El té es una bebida muy común en Japón. Esta infusión tiene su lugar en todas las culturas de Asia y cuenta con varías leyendas de cómo se descubrió. Al ser leyendas, por supuesto, siempre tienen que ver con sucesos increíbles que se escapan demasiado de la realidad. Pero a pesar de eso, hay algo que tienen en común la mayoría de ellas; el tema de la salud.
El té siempre fue descrito como una infusión saludable, buena para el organismo y con un sabor agradable. Tanto en Japón como en China y muchos otros países de Asia siempre lo han reseñado como una bebida con propiedades medicinales.
En lo personal me gusta mucho el té que se toma por aquellos lados, mucho más que el clásico té negro que usualmente tomamos en nuestros países. Y también me gustan las leyendas orientales, esas historias ficticias que casi nunca se sabe quien las inventó, pero que siempre dejan que pensar y hasta dan ganas de creerlas. A continuación te contaré una de ellas.
Una leyenda china sobre el origen del té
Una de las leyendas sobre el origen del té que más me gustan es la Shennong (神農), también conocido como “El granjero divino”. Según la tradición China, fue un emperador especialista en la agricultura y precursor de la medicina tradicional.
Cuenta la leyenda que este emperador solía preocuparse por tener un vasto conocimiento sobre las plantas medicinales, por lo que se propuso probar cientos de plantas de especies distintas para comprender las propiedades de cada una de ellas.
Por supuesto, no todas las plantas eran buenas, así que tuvo la mala suerte de probar también plantas venenosas. Intoxicado por el efecto de estas plantas cayó rendido cerca de un extraño arbusto que olvidó catar.
De ese arbusto se desprendieron unas cuantas hojas que cayeron cerca de su boca, y cautivado por el aroma de estas, las masticó. Al instante Shennong comenzó a sentirse bien y podía observar como las propiedades de esas hojas eliminaban la toxicidad de las plantas venenosas. El podía observar los valores medicinales de las plantas gracias a su estomago transparente. Según esta vieja leyenda, esas hojas que le habían salvado la vida eran hojas de té.
El té en Japón
En el caso de Japón, la variedad más popular es el té verde. De hecho este es un clásico para la digestión después de las comidas y apara acompañar dulces típicos.
Se dice que el té llegó a Japón durante el periodo Heian (794 a 1185) de la mano de los monjes japoneses que trajeron semillas desde China para luego comenzar el cultivo en el país nipón. Aunque al principio era una bebida más bien considerada como una medicina, y consumida por las clases más privilegiadas.
Muchos aficionados al té, como el reconocido monje zen Myōan Eisai (明菴栄西) han realizado escritos sobre las propiedades de este y además sobre el bienestar “espiritual” que causaba en las personas que lo bebían.
Cuando emergió la cultura del té Japón, también nació la sofisticada y famosa ceremonia del té. Se desarrolló a partir de la costumbre de los monjes, de compartir el té entre un grupo de personas creando así un ambiente de armonía. Es toda una disciplina que se tarda años en dominar, y hoy forma parte de las tradiciones que más conocemos de Japón en occidente.
En la actualidad Japón produce una infinidad de productos elaborados con té. Como bebidas, dulces y hasta snacks de té verde. Incluso en épocas de verano se puede disfrutar de un té verde fresco en botella, que se puede conseguir rápidamente en las máquinas expendedoras.
Por lo tanto y sin duda alguna, los japoneses adoptaron al té como algo tan típico de su país, que ya no solo es una bebida para refrescar la mente, sino un símbolo cultural importante, que con el tiempo y a través de una larga historia fue pasando a estar presente en el día a día y al alcance de todos.
Fuente: mirandohaciajapon.com
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