Una cosa, por muchas veces que se repita, no se convierte en verdad si no lo es per se.
Recuerdo haber oído a mi Sifu contar anécdotas sobre duelos y peleas en China, y si estudiamos la historia nos daremos cuenta de que eran bastante frecuentes.
Los buenos boxeadores, si analizamos la Historia del Yiquan o Xingyi, o del Pakua, que caminaron juntos a partir de un duelo entre Maestros de ambos Estilos de Quanfa, veremos que, con frecuencia, se convertían en guardaespaldas o escoltas para proteger las caravanas de los bandidos. De hecho, el de más habilidad se convertía en el abanderado o Piao chih que iba al frente de la caravana.
El Quanfa, la habilidad en el, lo que se llama tener Kung-fu en China, era algo muy cotizado y, como en el Oeste americano hubo boxeadores que protagonizaron numerosos duelos a muerte. No recuerdo exactamente ahora el nombre del Maestro de Xingyi (Ma hshue Li ?) que fue como el Miyamoto Musashi de China, solo que a mano desnuda, y ganó también como 40 o 50 duelos a muerte. Robert Smith habla de él en uno de sus libros.
Así es que la habilidad en el Quanfa era tener poder y, en muchos casos, riqueza.
Las competiciones de Leitai o plataforma eran muy importantes y los boxeadores querían poner a prueba su habilidad y ganar fama. Seguro que también hubo excepciones a ésto, pero no muchas.
En Okinawa pasaba tres cuartos de lo mismo, y todos los Grandes, de una u otra forma tuvieron duelos y peleas, algunas con resultados terribles. No hay más que leer a Nagamine para saber sobre ello.
Ankichi Arakaki solía ir con Chotoku Kyan a casas de lenocinio, y en no pocas veces la cosa terminó, con mucho sake y awamori por el medio, a torta limpia.
Se habla de que Arakaki, que era un experto del tsumasaki geri, le propinó a un sumotori llamado Matsuda uno en el vientre, y que este murió a consecuencia de la patada de Arakaki.
Mas tarde el propio Ankichi Arakaki murió de las heridas recibidas en un duelo con Nago no Agarie, seudónimo por el que se conocía a Soko Kishimoto, quien tenía por norma aprender a base de Kakedameshi.
Yabu tuvo unos cuantos duelos, uno de ellos con Chokki Motobu, lo mismo Hanashiro, Matsumura o el propio Itosu.
Lo ha explicado muy bien Richard Kim en su The weaponless warriors.
En el caso concreto de Chokki Motobu, pese a pertenecer a la Familia Real de Ryukyu, era un broncas.
Hay pocas excepciones en este aspecto, y una de ellas es Gichin Funakoshi que era un junzi, el ideal confuciano del Caballero, un hombre de un intachable valor moral y un comportamiento ejemplar.
De Mabuni se sabe que tuvo encontronazos con gamberros y bandidos, pero en su función de policía, no en duelos que el provocara o participara.
Quiero con ésto decir que nuestros Ancestros marciales eran hijos de su tiempo, y habitualmente guerreros, o guerreros devenidos en campesinos por un auténtico cataclismo, que debió provocar no pocas angustias y desasosiego. Si lo juzgasemos con los parámetros de nuestra época, impensable,y solo comprensible para nosotros si pensáramos en una revolución a través de la cual la capa más importante de la sociedad quedó, literalmente, al pairo, sin trabajo, ni estipendio, ni sustento.
Y no podemos juzgar a nadie sin calzarnos sus zapatos y caminar su Camino.
Es habitual de nuestros tiempos, y una auténtica necedad, juzgar el pasado con los ojos y valores del presente.
Ahora todo el mundo mira hacia Okinawa, y desprecia el Karate al que despectivamente ponen el marchamo de «japonés». Sin embargo, culturalmente hablando, el Japón, el Butokukai, y no se nos olvide que, en gran parte gracias a Konishi Yasuhiro y a Jigoro Kano, fue quien le otorgó al Karate su verdadera dimensión cultural y filosófica.El Do.
La tradición japonesa del Budo es la de un sincretismo religioso y filosófico que sintetizo una serie de valores, realmente humanos, y los aplicó al Arte de la Guerra convirtiendo el culto a la muerte típico del samurai japonés, en un auténtico Camino de Vida, en un Shugyo o Camino de la ascesis.
China, y su riqueza mítica en filosofía, medicina, y artes marciales, fue la inspiradora y la impulsora del Karate de Okinawa, pero el actual Karate, los valores del Budo que tan a menudo evocamos, son, no tengáis ninguna duda sobre ello, valores japoneses.
Estudiar la Historia es aprender a comprender la esencia, el Myo, de lo que hemos heredado, los filtros por los que ha pasado, y a respetar enormemente lo que hemos recibido valorandolo en su justa medida.
Todos y cada uno de los eslabones de la cadena de transmisión nos hablan, si queremos escucharlos, pero para ello no vale sólo escuchar una parte, sino analizar todo el contexto.
Idealizar lo anterior, pensando con parámetros cuasi religiosos de hoy en día las cosas, no es la mejor manera de entenderlo. Falsificar la Historia a conveniencia, o simplificarla, tampoco.
Hemos recibido una versión idealizada del cuento, y ya va siendo hora de que nos desprendamos de esa idealización, y nos centremos en la realidad.
El Karate es como un cajón, o baúl, donde se guardan las cosas, y es cada uno, per se, sin protección oficial o colectiva, el que ha de rebuscar en ese baúl hasta encontrar lo que ha ido a buscar en el.
Todas las opciones, si están presididas por la sinceridad, y no por la conveniencia, son válidas, porque son personales e intransferibles, y habrían de ser respetadas y respetables. Yo no me atrevo a juzgar la elección de otros, solo la mía.
La conveniencia, aunque sea un valor legítimo, es la que distorsiona todo. Algunos critican lo que hacen otros, pura y simplemente porque invaden el espacio comercial que se han construido, y aunque eso sea legítimo, y la lucha por los propios garbanzos lo es, desde luego no es muy ético.
Por eso respeto que cada uno encuentre en el Karate lo que vaya a buscar en el, me podrá gustar más o menos, y, según mis creencias podré pensar si está acertado o equivocado, pero según mis creencias, otro puede tener otras distintas a las mías y pensar que el equivocado soy yo. Quiero decir con esto que, no porque una mayoría lo diga, o viceversa, los demás están equivocados.
Es, y eso lo tengo muy claro, una elección personal el Camino a transitar y, especialmente, el equipaje a portar y los compañeros en el viaje. Pero, en síntesis, lo verdaderamente importante y enriquecedor, es el propio Viaje.
Foto: okinawadojo
2 febrero, 2019
Gracias por el artículo. Resulta más que recomendable, de vez en cuando, recordar de dónde se viene, dónde se está y, así, cogiendo aire, pensar hacia dónde nos dirigimos.