Realiza una kata y mírate en un espejo o fílmate. ¿Qué ves? ¿Quién eres? ¿Qué concepto tienes de ti? ¿Pones tu atención en los errores?, quizás, ¿te ves imponente?, o todo lo contrario, ¿muy mal? ¿Te sientes satisfecho de tu actuación o aparece una sensación de frustración? Seguro que hay una voz interna que ha empezado a darte alguna información acerca de ti mismo. Esa VOZ es una gran oportunidad para entrenar la conciencia de uno mismo. La kata realizada con estas observaciones se transforma en una herramienta formidable para desarrollar lo que denominamos AUTO CONCEPTO.
Para saber quienes somos utilizamos tres aspecto de la personalidad: AUTOCONOCIMIENTO, AUTOESTIMA Y AUTORREALIZACIÓN, la interacción de estas tres dimensiones acaba formando el AUTOCONCEPTO.
AUTOCONOCIMIENTO: Mientras realizamos una kata recibimos una información que observada mentalmente nos informa acerca de nuestros puntos débiles o fuertes; equilibrio o desequilibrio; coordinación o descordinación, etc. Esto es la forma simple de realizarla, es decir, atendiendo solamente a la parte física. Pero, si al acabar observamos qué hemos pensado y sentido durante la realización de las técnicas, entonces entramos en otra dimensión: LA KATA CONSCIENTE.
Podemos identificar qué emoción hemos sentido durante y después de una actuación (cada kata encierra una información diferente): alegría, tristeza, rechazo, miedo, enfado, sorpresa. Las formas pasan de ser simples movimientos físicos a una forma de meditación dinámica relacionada con la ética y la moral, (ken zen itchi: “el karate y el zen son unidad”). Estos son los fundamentos que enseñaba el maestro Funakoshi y que transformaron el “SU” por el DO. El KATA es un MAGNÍFICO vehículo que nos transporta hacia el AUTOCONOCIMIENTO.
“Vence en 1000 batallas, no habrás vencido ninguna si no te has vencido a ti mismo”.
NOS HACEMOS CONSCIENTES DE NUESTRO SER POR MEDIO DE LAS KATAS.
Continuará artículo 2º: Autorrealización y kata-do
Foto: Ken Witherow
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