que te ofrece. No hay “conocimientos sagrados e inmutables” en el TCC. Lo que hay son principios generales que has de poder aplicar en cada circunstancia y eso se hace utilizando cada elemento disponible, del modo en que te hayan enseñado y de cualquier otro que se te ocurra y de buen resultado. Hacer uso de una razonable “duda metódica” ante todo conocimiento ya consolidado es la única forma de aspirar a niveles superiores de conocimiento y habilidad y el sistema te provee de las herramientas para lograrlo. El futuro está en nuestras manos.
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