UN PASEO POR LA HISTORIA ALTERNATIVA DEL KARATE.
Séptima parte y ULTIMA. El karate postmoderno, tras la pérdida del TEGUMI.
El precio que pagó el KARATE por su falsificación masiva de la realidad, fue la nube de sinsentido y sin horizontes de superación, que vivió durante la primera mitad del S.XX.
Sin embargo, el karate fue aflorando poco a poco de la aridez, con la rienda suelta hacia puntos de vista más modernos.
Es irónicamente en esa MODERNIDAD, donde el término “TRADICIONAL” se comienza a utilizar para referirse a la herencia ahora regresiva y sin remanentes de su predecesor. Así es como, siendo fieles al “dime de lo que presumes y te diré de lo que careces”, es lícito arguir que, con tan manida denominación (tradicional) se pretende dar visos de reliquia antigua, a lo que es de muy reciente creación. Pues bien, si damos por sentado que los lindes de la ORTODOXIA TRADICIONAL, y los del KATA-DEPORTIVO incipiente defendido en el mismo Japón y después en Occidente, son difusos; seremos conscientes de tan estúpido como clamoroso deseo de diferenciación (entre kata de competición y kata tradicional). En un terreno paralelo, el propio “mulá” del karate TRADICIONAL M. Nakayama, inspirado por maestros de la talla de K. Mabuni y H.Otsuka, pronto se dispone a explorar en nuevos entornos de combate libre con fuertes tendencias deportivas.
Al final del la década de los 30, varios maestros coetáneos en condiciones de estrechez, son impulsores del combate libre. Pero parece ser M. Nakayama, bajo medios mas propicios, es quien oficializa por fin el JIYU-KUMITE (combate libre) tomando como raíz el minimalista JIYU-IPPON-KUMITE, unido al fuerte aroma de la “danza de los señores” de Okinawa (que he mencionado en la cuarta parte), mezclado con ideas del kendo, y a través del cristal de los métodos pugilísticos Occidentales. Esta mezcla sabia y hermosa, es la guinda del pastel que pasa a ser, en verdad, lo mejor de todo el pastel actual. En gran medida porque ilustra de modo muy gráfico nuestro pragmatismo Occidental, y por extensión cierta similitud de ambas culturas: desde que también se ponen los pantalones como nosotros, una pierna cada vez; hasta que, el objetivo final y último de la mayoría ¡también es ganar una competición!
Este camino, propiciará la emergencia a los superlativos SHIAI-KUMITE (combate deportivo) y KYOGI-KUMITE (combate de competición) que pronto conduce al afinamiento y optimización del karate Occidental de combate, hacia una sofisticación técnica y estratégica sin parangón.
Y, para completar el panorama es obligado poner de relieve que, lo que por fin cristaliza en los círculos oficiales del karate, son dos elementos totalmente divergentes que nos definen:
- El TRADICIONAL «MODERNO» (puesto que no existe un «tradicional» antiguo. Y, que es el germen del kata de competición).
- El «MODERNO» DEPORTIVO DE COMBATE (como verdadero espinazo del karate actual).
Ahora bien, bajo una mirada menos inocente de lo habitual, puede parecer que ambos están tomando caminos dispares y sin conexión entre si. ¡¡¡Pero no se deje engañar!!! es realmente así…El kumite actual, más que el intento de consumación de completar la eficacia de los kata, es el reflejo del anhelo imposible de emulsionar con ellos por carecer de los mismos principios.
Esta «doble moral» en sus principios, ha propiciado en el karate que se pasea por los tatamis, las tendencias mixtas.
Con este último dato, quiero dar a entender que, está surgiendo el tercer elemento que abriga el karate actual.
- EL MIXTO. En donde auténticos virtuosos del arte de “llámame tonto y tírame nueces” intentan la incorporación al karate de azucarillos de otras artes marciales, dispares y las más de las veces incompatibles.
Si se quiere y como resumen, una vez salvado EL KARATE DE LA FASE DE NIHILISMO (desde principios de siglo XX) y pasado EL MODERNISMO «TRADICIONALISTA» fugaz (de mitad y final de siglo XX) se entra de lleno en ese RELATIVISMO del “todo vale”, que sin riesgo a equivocarnos podemos denominar KARATE POST-MODERNO, porque sigue los principios de la post-modernidad: A saber, sin un ónfalo central, bajo puntos de vista subjetivos y multiperspectivistas, y bajo la filosofía del «haz lo que quieras, nadie se enterará». Pero eso es harina de otro costal, en el que no merece la pena entrar para no herir susceptibilidades. Porque así como muchas verdades no se dicen porque no interesan a uno mismo, otras no se dicen porque no interesan a otros.
Llegados al final de este paseo por “la historia alternativa del karate”, comprenderá que, mi interés por la historia no es simplemente histórico. De hecho, no es para nada histórico. Esta retrospectiva que he mostrado, es simple y llanamente una perspectiva para ENTENDER donde estamos. Y, si se quiere, para el re-descubrimiento de cosas ya descubiertas en tiempos pretéritos y olvidadas después. Es salvedad que no importa que, a mí no me han advertido de que el «camino» había que encontrarlo por uno mismo, porque el que te ofrecían ya estaba muy MODIFICADO, CENSURADO y ESQUEMATIZADO…
Y ser verdaderamente consciente, sólo me ha sido posible tras el penoso des-engaño en las impenitentes doctrinas, que durante algún tiempo, no lo voy a negar, me aportaron alegría ilusa de una esperanza, de un camino, que no conducía ya a ningún cielo prometido, sino a la alegría de una esperanza, que era un apaño de la tristeza.
Así es como, MI ALEGRÍA ACTUAL es haber RE-descubierto la maravillosa SENDA PERDIDA del KARATE, que por cierto, aporta todo el sentido y coherencia, CONVIRTIENDO DE ESTE MODO MI SUEÑO EN REALIDAD, Y NO A LA INVERSA.
LA ACTITUD DETERMINA LA APTITUD…Y TAMBIEN DETERMINA LA TECNICA DEL KARATE.
“Erase un hombre torcido que hizo una casa torcida”.
Baste advertir que, con esta expresión deseo aludir a que, existen varios aspectos relacionados con el modo en que usamos nuestro cuerpo, que influyen con inmediatez en como nos sentimos en lo que pensamos y en como realizaremos la técnica correcta.
Según se ha constatado en las teorías psico-somáticas, estar con postura ligeramente encogida en actitud indolente propiciaría que todo lo que hiciésemos a partir de esa actitud postural sería también encogido e indolente. O sea que, si nuestra postura no es la adecuada, el sistema emocional, la expresión técnica y la aptitud en general sufrirán las consecuencias.
Se antoja muy sencillo comprobar esto.
Realice el siguiente experimento mental:
Imagine una señora muy deprimida. Imagínela vívidamente.
¿Cómo piensa que será su postura?
Imagine otra muy alegre.
¿Comos será su postura?
Desde que el mundo es mundo, adoptamos posturas distintas en función de cómo nos sentimos. Y como nos sentimos viene determinado también por la postura.
No habría peor error que estar encogido, el cual viene dado porque el hombre común piensa en comodidad en vez de pensar en virtud.
Por el contrario, una actitud postural más erguida, hace que el cerebro libere endorfinas, que repercuten en la euforia celular y nos hacen sentir mucho mejor la bella prosa de la vida y del karate. Pues bien, en este sentido, uno de los grandes pilares del karate tradicional de tintes japoneses, es la exaltación de una postura que mejora notablemente la propiocepción, el sentimiento y la estética. Así es como ha surgido la costumbre de estructurarse derecho al estilo militar, extremando la rectitud a base de usar los músculos para tal fin. Así es como atirantar el pecho hacia arriba e incluso combar un poco los lumbares, está muy arraigado en el practicante común.
Costumbre bien aceptada para principiantes, durante muchos años, porque el sentido común nos dictaba que era más elegante. Porque mejoraba nuestra emoción respecto de la alicaída. Y porque además, servía para encandilar y dar bombo a una técnica.
Pero ¡basta ya! Es hora de liberar nuestra alma de todo lo que es falso y vano. Es cierto que es mejor estar derechos que doblados, pero no vamos a engatusarnos más con vulgaridades en un KARATE de verdad pero cabeza abajo.
Es cosa de todos advertida que, en primera instancia somos todos crédulos, porque el cerebro funciona así, en cuanto nos enseñan algo, lo primero es darlo todo por cierto. Máxime cuando a la vista y al sentido común le parece e imagina que estar tieso hace sombra a no estarlo.
Tiene su gracia porque con esto quiero llegar a que, incluso un profesional, cuando no distingue lo conveniente de lo inconveniente, piensa que aquello que imagina con más facilidad y que entiende mejor, es más cierto. De ahí que a veces, antepongamos como un principio lo que no es más que una impostura, y se trastueca así el verdadero conocimiento profundo del KARATE. Así es como los valles de la estupidez, se alimentan del extravío de lo esforzado.
Hemos llegado a un punto cenital muy interesante.
Sería un error obstinarse en no reconocer que, muchas costumbres típicas en la trillada senda del señorío tradicional (de principios de S.XX) como la de enderezar la espalda al estilo militar, son una interpretación que sirve para quien todavía tiene poco nivel de entendimiento. Pero hace aguas cuando un profesional lo estudia un poco, o cuando se intenta aplicar el kata al combate.
Sobre el tema tan sublime como desconocido, que deseo abordar (EL EJE CENTRAL) todavía no he dicho nada que merezca la pena, porque debo contextualizar antes de adentrarme en el interesante mirador de una de las cuestiones angulares de mayor importancia que palpita en el corazón del KARATE original, y que celebraré a los cuatro vientos, por escrito y en VIDEO, a niveles inéditos.
Ahora sólo me resta decir que, para mí los tesoros perdidos que explicaré, han sido el bello amanecer de un gran cambio en ricas experiencias.
Aunque… soy consciente que contarlo de poco servirá, porque hoy en día, con tanta hojarasca es fácil perderse, y por extensión, caer en la típica la filosofía de: “si no me deslumbro con brillanteces, me cegaré con clamorosas estupideces” y cuanto más grandes, más creíbles.
CONTINUARÁ.
Fuente:jomayodan.blogspot.com.es
11 octubre, 2019
Hola Felix, original comentario al estilo cervantino sobre el Karate (o algo que se le parece) y con gran acierto. Supongo que al igual que yo ya estás fuera de las estructuras federativas porque de lo contrario ya habrías sido excomulgado. Creo que hace tiempo que ya somos muchos los desencantados sobre este tema, por esto te recomiendo que te hojees, hasta que te canses, los dos volúmenes de Karate Kata y Kumite Evolutivos de Alfonso Riera. Allí me pronuncio sobre este tema con todas las palabras posibles de imaginar, esperando que alguno de estos siglos venideros se cumpla mi sueño mas esperado: un Karate hecho a nuestra medida.