Las personas que realizan deporte de manera intensa sufren una depleción de algunos nutrientes al exigir el máximo a sus músculos. Por ello, una reposición adecuada es clave para construir mayor musculatura y mantener un nivel de rendimiento óptimo. Diversos estudios han demostrado que la ingestión de hidratos de carbono y proteínas combinados durante los 30 minutos posteriores a finalizar un ejercicio intenso es la mejor manera de reponer los depósitos de glucógeno que se vaciaron durante el ejercicio y de favorecer la recuperación y reparación muscular.
La cantidad de proteínas necesarias para optimizar la recuperación de un deportista variará dependiendo del tipo de deporte y de las características de cada deportista. Los estudios nos dicen que los deportistas que practican deportes de resistencia requieren entre 1,2 y 1,4 gramos de proteína por cada kilogramo de peso, mientras que los que practican deportes explosivos pueden necesitar aproximadamente 1,6 gramos de proteína por cada kilogramo de peso. Si se aumenta el consumo de proteínas por encima de estos niveles, no se han demostrado efectos beneficiosos sobre el rendimiento deportivo, y además, pueden aparecer consecuencias nocivas para la salud, tales como deshidratación, alteraciones en el funcionamiento del hígado y del riñón, etc.
Aunque la mayor parte de los deportistas pueden lograr un aporte suficiente de proteínas utilizando una dieta adecuada, cada vez son más lo que recurren al uso de suplementos comerciales de proteínas de fácil asimilación para tomarlos en ese lapso “mágico” de la media hora que sigue a la finalización del entrenamiento o la competición, en el que se produce la mejor asimilación y su uso permite la mejor reparación muscular.
Es muy importante no confundir el uso de estos suplementos con el abuso de proteínas que llevarían a un desequilibrio dietético que podría hacer que estas proteínas tuvieran que emplearse como fuente de energía (al faltar suficientes hidratos de carbono y grasas) en lugar de poder emplearse como elementos de construcción muscular. Paradójicamente, esta situación de abuso proteico llevará a alteraciones del sistema inmune, pérdida de masa muscular y -en las mujeres- al desequilibrio del sistema de regulación hormonal, conla consiguiente caída del rendimiento.
En resumen, el uso de productos ricos en proteínas de fácil asimilación, junto con hidratos de carbono en los 30 minutos que siguen a la finalización de un ejercicio intenso es un consejo fácil de seguir y que puede mejorar el rendimiento de muchos deportistas (no sólo profesionales), pero a condición de mantener un equilibrio dietético adecuado.
No es de extrañar que cada vez haya más fabricantes que ponen en el mercado productos dirigidos a lograr estos objetivos; sin embargo, no todos los productos son iguales en cuanto a asimilación, pureza, ¡ni precio! Es importante considerar que el uso de este tipo de suplementos puede suponer una cantidad nada desdeñable al cabo del año para muchos deportistas, y que antes de lanzarse a comprar a ciegas los botes de “proteínas” sintetizadas en laboratorio y distribuidas internacionalmente, la comparación de la cantidad de proteínas que realmente nos aportan por cada 100 g de producto y el precio final al que nos saldría esta cantidad (como ahora aparece en las etiquetas de venta en muchos supermercados, eso de “… el kilo sale a …”) es una buena idea. Como consejo práctico, recomendamos comparar los precios con los de los productos de la serie “ProteínaNatural” de la conservera Ribeira (además, gallega, je, je), que ha lanzado una línea de pechuga de pollo, de pavo y de salmón precocidos con unos porcentajes muy altos de proteína disponible por cada 100 g de fácil absorción que para mucha gente resultan más agradables a la hora de consumirlos que los preparados sintéticos, y que son -a igualdad de contenido proteico- de lo más rentable del mercado.
Fuente: arriazatraumatologia.com
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