Esta pasada semana un gimnasio del madrileño del barrio de Vicálvaro fue denunciado por la Policía Municipal por ofertar, tanto en su establecimiento como a través de las redes sociales, unos cursos de Krav Maga destinados a menores como “la mejor opción contra el bullying”. Al parecer, esta forma de publicidad, que incluía fotografía de niños peleando, puede ser considerada apología de la violencia y contravenir lo dispuesto en la Ley de Garantía de los Derechos de la Infancia y adolescencia en la comunidad de Madrid.
Hasta aquí los hechos. Tratados así, puede parecer que las artes marciales y el acoso escolar no son compatibles, e incluso que es ilegal relacionarlas. Nada más lejos de la realidad. Y tengo muy claro (y no soy el único) que las artes marciales pueden jugar un importante papel en la prevención y resolución de casos de acoso escolar. No solamente como medio para la educación de los jóvenes, inculcándoles unos valores difícilmente compatibles con el acoso. Sino también como una inestimable ayuda a las posibles víctimas. Pero, para entender esto, conviene aclarar ciertos puntos.
Las Artes Marciales no son violentas ni agresivas
Desde la Asociación Madrileña contra el Acoso Escolar (AMACAE) se ha indicado que es lamentable que se produzcan este tipo de iniciativas porque “la violencia no se puede combatir con violencia”.
Quiero pensar que quienes relacionan artes marciales y violencia lo hacen por desconocimiento. Joan Martínez Prieto, delegado para Cataluña de la Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar (AEPAE), ha aprendido tras todos estos años que “la gente cree que las artes marciales son para pegarse. Creen que en artes marciales decimos si te pegan, pega. Hacer técnicas de artes marciales es muy difícil. No enseñamos al niño a pegar una patada, sino a bloquear la patada que le pegan y buscar una salida”.
Como dice Joan Martínez, las artes marciales no te enseñan a pegar: te enseñan a defenderte, que en muchos casos es lo que necesitan esos chicos y chicas. Pero también te enseñan a respetar a los demás, a evitar el conflicto si se puede, y a llegar a la pelea solamente como último recurso. A pesar de todo, saber defenderte, haberte enfrentado a otro aunque sea en el tatami, tener la seguridad de que puedes plantar cara al que quiere abusar… todo esto puede transformarte y darte la confianza necesaria para que el abusón se lo piense.
Los profesionales de diversos campos ajenos a las artes marciales las consideran una herramienta útil contra el acoso escolar
Las artes marciales pueden ser una excelente herramienta para que una posible víctima de acoso se sienta más segura, más confiada, y pueda tratar mejor este tipo de situaciones. Al menos para mí. Y, como estamos comprobando, para muchos profesionales dedicados al trabajo en este campo, también. La Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar (AEPAE) lleva años empleando las artes marciales dentro de sus programas de prevención e intervención, por los que han pasado en torno a 4000 niños y jóvenes españoles. Se basan en el trabajo de tres áreas : la psicoasertividad (desarrollada por un psicólogo), actitud corporal (pedagodo especialista en arte dramático) y autoprotección del espacio personal (instructor de artes marciales).
El psicólogo Miguel del Nogal lleva muchos años trabajando contra el bullying codo con codo con profesores de defensa personal, y nos explicaba que la práctica de artes marciales permite “exponerse a la situación de acoso, pero sabiendo que uno tiene recursos para hacerle frente, lo que se llama la técnica de posición en vivo. Cuando una persona tiene miedo a subir a un avión la terapia es que te montes al avión y notes que estás tenso, pero que eres capaz de manejarlo. No son solo técnicas de defensa personal, sino que le dotamos de recursos de afrontamiento y de autoestima.”.
Por otro lado, si se llega a las manos y no se puede solucionar antes de otra forma… ¿la víctima de bullying no tiene derecho a saber defenderse?
Enrique Pérez, experto artista marcial y responsable del ámbito de la autoprotección dentro de AEPAE, nos hablaba sobre el acoso y nos decía que “primero se producen burlas e insultos. Luego el acoso es psicológico con coacciones, exclusiones e intimidaciones. Y la última barrera en una agresión es la física, y esto crea en el niño inseguridad, miedo… y las artes marciales le dan confianza. El niño tiene derecho a la
legítima defensa y ahora hay muchos gimnasios que
están ofertando clases específicas contra el acoso, por la alarma social. Cuando me preguntan si las
artes marciales son la solución contra el acoso yo digo que no, que son una herramienta más que es necesaria. Pero no es suficiente y no se puede dar la sensación a un niño de que la única solución contra el acoso es emplear técnicas físicas”.
La denuncia no se debe a la enseñaza de artes marciales para luchar contra el “bullying”, sino a la forma de enfocarla y promocionarla
La intervención de la policía probablemente no se deba a la enseñanza de las artes marciales en este ámbito, sino a la forma en que se han promocionado. Enrique Pérez entiende que los Agentes Tutores de la policía, que velan por los menores y son quienes han cursado la denuncia,”tienen también su parte de razón porque si lo
que ofertan es una fotografía de un niño dándole a otro un tortazo, a lo mejor esa imagen no es la correcta, porque se puede interpretar que si alguien te pega una, pégale tú dos“. Aunque viendo la televisión, el cine, los videojuegos, internet… sea difícilmente comprensible que se considere apología de la violencia publicar una foto de niños peleándose ¿no?
También es cierto que los agentes tutores pueden ver en esta iniciativas cierta injerencia profesional, pues su cometido además de la prevención a través de charlas en los centros educativos es detectar posibles casos de acoso e intervenir. Que entidades privadas se sumen a esta tarea es, a priori, positivo. Pero la proliferación de oportunistas que se apuntan al carro de la lucha contra el acoso sin la adecuada preparación puede acarrear ciertos problemas que hay que atajar.
En resumen, las artes marciales no solo pueden emplearse contra el bullying, sino que son claramente un buen medio para combatir el acoso escolar. ¿La clave? La correcta formación y preparación de los profesionales y el enfoque adecuado. Solo así podremos abordar un tema tan delicado y afirmar sin temor a equivocarnos: “sí a las artes marciales, no al acoso escolar”.
Fuente: www.karatekidokan.com
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