He sido testigo de muchos adoctrinamientos, y sujeto pasivo de ellos en lo político, pero quizá sea en la enseñanza del Karate en donde más los he visto.
He visto a profesores de Karate novatos que venían con una idea monocorde y estricta de lo que era verdadero y de lo que era falso. Y siempre, lo único verdadero, el único Karate eficaz y tecnicamente posible era el del Estilo que ellos practicaban, ciertamente de una forma fanática.
Muchas veces rechazaban el competir con otros, el ponerse a prueba con otros, que al final es lo que significa la palabra japonesa Shiai 試合, esencialmente porque, de esa forma, la superioridad creída y alimentada, jamás puede ponerse a prueba y, de esa forma, puede seguir alimentándose la superchería.
Los antiguos en esto hemos asistido a unos cuantos ejemplos de adoctrinamiento de este tipo, y estoy seguro de que recordarán aquel caso de Barcelona, en el que estando en el tatami esperando nuestro turno de combatir, el alumno de aquel renombrado Maestro que obtuvo su titulación conmigo en el 71, se cuadró ante su Maestro (que les hacía pasar una prueba de resistencia a la corriente eléctrica, según el grado al que aspiraban así era el voltaje…) y con gesto muy serio ( ante el cachondeo general de los que allí estábamos) le preguntó : ¿Maestro, puedo fracturar?…..
Al final resulta que al que se lo bajaron a la primera de cambio fue a el.
También he visto como el «Maestro», con un nivel cultural general bastante mas bajo que alguno de sus alumnos, tenía a estos sometidos a un comportamiento casi servil, incluso fuera del tatami, que los propios alumnos aceptaban encantados.
En 53 años que llevo en esto del Karate, y además habiendo sido el Director de la Escuela Nacional de Preparadores, lo que en su día me tuvo viajando por toda España, he visto de todo, y también recuerdo haber comentado este tipo de casos con Enrique Guerra y otros compañeros, como Carlos Valdés, un día de aquellos, entre viaje y viaje a algún Campeonato de Europa. Cada uno explicó casos que conocía de, como los llamábamos nosotros «come cocos». El caso, para mí incomprensible en un profesional de su categoría, de Fernando Torres Baena no es más que otro ejemplo más de adoctrinamiento indecente.
Yo tuve la enorme suerte de tener a un Maestro como Yasunari Ishimi, que siempre relativizo las diferencias de Estilo, me enseñó que el Karate es realmente uno, con diversas opiniones e interpretaciones, y que, como Ishimi Sensei me dijo siempre : Todos tienen razón en parte, porque lo que les distingue de otros es lo que más han estudiado y probado. Así es que, como me recomendaba Ishimi Sensei, lo ideal es aprender de otros aquello en lo que son buenos y diferentes, aquello que tienen bien estudiado y probado.
Por lo tanto, Ishimi Sensei siempre despertó y alentó en mi el espíritu crítico y el respeto por todas las opiniones fundamentadas de otros, cosa que he hecho a lo largo de mi vida.
No soy consciente, al menos nunca fue mi intención, haber transmitido a mis alumnos otro espíritu que el de tener una opinión amplia y el respeto a los demás Estilos,y la continua investigación y aprendizaje.
En lo único que soy consciente de haberles forzado, es en qué les obligaba a aquellos que querían competir en Kumite a hacerlo también en Kata, y viceversa.
Educar si, instruir sí, adoctrinar no. El adoctrinamiento es monocorde, y sólo presenta una forma unilateral e impuesta de ver las cosas, sin ningún espíritu crítico, sin valorar otras opiniones.
Foto: Stéfan
16 abril, 2020
Muy de acuerdo con lo planteado. La idea de la educación, como herramienta social, es avanzar y unir; y el karate no está ajeno a ello. Cualquier otra forma en que se maneje el karate que no coincida con esa idea, siempre tendrá otro interés específico, que por lo general no es positivo.