La intención y el Kyusho

LA INTENCION Y EL KYUSHO 

Comencé formalmente mi práctica de Kyusho-jutsu el domingo 5 de febrero de 2005, durante el Primer Seminario de Kyusho-jutsu que se llevó a cabo en Monterrey, Nuevo León, México. En esa ocasión, el Dr. Sergio Espejo, quien se convirtió en mi mentor y maestro en este arte, me introdujo a conceptos fundamentales como «El Poder de la Intención» y «La Realización de las Intenciones». Sin embargo, en ese momento, no logré captar completamente la profundidad de estas enseñanzas, ya que requerían una comprensión más amplia y práctica. 

El Dr. Sergio Espejo Guasco (lado izquierdo) y el autor a la derecha el 5 de febrero del 2005 en el Primer Seminario de Kyusho-jutsu en Monterrey, NL 

Fue durante la Semana Santa de ese mismo año, en Ciudad Juárez, Chihuahua, cuando tuve la oportunidad de profundizar en estos conceptos. En este contexto, los Maestros Jim Corn y Evan Pantazi ofrecieron una exposición más detallada sobre lo que realmente implica «La Intención». Sus explicaciones y demostraciones prácticas me permitieron apreciar la complejidad y la relevancia de este principio en la práctica del Kyusho-jutsu, lo que me llevó a reflexionar sobre su aplicación en situaciones reales. 

A partir de ese momento, mi entendimiento de «La Intención» se transformó significativamente, ya que pude ver cómo este concepto no solo se aplica en el ámbito del Kyusho-jutsu, sino que también tiene implicaciones en la vida cotidiana. La capacidad de enfocar la mente y canalizar la energía hacia un objetivo específico se convirtió en una herramienta invaluable en mi desarrollo personal y marcial. Esta experiencia no solo enriqueció mi práctica, sino que también me motivó a seguir explorando y aprendiendo sobre las diversas facetas de este aspecto de las artes marciales. 

El Maestro Jim Corn (a la izquierda) atacando los Kyusho de la pierna del autor a la derecha en marzo del 2005 en Cd. Juárez, Chihuahua en México 

Antes de proseguir, es importante recordar que el Kyusho-jutsu se fundamenta en un entendimiento exhaustivo de cómo reacciona el cuerpo humano ante los estímulos generados por los neurotransmisores. Esta técnica se centra en la identificación y ataque de los puntos vulnerables del cuerpo humano, permitiendo al practicante incapacitar a su oponente temporalmente o incluso provocar la pérdida de conciencia, todo ello con un esfuerzo mínimo. La traducción de Kyusho-jutsu 急所術 como «Arte del Primer Segundo» resalta la idea de que, en el primer segundo de un enfrentamiento, el control de la situación recae en el practicante de esta disciplina. 

El Maestro Jim Corn aplicando el punto GB-20 (Vesícula Biliar-20) al Sensei Alejandro del Toro en Cd. Juárez, Chihuahua en México en Agosto del 2005 

Aunque el Kyusho-jutsu posee una filosofía y principios distintivos, no se clasifica estrictamente como un estilo de artes marciales en sí mismo. En lugar de ello, se presenta como una técnica que puede integrarse en diversos estilos o escuelas de artes marciales tradicionales. Esta flexibilidad permite que los practicantes de diferentes disciplinas incorporen los conocimientos del Kyusho-jutsu en su entrenamiento, enriqueciendo así su repertorio de habilidades y estrategias. 

La esencia del Kyusho-jutsu radica en su capacidad para maximizar la efectividad de los ataques mediante un enfoque científico en la anatomía y la fisiología del cuerpo humano. Al comprender cómo funcionan los puntos de presión y las reacciones del sistema nervioso, los practicantes pueden ejecutar técnicas que no solo son eficientes, sino que también requieren un mínimo de fuerza física. Esta combinación de conocimiento y técnica convierte al Kyusho-jutsu en una herramienta valiosa para aquellos que buscan mejorar su capacidad de defensa personal y su comprensión del combate. 

La dificultad de “La Intención” 

En el seminario impartido por el Dr. Sergio Espejo en Monterrey en febrero de 2005, así como en la Convención Internacional celebrada en Juárez, Chihuahua, en marzo del mismo año, tuve la oportunidad de recibir instrucción de los Maestros Evan Pantazi y Jim Corn. Durante estas sesiones, se enfatizó la importancia de realizar los movimientos técnicos con «Intención». Se me explicó que, sin esta cualidad, los efectos en los Kyusho no se manifestarían adecuadamente. En ese momento, contaba con el grado de 3er Dan en Shito-ryu Karate-Do y había explorado diversas artes marciales, pero nunca antes se me había solicitado algo de tal naturaleza. 

El Dr. Sergio Espejo efectuando un K.O. sobre el autor en marzo del 2005 en Cd. Juárez, Chihuahua. El toque fue leve, pero “La Intención” fue potente 

En mis experiencias previas en otras disciplinas marciales, las indicaciones que recibía se centraban principalmente en la aplicación de fuerza o velocidad al ejecutar las técnicas. Sin embargo, la noción de «Intención» era completamente nueva para mí y no había sido mencionada en el contexto de las artes marciales que había practicado. Esta revelación me llevó a reflexionar sobre la profundidad y la complejidad que puede tener la práctica marcial, más allá de los aspectos físicos y técnicos. 

“La Intención” no solo se aplica a las técnicas marciales sino también a las Restauraciones 

La enseñanza de que la «Intención» es fundamental para lograr un impacto efectivo en los Kyusho me abrió un nuevo horizonte en mi comprensión del arte marcial. Comencé a apreciar que la conexión mental y emocional con cada movimiento puede ser tan crucial como la técnica misma. Esta experiencia no solo enriqueció mi práctica personal, sino que también me motivó a explorar más a fondo el significado de la intención en el contexto de las artes marciales, lo que ha influido en mi desarrollo como practicante y como instructor. 

Es importante señalar que, antes de avanzar, existe una confusión común entre las palabras «Intención» e «Intensión», que son homófonas, es decir, suenan igual, pero tienen significados distintos. «Intensión» es un sustantivo femenino que puede referirse a la intensidad de algo o, en el ámbito de la lingüística, al conjunto de elementos que configuran el significado de una palabra o frase. Sin embargo, en este contexto, nos enfocamos en «Intención», que se entiende como el propósito o el objetivo detrás de una acción. En la tradición del pensamiento occidental, «La Intención» se asocia frecuentemente con el deseo que impulsa una acción, más que con sus resultados o consecuencias. 

Desde la perspectiva filosófica, la intencionalidad se define como la conexión entre la conciencia y el mundo exterior, lo que implica que la actividad mental está orientada hacia un objeto específico. Esta relación sugiere que la intencionalidad no es solo un concepto abstracto, sino que está intrínsecamente ligada a cómo percibimos y nos relacionamos con nuestro entorno. En este sentido, las palabras «Intento» e «Intentar» en el contexto occidental se refieren al esfuerzo y a los pasos que se toman para alcanzar un objetivo, aunque sin la garantía de éxito. 

“La Intención” es lo que permite al practicante de Kyusho demostrar una enorme fuerza aparente cuando solo estamos “tocando” algunos puntos 

Sin embargo, en el ámbito de las artes marciales, los términos «Intención», «Intento» e «Intentar» adquieren un significado más profundo y matizado, que se aleja de la interpretación convencional del pensamiento occidental. En este contexto, la «Intención» no solo implica un deseo o un objetivo, sino que también se relaciona con la energía y la concentración que se canalizan hacia la acción. Así, la práctica marcial enfatiza la importancia de la intención consciente y deliberada, donde cada movimiento está impregnado de un propósito claro, lo que transforma la acción en una manifestación de la voluntad y la disciplina. 

A pesar de mi formación y experiencia en artes marciales, los eventos de 2005 no me brindaron los resultados esperados, especialmente al intentar activar los Kyusho o al buscar un K.O. (Knock Out). Mi frustración por la falta de éxito llegó a tal punto que comencé a descuidar la seguridad de mi Uke, mi compañero de entrenamiento. En un momento de descontrol, le propiné un par de golpes Shuto-uchi, aplicando más fuerza de la que debería y acompañándolo con un fuerte Kiai, un grito característico de combate. Recuerdo vívidamente cómo mi Uke retrocedió, sintiendo dolor, aunque manteniendo la conciencia de lo que sucedía. A pesar de que solo logré causarle una lesión superficial, no obtuve el efecto deseado en los puntos de presión. 

En medio de esta situación, el Dr. Sergio Espejo, quien se encontraba detrás de mí, intervino de manera sutil. Me apartó ligeramente y, con una voz calmada, volvió a mencionar la importancia de «La Intención». Con un gesto preciso, utilizó sus dedos índice y cordial para tocar suavemente a mi Uke en el mismo punto que yo había intentado activar. La diferencia en su técnica fue evidente, ya que, en un instante, mi compañero se desvaneció en la lona, dejando a todos los presentes atónitos. No podía creer lo que había presenciado; la efectividad de su acción contrastaba drásticamente con mis intentos fallidos. 

Este episodio no solo me enseñó sobre la importancia de la técnica y la intención en las artes marciales, sino que también me hizo reflexionar sobre la responsabilidad que conlleva el entrenamiento. La fuerza física, aunque puede ser impresionante, no siempre es la clave para lograr un resultado efectivo en situaciones de combate. La experiencia del Dr. Espejo me recordó que la precisión y el control son fundamentales, y que el verdadero arte marcial va más allá de la mera fuerza. Este aprendizaje se convirtió en un pilar en mi desarrollo como artista marcial, guiándome hacia un enfoque más consciente y respetuoso en mis prácticas futuras. 

La Intención en el Kyusho 

La intención se puede entender como un objetivo, un propósito o la voluntad que una persona tiene al contemplar o planear una acción. Se refiere a una idea que se busca alcanzar mediante un comportamiento específico, así como a un enunciado o acción que trasciende lo que es evidente. Este término se utiliza para describir la determinación que una persona manifiesta hacia la consecución de un fin determinado. En el contexto del Kyusho-jutsu, la intención se interpreta como el nivel de compromiso que se otorga a una acción con el objetivo de lograr un resultado efectivo. 

La intención está intrínsecamente relacionada con la actividad mental, ya que implica una conexión con un objeto, entidad o meta específica. Esta noción se origina del concepto de Mokuteki 目的, que se traduce como propósito y se considera una fuerza universal. En este sentido, el Guerrero tiene la capacidad de invocar el Mokuteki a través de su intención, lo que le permite trazar un camino hacia el Jitsugen 実現, que significa realización. Este proceso sugiere que los guerreros son capaces de alcanzar lo que se proponen, gracias a la claridad y determinación de su intención. 

La Intención se presenta como un concepto opuesto a las restricciones o resistencias del ego, conocidas como Teisei 抵制. Estas restricciones son las convicciones que ejercen un poder persuasivo sobre nosotros, así como las creencias que albergamos en relación con nuestro ego. Estas creencias generan una interferencia interna que nos impide percibir claramente nuestra conexión con La Intención. Entre las creencias más comunes que alimentan esta interferencia se encuentran afirmaciones como: «Soy lo que poseo», lo que implica que nuestra identidad se ve determinada por nuestras posesiones; «Soy lo que hago», sugiriendo que nuestras acciones y logros son los que nos definen; y «Soy lo que los demás piensan de mí», lo que indica que nuestra reputación se convierte en un factor definitorio de nuestra identidad. 

El Ego limita y encadena a “La Intención” 

Además, la noción de separación juega un papel crucial en la forma en que nos percibimos a nosotros mismos y a nuestro entorno. La creencia de que estamos separados de los demás se manifiesta en la idea de que nuestro cuerpo nos define como individuos únicos. Esta percepción de individualidad puede llevarnos a sentir que estamos desconectados de todo lo que no funciona en nuestras vidas, creando una sensación de aislamiento en relación con nuestros deseos y aspiraciones. Esta desconexión se traduce en una visión limitada de nuestra existencia, donde el espacio vital se siente como un ámbito separado de nuestras verdaderas intenciones y anhelos. 

Por último, es importante destacar que la separación también se extiende a nuestras creencias, las cuales pueden influir en nuestra vida de manera significativa. La dependencia de la evaluación de nuestros méritos por parte de estas creencias puede llevarnos a una existencia condicionada, donde nuestras acciones y decisiones están dictadas por un marco de referencia externo. Esta dinámica refuerza la idea de que nuestra vida está sujeta a la validación de nuestras creencias, lo que a su vez perpetúa la desconexión con La Intención. Reconocer y desafiar estas creencias limitantes es un paso fundamental para restablecer la conexión con nuestra verdadera esencia y con La Intención que nos guía. 

“El Intento” (el cual es el llamado del Mokuteki y la raíz profunda de la Intención), o la esfera volitiva en el sujeto, se puede entender como una energía fundamental que permea el universo, pero que no se encuentra al servicio de deseos triviales o de las banalidades de la vida cotidiana. Esta fuerza no está al alcance del ego, ni de la ignorancia o la necedad humana. Es esencial visualizarlo como una corriente invisible que influye en todo lo que nos rodea; aunque no constituye una condición de existencia, actúa como una llave que nos permite acceder a dimensiones más profundas de la realidad. Los «no-haceres» son elementos que pueden interrumpir este intento, ya que representan obstáculos en el flujo de esta energía vital. 

El Intento no está al alcance del ego, ni de la ignorancia o la necedad humana. 

“El Intento” se manifiesta como un proceso dinámico, una corriente de energía que puede ser detenida o redirigida según nuestras decisiones y acciones. La forma más sencilla y directa de expresar este intento es verbalizándolo, invocándolo para llevar a cabo acciones que se relacionan con el ámbito del Espíritu y lo abstracto. En este sentido, el intento se convierte en una sintonía entre nuestra atención y la conciencia cósmica, un alineamiento que nos permite conectar con realidades más elevadas. Sin embargo, es necesario tener el valor de intentar esta conexión de manera deliberada, ya que una vez que se logra, las posibilidades se amplían de manera exponencial. 

Cuando “El Intento” se fusiona con la figura del Guerrero, se transforma en una fuerza pura que los sabios han denominado «Voluntad». Esta fusión no solo potencia “El Intento”, sino que también lo eleva a un nivel de efectividad y claridad que permite al individuo actuar con determinación y propósito. La Voluntad, en este contexto, se convierte en un motor que impulsa al sujeto hacia la realización de sus objetivos más elevados, facilitando un camino hacia la trascendencia y el autoconocimiento. Así, “El intento” y la Voluntad se entrelazan, creando un espacio donde lo posible se expande y se manifiesta en la realidad. 

Como lograr La Intención 

En este contexto, el término «Intentar» trasciende la simple noción de «tratar de hacer», ya que se refiere a la acción concreta de «El Intento», que se origina de «La Intención». Este proceso implica invocar el Mokuteki, lo que permite la creación de una realidad tangible en todos los niveles de existencia, manifestando así la Voluntad del Guerrero. Para alcanzar este objetivo, es fundamental establecer una coherencia entre el cuerpo, la mente y las emociones. Esta coherencia se traduce en una alineación entre lo que se piensa, se siente y se hace, lo que a su vez facilita una mayor conciencia de lo que nos rodea y de nuestras propias emociones, evitando caer en las Teisei; este proceso es lo que se conoce como disciplina. 

Para acceder al Intento se requiere disciplina, paciencia, conexión y entrega 

El siguiente paso en este camino es la integración de la sabiduría con la disciplina, lo que a su vez cultiva la paciencia. Esta combinación es esencial, ya que permite armonizar la coherencia interna y, al mismo tiempo, distanciarse de las emociones que pueden interferir con nuestras intenciones. La sabiduría actúa como un faro que guía nuestras acciones, mientras que la disciplina proporciona la estructura necesaria para mantenernos enfocados en nuestros objetivos. Así, se crea un espacio propicio para que las intenciones se materialicen sin las distracciones que a menudo surgen de un estado emocional inestable. 

El tercer paso implica una profunda conexión con el proceso que se está experimentando, lo que fomenta una mayor comprensión y aceptación de cada etapa del camino. Esta comunión con el proceso es vital, ya que permite al individuo reconocer el valor de cada experiencia, ya sea positiva o negativa. Finalmente, el cuarto y último paso es la entrega total a la acción del Intento. Esta entrega no solo implica un compromiso con la acción, sino también una disposición a dejarse llevar por el flujo de la vida, confiando en que cada intento es un paso hacia la realización de nuestras intenciones más profundas. 

La Intención no se puede definir como un simple pensamiento, un objeto tangible o un mero deseo. En realidad, la Intención es la esencia que permite a un Guerrero alcanzar la victoria incluso cuando su mente le susurra que todo está perdido. Esta fuerza actúa con determinación, incluso en momentos en que el Guerrero se siente rendido. La Intención es lo que le confiere invulnerabilidad, poder y capacidad de influencia. En el vasto universo, todo lo que existe es el resultado de una Intención. 

La Intención se manifiesta como una poderosa fuerza que establece una conexión entre la conciencia y el entorno que nos rodea. Es esa parte interna que nos impulsa a afirmar: «voy a lograr que esto suceda». Sin embargo, para que esta fuerza sea verdaderamente efectiva, debe estar acompañada de un propósito (Mokuteki) claro y definido. Además, su realización se lleva a cabo a través de un proceso cíclico que se conoce como Sanmitsu 三密, que se traduce como los Tres Secretos. 

Sanmitsu los Tres Secretos 

Este proceso de Sanmitsu implica tres etapas fundamentales que permiten que la Intención se materialice de manera efectiva. Cada una de estas etapas es crucial para transformar la Intención en acción concreta, asegurando que el propósito se cumpla de manera armoniosa y efectiva. Así, la Intención se convierte en un motor que no solo guía al Guerrero en su camino, sino que también establece un vínculo profundo con el universo, permitiendo que sus deseos y aspiraciones se conviertan en realidad. 

La activación de la voluntad personal en el ámbito de la realidad, conocido en japonés como La Realización o Jitsugen, se fundamenta en la interrelación entre el Shitau 思(Pensamiento), Gen 言 (la palabra) y Do 動 (el hecho). Es esencial que estas tres dimensiones se encuentren en un estado de armonía, ya que el poder que surge de este equilibrio se denomina Sanmitsu. En términos simples, el Sanmitsu representa un método para transformar el pensamiento en una manifestación tangible en el mundo físico. Aunque inicialmente podemos percibir el pensamiento, la palabra y la acción como elementos distintos, en su esencia son una única entidad que se manifiesta de diversas maneras. 

El Sanmitsu se puede entender como la metodología que guía “La Intención”, actuando como “El Intento” puro que permite a los individuos canalizar sus deseos y aspiraciones hacia la realidad. Para llevar a cabo este proceso de manera efectiva, es fundamental recibir una instrucción adecuada que proporcione las herramientas necesarias para su implementación. Esta enseñanza no solo se limita a un ámbito específico, sino que tiene el potencial de provocar un cambio significativo en la mentalidad del Guerrero, impactando de manera positiva en todos los aspectos de su vida, más allá de la lucha o la defensa personal. 

Al integrar el Sanmitsu en la vida cotidiana, los individuos pueden experimentar una transformación profunda que les permite alinear sus pensamientos, palabras y acciones de manera coherente. Este alineamiento no solo facilita la manifestación de sus intenciones, sino que también promueve un sentido de propósito y dirección en su existencia. Así, la práctica del Sanmitsu se convierte en una herramienta poderosa para aquellos que buscan no solo mejorar sus habilidades en el combate, sino también alcanzar un estado de plenitud y realización personal en todos los ámbitos de su vida. 

La Intención en las Artes Marciales 

El Kyusho-jutsu fue el contexto en el que descubrí el significado y la aplicación de «La Intención». Sin embargo, es importante señalar que este concepto está presente en todas las artes marciales tradicionales. A menudo, al igual que sucede con otros aspectos de la vida, no nos percatamos de su existencia hasta que se convierte en una necesidad. En la lengua japonesa, este concepto se expresa a través de diversas palabras, tales como Ishi, Ito, Shi, I, Iki y Shoshi. 

Ubicar los puntos Kyusho es importante, pero no tienen efecto sin “La Intención” 

A lo largo del tiempo, varios instructores de distintas disciplinas marciales han utilizado diferentes términos para referirse a este concepto. Cada uno de estos términos puede ofrecer una perspectiva única sobre la naturaleza de «La Intención», lo que enriquece nuestra comprensión de su aplicación en la práctica marcial. Por lo tanto, es fundamental explorar estas variaciones lingüísticas y su significado en el contexto del Kyusho-jutsu. 

En este análisis, nos proponemos identificar cuál es la denominación más adecuada para referirnos a «La Intención» dentro del ámbito del Kyusho-jutsu. Al hacerlo, no solo profundizaremos en la terminología, sino que también buscaremos entender cómo cada término puede influir en la práctica y en la enseñanza de esta disciplina. Este enfoque nos permitirá apreciar la riqueza del lenguaje y su relación con la filosofía marcial, así como su impacto en el desarrollo personal de los practicantes. 

La primera palabra que vamos a examinar es Ito 意図, que se traduce como «intención de cifra». Esta palabra está formada por dos caracteres kanji: «意», que se interpreta como intención o voluntad, y «図», que se refiere a cifra o cantidad. De este modo, Ito implica el esfuerzo de realizar una acción repetidamente hasta alcanzar el objetivo deseado. Sin embargo, este concepto no se alinea con la noción de intención que se utiliza en el Kyusho-jutsu, donde el enfoque está en alcanzar Kanpeki 完璧, que significa «la perfección», a través de una única acción. 

La Voluntad Personal esta presente en “El Intento” 

En el contexto del entrenamiento, Ito representa el proceso mediante el cual los practicantes trabajan para sincronizar su “Voluntad” con “El Intento”. Este proceso es fundamental para el desarrollo de habilidades en artes marciales, ya que implica una serie de repeticiones y ajustes que permiten al individuo mejorar su técnica y precisión. A través de la práctica constante, se busca no solo la repetición de movimientos, sino también la integración de la intención en cada acción, lo que resulta en un avance significativo en la maestría de la disciplina. 

Por lo tanto, aunque Ito se centra en la repetición y el esfuerzo continuo, es esencial entender que en el ámbito del Kyusho-jutsu, “La Intención” debe ser más refinada y precisa. La búsqueda de la perfección en una sola acción requiere un nivel de concentración y control que trasciende la mera repetición. Así, el concepto de Ito se convierte en una etapa en el camino hacia la comprensión más profunda de “La Intención” en la práctica marcial, donde cada movimiento se ejecuta con un propósito claro y definido. 

La palabra que se presenta a continuación es Shi 試, que se refiere a la acción de llevar a cabo el Sanmitsu, que abarca el pensamiento, la palabra y el hecho en un proceso de alineación. Cuando estos elementos logran una armonía efectiva, se denomina Shi No Jitsugen 試の実現, que se traduce como «La Realización de las Intenciones». Este concepto se transforma en Ishi 意思, que significa «El Intento». Es importante destacar que el término Ishi está formado por dos kanjis: «意», que representa la Intención, y «思», que se traduce como Pensar o Voluntad. Por lo tanto, Ishi puede interpretarse como «La Intención del Pensamiento», que es lo que hemos estado definiendo como «El Intento». 

La siguiente palabra es Shoshi 嘗試 (Ensayo), que se relaciona con los caracteres Kanji «嘗», que se traduce como «una sola vez», y «試», que significa «intentar». Esta combinación puede interpretarse como «intentar una vez» o «ensayo y error». Esta terminología resulta más apropiada en el contexto del lenguaje cotidiano utilizado en la práctica de las artes marciales, especialmente en lo que respecta a su dimensión física y técnica. 

En el ámbito de las artes marciales, el concepto de Shoshi enfatiza la importancia de la repetición y la experimentación en el aprendizaje de técnicas. A través de la práctica constante, los estudiantes se enfrentan a desafíos que les permiten perfeccionar sus habilidades y corregir errores. Este enfoque de ensayo y error es fundamental para el desarrollo de la destreza y la confianza en el combate, ya que cada intento brinda la oportunidad de aprender y mejorar. 

Las dos últimas palabras que vamos a examinar están profundamente interrelacionadas y son fundamentales en la práctica del Kyusho. Estas son I 意 (Yi en chino) e Iki 意気 (Yiqi en chino). El carácter kanji «意» se traduce como «La Intención», mientras que «気» representa conceptos como aire, energía, poder y espíritu. Por lo tanto, I 意 se puede entender como «La Intención», que encarna la fuerza que impulsa al Mokuteki (Propósito) en su forma más pura y abstracta. En contraste, Iki 意気 se refiere a la energía espiritual que se manifiesta en las técnicas marciales, generando una energía auténtica que está impregnada de espíritu, emoción y pasión. Este concepto también se relaciona con el entusiasmo por el Mui 無為, que se traduce como «Hacer sin Hacer» o «Wu Wei» en chino. 

El significado de Iki abarca la respiración, el espíritu y la energía, todos ellos en un estado de armonía. Para los practicantes de Kyusho-jutsu, es crucial recordar que la fuerza de La Intención (Iki) juega un papel determinante en los resultados que buscamos alcanzar. Superar y trascender nuestras propias resistencias nos permitirá percibir el mundo de manera coherente con nuestra intención. Es importante tener presente que la práctica de I o Iki no se trata simplemente de ejecutar los golpes más fuertes, rápidos o intensos; más bien, implica establecer una conexión con la energía universal y convocar al propósito a través de la Voluntad Personal. 

El autor con el Maestro Jim Corn en la ciudad de México en el año 2016 

Esta conexión debe estar acompañada de la firme convicción de que nuestra llamada será escuchada y se transformará en una realidad tangible. La creencia en esta capacidad de manifestación es, en sí misma, un poder significativo. Al integrar estos conceptos en nuestra práctica, no solo mejoramos nuestras habilidades marciales, sino que también cultivamos una comprensión más profunda de nosotros mismos y de nuestro entorno. Así, la práctica del Kyusho se convierte en un camino hacia la realización personal y espiritual, donde la intención y la energía se entrelazan para crear un impacto significativo en nuestras vidas. 

Por José Alberto Cruz Becerra 

(extracto del libro Kyusho-Jutsu del mismo autor) 

5º Dan Okinawa Hakutsuru-Ken 

5º Duan Baihequan Gongfu 

4º. Dan Dento Shito-ryu 

Instructor de Kyusho-jutsu 

Instructor Policial 

Alberto Cruz

Author: Alberto Cruz

Share This Post On

Submit a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.