¿Practicas artes marciales? ¿Incluso enseñas y tienes alumnos? Pues bien, vamos a darte una receta para preparar a un artista marcial. Así podrás compararla con la que usaron o usan contigo, e incluso con cómo preparas tú a tus alumnos. Por supuesto hay muchas formas de elaborar el mismo plato. La que te presentamos es una de ellas, ni mejor ni peor que otras.
Para esta receta necesitaremos:
- un alumno (la calidad del producto se medirá por las ganas de practicar)
- un maestro (a poder ser de Pata Negra)
- un lugar de práctica donde cocinar (por ejemplo un Dojo)
Te explicamos ahora el proceso paso a paso. Debes tener en cuenta que es importante no saltarse ninguno.
1. Queremos un resultado rico, rico y, sobre todo, con fundamento, así que empezaremos preparando una buena base de valores, técnica y preparación física a partes iguales, que acompañaremos por supuesto del maestro. Ahí es donde introducimos al alumno.
2. Dejamos que vaya ligando todo y añadimos los condimentos que harán un éxito de nuestro plato: trabajo, constancia y pasión. No tengáis miedo de pasaros con esto, lo que sí es fundamental es no quedarse cortos.
3. Remover a fuego lento hasta que cuaje, nada de comida rápida: la buena cocina lleva su tiempo. Si lo hemos hecho todo bien irá apareciendo una fina capa de comprensión. Hay gente que en lugar de esperar a que esta capa aparezca la sustituye por muchos títulos y diplomas de diversas asociaciones, pero esa no es la receta original, sale muy cara y desde luego no tiene el mismo sabor. Si quieres añadirlos, mejor más adelante.
4. Éste es el punto en el que debemos probarlo y corregir al gusto. Podríamos agregar algún otro maestro si nos hemos quedado cortos (aunque puede no ser necesario) o nuevos ingredientes. Ahora quizás sí vaya bien algún que otro título, pero mejor con denominación de origen. Lo importante en este caso es la calidad, no la cantidad.
5. Uno de los secretos de esta receta es mantenerla siempre caliente, que no se enfríe, y recordar que por mucho tiempo que pase nunca, nunca estará cocinada del todo.
Podemos servirlo en el tatami o en el medio natural, en privado o en demostraciones, campeonatos, etc… pero siempre con respeto y humildad y, si es posible, acompañado con una guarnición de compañeros y amigos que habrán ido surgiendo durante la elaboración. Ésto dejará muchísimo mejor sabor de boca.
Y ya tenemos una estupenda receta de un buen artista marcial. A cocinar y…
¡Buen provecho!
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