Todos los animales son propensos a engañar.
Para sobrevivir.
Y, en especial nosotros. Los humanos. A través de la mentira.
Y, esa capacidad humana de practicar la palabra que «juega sucio» para adquirir ventaja, es tan fundamental como nuestra necesidad de CONFIAR EN LOS DEMAS.
Lo que nos hace pésimos para detectar mentiras.
Y, si bien me parece disculpable una mentira piadosa o blanca cuando defendemos con ella una gran verdad; también lo es, que para sostener conexiones profundas con personas, sea necesario aprender el arte de DECIR LA VERDAD.
Pero…es esto ajustado a la realidad? Se puede entender la verdad y la mentira desde un mismo nivel de opuestos?
Pues, pensando más claro, creo que no.
Fijo que no. Y…esto nos lleva a implicaciones mucho más misteriosas.
A saber…
LA MENTIRA no se refiere a «información» falsa o verdadera. Sinó a INTENCION. Quién miente, sabe la información verdadera pero ofrece una falsa, para engañar.
Mientras que, la VERDAD O LA FALSEDAD se refieren solamente a si la información coincide con la realidad o no.
Y, para referirnos al opuesto de MENTIR existe un termino: VERAZ.
Ser veraz es QUERER decir la verdad. No solo decirla, sino QUERER.
Y como el QUERER es algo INSONDABLE por pertenecer al «alma» de la persona; nunca podremos saber si alguien miente o no. Máxime cuando también existe el AUTOENGAÑO, que como sabemos, se basa en el principio de creer lo que queremos, incluso hasta el punto de no distinguir que lo que se piensa es justamente lo contrario de lo que se dice.
Y ahora la herramienta…
LA UNICA HERRAMIENTA POSIBLE para descubrir la MENTIRA. Algo que se da en los artes marciales como el karate.
El KENSO.
KEN: Ver
SHO: esencia.
O sea, que en el estado de vacuidad mental (KARA) en el que se ve más con el corazón que con los ojos; la corazonada, la intuición toman relevancia. Quiero decir que, en ese estado de vacío mental que se propone en el KARATE, sobrevienen tanto lecturas de un oponente en combate, como corazonadas sobre los indicios que esgrime sin querer, quien miente. Indicios que ocultan los peligros que supone, a veces, ser veraz. Porque es cuando la verdad se siente peligrosa, el momento en que la mentira adquiere sentido, vistiendo ropajes que ocultan la verdad, pero que a su vez, nos dan pistas repentinas. Porque así como la verdad anda desnuda, la mentira se viste de muchas maneras.
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