El maestro José Santos Nalda es una institución en las artes marciales en España. Se inició en las artes marciales cuando prácticamente eran desconocidas aquí, y desde entonces ha publicado más de 40 libros sobre Aikido y otras ramas del Budo y el Budismo Zen. Muchos practicantes han encontrado en su bibliografía un apoyo fundamental para conocer un poco mejor las artes marciales japonesas. Es, sin lugar a dudas, la primera pluma del Budo en nuestro país. Hoy el maestro Santos Nalda es C.N. 5º Dan de Aikido y nos habla en esta entrevista de los inicios y el desarrollo del Judo y el Aikido en España, sobre los principios del Budo y sobre la importancia de su relación con la propia vida.
P. ¿Cómo inició su camino en las artes marciales? Creo que la historia tiene que ver con el correo y con un pajar…
R. Cuando yo empecé era el año 1955. Yo vi en un periódico el anuncio de un curso de Judo por correspondencia que impartía el Instituto Orthos de Barcelona. Me inscribí en este curso por correspondencia y cada mes me enviaban una lección de Judo junto con unas cartillas de gimnasia y otros conocimientos de cultura física. Y la teoría no podía quedarse en teoría, así que unos amigos y yo decidimos irnos a un pajar, es decir, una nave en la que guardaban paja. Allí extendíamos la paja en el suelo, poníamos unas lonas encima y ahí es donde yo hice mis primeros movimientos de Judo. Cuando lo pisábamos tres o cuatro minutos se esparcía todo y nos quedábamos pisando la lona directamente contra el suelo. Pero la ilusión era muy grande y aquello no nos importaba.
P. Luego la vida le llevó a Barcelona y allí buscó usted escuela.
R. Efectivamente, la vida me llevó a Barcelona y allí lo primero que hice fue buscar un club de Judo. Y en aquella época no había más que uno, en la calle Aribau, que era regido por el maestro Henri Birbaum. Y allí es donde yo empecé a hacer Judo de verdad, con un kimono de verdad, con un maestro de verdad. El tatami en aquella época no era como ahora. Era una sala muy grande con un recuadro de madera que había en el suelo y que estaba lleno de unos 10 cm. de serrín, y encima había una lona tensada por todos lados.
P. ¿Eran unas condiciones duras?
R. No, no… era un tatami en el que se podía caer muy bien. Yo no recuerdo haberme hecho daño nunca. Lo que pasa es que cuando había algún pequeño agujerito y caías ahí, salía el polvo del serrín. Son cosas de esa época, de los años 50.
P. ¿Cómo era el Judo entonces y qué diferencias hay respecto al Judo actual?
R. Pues hombre… respecto al Judo actual, yo hace muchos años que estoy desligado del Judo. Pero en aquella época era un deporte en el que había mucho entusiasmo, mucho interés por aprender. Y no era tan atlético como ahora, era un Judo más técnico. En aquella época aún se creía que el pequeño podía vencer al grande.
P. ¿Usted no lo cree ahora?
R. Es que el Judo actual lo primero que hace es formar un atleta. Entonces, a un atleta que tiene una capacidad física y una agilidad muy grandes, superior en peso y estatura, resulta muy difícil que pueda vencerle un pequeño. La cosa es que hoy en día no se hacen combates de todas las categorías.
P. Y ¿cómo conoció usted el Aikido?
R. Pues yo estaba practicando Judo en Zaragoza con el maestro Luis Zapatero (porque yo practiqué Judo durante muchos años, porque era un deporte que me entusiasmaba y me sigue entusiasmando). Entonces, para cubrir más días de entrenamiento, yo me compré un libro de Aikido publicado en Argentina. Pero no entendía nada. Había muchas fotos, pero yo no entendía cómo se llegaba a la técnica. Entonces a un compañero, que tuvo que hacer un viaje de trabajo a Francia, le dije: “si encuentras algún libro de Aikido, tráelo”. Y encontró un libro de Aikido escrito por un belga y lo trajo. Y en ese libro las secuencias de fotos sí se podían interpretar bien. Y empezamos a practicar y creamos un grupo de Aikido en el Club Judokwai de Zaragoza. Pero aquello era el plan autodidacta y no era suficiente. En aquella época, Tomás Sánchez daba una pequeña clase de Aikido en la televisión los sábados por la mañana y yo vi aquello y me gustó mucho, y pensé que teníamos que entrar en contacto con Tomás Sánchez. Organizamos cursillos en Zaragoza, en Madrid y en otras ciudades de España, siguiendo siempre a Tomás Sánchez que era un gran técnico y un hombre que hizo mucho por el Aikido en aquella época. Mucho. Una persona que merece todavía reconocimiento por la labor que hizo por el Aikido.
P. Puede parecer que en esos años disponían de pocos recursos para aprender aikido pero hablamos de que aprendían en libros, cursos por correo, programas de televisión… se las arregleban ustedes bien.
R. No había nada. Realmente de información no había nada. Había que aprender de una persona que supiera, de un maestro. Para nosotros el maestro era Tomás Sánchez, que estaba respaldado por el maestro Tamura, que vivía en Francia y acudía a España a cursillos que organizaba Tomás Sánchez. En los primeros cinco, seis o siete años aprendimos peregrinando a los cursos de Tomás y los cursos de Tamura por diferentes ciudades de España y Francia. Así es como aprendimos Aikido.
P. Me llama la atención que usted se refiere al Judo como un deporte.
R. Es que para mí el Judo tal y como se practica hoy es un deporte. Además los judokas quieren que se le llame deporte. Entiendo que no les gusta que se llame arte marcial al Judo. Es un deporte olímpico y no sé si les gusta a los judokas que les digan que es un arte marcial.
P. ¿Qué diferencias y similitudes técnicas hay entre Judo y Aikido?
R. Los principios siempre son los mismos, el principio de la no resistencia, de ceder ante una fuerza superior. Lo que pasa es que en Judo son los dos participantes los que buscan vencer al otro y los dos son atacantes y defensores al mismo tiempo. En cambio, el aikidoka no ataca nunca. Siempre espera a que sea el otro el que ataque, el que tome la iniciativa y lo que hace (si sabe) es apropiarse de la fuerza del otro y del movimiento del otro para aprovecharlo a su favor.
P. ¿Por qué se centró con el tiempo en el Aikido y fue eliminando su práctica el Judo?
R. Pues es muy sencillo. Cuando llevaba casi 20 años practicando Judo tuve una lesión en la espalda y hacer movimientos de cadera o de hombro me resultaba muy doloroso. Y, en cambio, hacer movimientos de Aikido, en los que no tienes que cargar al oponente, me permitía practicar con toda libertad, sin ningún límite. Me dolió y me costó mucho tomar la decisión de dejar el Judo y centrarme solamente en el Aikido.
P. ¿Quiénes son las referencias del Aikido para usted a nivel mundial?
R. Pues mire usted, yo llevo 43 años practicando y enseñando Aikido. Y creo que todos estos años me han abierto suficientemente los ojos para saber qué es lo real en Aikido y qué es lo irreal, porque la verdad es que hay muchas cosas en Aikido que no se las cree nadie. Yo sigo practicando y enseñando tres veces por semana, y sería ponerme una venda en los ojos no reconocer que hay que no, que no… que no son porque no pueden ser. Por eso ya veo pocos videos de Aikido en internet, porque la mayoría te hacer sentir vergüenza ajena. Siento decir estas cosas pero es lo que pienso y la conclusión a la que he llegado después de muchísimos años practicando. Para mí, hoy en día, el único referente que merece prestigio es Christian Tissier.
P. ¿Cuál es la finalidad del Aikido?
R. La finalidad del Aikido todavía no se ha entendido bien. Es formar a la persona integralmente. El Aikido no solamente busca enseñar técnicas de combate, no solamente enseña la defensa personal, es muchísimo más. El Aikido es hacer que la persona descubra sus recursos mentales, sus recursos anímicos, sus comportamientos éticos… Es una escuela de vida. Se forma a la persona integralmente. Si solo fuese al dojo a practicar técnicas y no hubiera algo más, yo hace mucho tiempo que habría abandonado. Existe lo que es la comunicación no violenta, existe la educación sobre la gestión de las emociones… existen muchísimas cosas alrededor, que son conocimientos actuales, y que creo que los aikidokas deben aprovechar. Si el maestro Jigoro Kano o Ueshiba tuvieran que crear hoy sus sistemas de combate, yo creo que no despreciarían los conocimientos que hay ahora de otras áreas del saber y los añadirían al sistema que cada uno fue capaz de crear.
P. ¿Qué ámbitos del saber moderno incluiría usted en la práctica del Aikido?
R. Antiguamente los samurai decían que la técnica sin espíritu no vale para nada. Entonces tendríamos que decir ¿qué es el espíritu? Pues el espíritu podría ser el conocimiento propio, de nuestra mente, la gestión de las emociones; podría ser el comportamiento ético… es decir, una serie de principios y de valores que van perfectamente unidos a la enseñanza de las técnicas.
P. ¿Qué es el Budo?
R. Según explican los mismos japoneses, los que lo crearon, el Budo es el arte de detener la lanza, es decir, el arte de evitar el combate antes de que empiece. Eso es el Budo.
P. Y ¿qué tienen en común todas las disciplinas que se engloban dentro del Budo japonés?
R. Pues para mí lo que tienen en común es que intentan formar a la persona en su totalidad. No son simplemente técnicas de combate. es lo mismo en Karate que en Judo o Aikido. Se pretende algo más porque tienen el vocablo “Do”: Karate Do, Ju Do, Aiki Do, Ken Do… ¿qué significa eso? Pues que quieren ir un poquito más allá del aprendizaje de la técnicas de combate en cuanto a la enseñanza y la práctica de valores, principios, actitudes…
P. ¿Qué papel juega la filosofía oriental y en concreto el Budismo Zen en el Budo?
R. Es un tema que no es muy conocido, por lo menos en la actualidad. Hace unos años había algo más de interés por el conocimiento del Zen en cuanto a la afinidad que pudiera tener con las artes marciales. Pero hoy en día parece ser que se disocia perfectamente una cosa de otra y no se aprecia interés por las enseñanzas del Zen en cuanto a que te hace ser consciente de lo importante que es estar presente en el aquí y ahora, saber adaptarse a todas las circunstancias, tener una visión objetiva de la realidad, mantener un estado de vigilancia permanente pero distendido, tener un comportamiento ético, etc… Todo eso son particularidades del Zen perfectamente asimilables en el mundo de las artes marciales.
P. En artes marciales se habla de tradición y de evolución. El Aikido y las artes marciales ¿deberían centrarse en mantener la tradición o en evolucionar?
R. La tradición es importante porque es aprovechar los conocimientos que nos han venido de generaciones anteriores. Pero mantener la tradición a toda costa y ponerse en contra de la evolución sería un error grave, porque en todos los ámbitos del saber humano se evoluciona. No es lo mismo el primer automóvil que construyó Henry Ford que los automóviles que corren hoy. Pues lo mismo en artes marciales. Hoy se tienen más conocimientos que hace 50 años en otros ámbitos que son perfectamente aplicables a las artes marciales. Entonces, sería un error muy grave no tenerlo en cuenta. Y aunque no se tenga en cuenta se va evolucionando porque a medida que uno pasa años practicando, la misma práctica le va descubriendo otras formas de hacer y eso es una aportación al conjunto de conocimientos que se tienen de cada disciplina. Y eso hace que las cosas vayan evolucionando poco a poco. Por supuesto, creo yo que el Aikido hoy es mejor que hace 50 años. lo mismo que el Judo y lo mismo que el Karate.
P. Y ¿en qué ha cambiado el Aikido en estos 50 años de práctica?
R. Pues ha cambiado en cuanto a la evolución técnica. Hoy es un Aikido más técnico. Sin embargo, la filosofía sigue siendo la gran desconocida en el mundo del Aikido. Se habla muchísimo de lo que decía el maestro Ueshiba, pero luego no se ve coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.
P. Muchas artes marciales han crecido en su faceta deportiva. ¿Qué opina de la competición en artes marciales?
R. Por ejemplo, veo bien la competición en Judo, en Karate, en Kendo… en Jiu Jitsu también, porque es una parte importante donde uno tiene que probar los conocimientos que ha adquirido. Si funcionan, o no funcionan, o cómo funcionan. Es una parte importante la competición. El problema es que en algunas disciplinas toda la práctica y la enseñanza se centra en la competición, y se desdeñan, se desprecian, se descuidan otros ámbitos que serían muy interesantes para muchas personas que practican y que no quieren participar en competiciones.
P. ¿Qué opina de modalidades más duras como las Artes Marciales Mixtas (MMA)? ¿Considera que son artes marciales?
R. Todo lo que es combate y guerra es un arte marcial, por supuesto, pero para mí eso son formas de lucha brutales que, en los tiempos que vivimos, no debería promocionarse tanto.
P. Usted ha escrito muchos libros sobre Aikido y sobre artes marciales ¿Qué le empujó a escribir?
R. Pues la motivación fue muy sencilla: no había revistas, ni había libros, ni había videos… prácticamente no había nada de información. Tú aprendías en el tatami con el maestro de turno. Entonces, lo que iba aprendiendo en un curso o una clase yo lo iba anotando y me iba haciendo mis apuntes. Me servían para recordar y para enseñarlo luego a mis alumnos porque, a pesar de que no era monitor, ni era cinturón negro, ni nada, yo tenía mis alumnos aquí en Zaragoza. Y llegó un momento en qué pensé que esos apuntes podrían ser útiles a los demás. Los recogí en forma de libro y los envié a una editorial de Barcelona (Editorial Alas) a la que le interesó el tema y ellos fueron los que publicaron mi primer libro de Aikido. Por supuesto, hoy está ya muy superado en cuanto a su contenido, pero según me dice el gerente, ese libro se sigue vendiendo y sigue interesando a los aikidokas.
P. ¿Cuáles diría usted que son los títulos más relevantes de su bibliografía? ¿Y cuáles le han producido más satisfacción mientras los escribía?
R. Satisfacción me han producido todos porque el premio de escribir un libro yo ya lo he tenido en cuanto lo he escrito y en cuanto lo he visto publicado. Para mí eso ya ha sido un premio. Me remito a lo que decía antes: todo el aprendizaje que he ido descubriendo en mi caminar por el mundo del Aikido y de otras artes marciales lo he ido poniendo en forma de libro y he tenido la suerte de que Editorial Alas me ha publicado todo lo que he escrito. Es muy difícil elegir porque, cuando uno tiene tres hijos ¿a cuál quieres más? Hay una serie de libros, los primeros, los de la primera época, que están superados. Ofrecen prácticamente poco interés a los practicantes de hoy. Pero bueno, yo destacaría “Aikido Holístico” o “Aikido: el entrenamiento invisible” .
P. Usted ha escrito libros de disciplinas poco conocidas en su momento en España como Iaido, Kyudo o Naginata Jutsu. ¿Cómo fue su aproximación a estas disciplinas?
R. Bueno, las he conocido someramente. pero me procuré conseguir información sobre estos temas. Yo era mero transmisor y esos libros están escritos con información que he conseguido de otras fuentes.
P. Todo artista marcial que se precie ha visto algún dibujo o alguna tira dibujada por el maestro Santos Nalda, porque usted ilustra sus libros. ¿De dónde proviene esta afición por el dibujo?
R. El dibujo siempre me ha gustado y siempre me ha interesado. porque dibujar es pasar un rato agradable haciendo una cosa que te gusta. Para mí hacer chistes sobre el Aikido o sobre el Judo o sobre el Zen ha sido un pasatiempo agradable y al mismo tiempo un complemento interesante para que la lectura de los libros fuera menos densa.
Para nosotros ha sido un placer poder realizar esta entrevista al maestro Santos Nalda, y esperamos volver a cruzar nuestro camino con este hombre ilustrado, espiritual pero con los pies en el suelo. Muchas gracias maestro.
Fuente: www.karatekidokan.com
23 marzo, 2020
Excelente artículo, mil gracias