“Reflexiones de un principiante”
Hace solo unos meses, apenas sabía como cerrar el puño, ni siquiera me salía el nudo del cinturón, ¡vaya! que complicado era aquello. Eso sí, grandes dosis de ilusión, al principio quizás un poco de miedo a lo desconocido, muchas ganas de descubrir algo nuevo, incluso la impaciencia dominaba a alguno de nosotros. Todo forma parte de este mundo maravilloso que son las artes marciales y en especial el Karate-Do, muchas veces rodeado de misterio oriental, deteriorado a veces por la ficción de las películas, avalado por los comentarios de algún amigo…
Después de unos meses, cuando nuestro cinturón a pasado a teñirse de un color diferente, no por la casualidad, sino por el esfuerzo, por la voluntad y la constancia, día a día nos vamos dando cuenta del amplio horizonte descubierto. Comentamos alguno, creí que nunca podía hacer esto, parecía tan complicado, ya se lanzar un «Mawashi-geri», además tengo más elasticidad, mis reacciones se han vuelto más espontáneas, mis reflejos más instantáneos,… me encuentro mucho mejor.
En alguno, cuando termina un entrenamiento, se dejan ver las ganas de continuar, de seguir como si el tiempo no hubiera transcurrido, se quieren aprender y experimentar tantas cosas en tan poco tiempo. Es cierto que corto se hace, con la de cosas distintas que descubrimos, la cantidad de posibilidades de movimiento que aparecen en nuestro cuerpo, parece fácil dominarlo, pero tenemos que reconocer que somos dominados por él.
He aquí uno de los secretos de este arte milenario, el intento de controlar nuestro cuerpo físico y mental, como si de una completa expresión corporal se tratara, con cada postura, con cada movimiento armónico, nuestros músculos al unísono van aprendiendo a obedecernos, a ser controlados por nuestra voluntad.
La verdad es que el camino a recorrer es muy largo, con sus cuestas arriba y sus cuestas abajo, acabamos de empezar la andadura en una nueva dimensión, en el conocimiento interior, en el control de nuestras emociones, de nuestros impulsos…
Para el que no ha vivido estas pequeñas experiencias, cortas pero intensas, quizás no entienda el significado de todo esto, pero quien sabe si en el fondo puede que os llegue por lo menos una inquietud, la de intentar conoceros a vosotros mismos a través del KARATE-DO.
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