Donde mueren los sueños
Fernando Martín Millana- CN-7ºDan Transitamos nuestra vida por un camino pedregoso, nuestros sueños se ven continuamente frenados por un muro detrás de otro, cada cual más alto, más espinoso más infranqueable. No sabemos de donde salen, pero inesperadamente aparecen y nos impiden continuar, sacamos pecho, y si no, los galones o los danes, todo sirve para protegernos, para atravesar supuestamente esos obstáculos e intentar salir airosos y por encima de ellos, a costa de lo que sea y de quien sea. Nuestras elecciones, por que no olvidemos que somos dueños de nuestras elecciones, llegan siempre de la mano del poder y del Ego en cualquiera de sus formas, elegimos la importancia personal, el figurar, el aparentar, aquello que en resumen «no somos». Pero al fin es, en lo que nos convertimos. Siempre puede existir la disculpa, que no deja de ser otra mascara más, (es que la sociedad me ha educado así, los demás quieren lo mejor de mí, mis seguidores desean un líder con carisma…). Al final lo duro sería descubrir que nuestra vida no nos ha pertenecido, sino que a sido de todos los que han transitado a nuestro lado, les hemos dado lo que nos pedían, como lo pedían y cuando lo pedían. ¿y por qué?, sencillamente por miedo. Miedo a no ser queridos, miedo a no ser valorados, miedo a no ser lo que ellos quieren que seamos, miedo a perderlos, miedo, miedo, miedo… Para descubrir al fin, en que lugar murieron nuestros sueños. Foto...
Los ciegos y el elefante
Se hallaba el Buda en el bosque de Jeta, cuando llegaron numerosos ascetas de diferentes escuelas y tendencias filosóficas. Algunos decían: – El mundo es eterno. Eso es lo cierto y todo lo demás es un engaño. Otros aseguraban: – El mundo no es eterno y esta es la única verdad. Unos aseveraban que el mundo es infinito y otros que el mundo es finito. Unos, que el cuerpo y el alma son lo mismo, y otros, que son dos realidades diferentes. Algunos, que el Buda tiene existencia tras la muerte, y otros, que carece de tal. Otros, que el Buda ni existe ni no existe tras la muerte. Y así cada uno de ellos sostenía sus puntos de vista, en la convicción de que los suyos eran los verdaderos y los demás los falsos. Así pasaban su tiempo en cerradas polémicas e incluso llegaban a la indignación y el insulto. Todo ello fue oído y visto por un grupo de monjes, que después le relataron al Bienaventurado lo sucedido. Buda comentó: – Monjes, esos disidentes son ciegos que no ven, que desconocen tanto la verdad como la no verdad, tanto lo real como lo no real. Ignorantes, polemizan y se ensarzan como me habéis relatado. Ahora os contaré un suceso de los tiempos antiguos. Había un rajá que mandó reunir a todos los ciegos que había en Savathi y pidió que les pusieran un elefante. Así se hizo. Se les instó a los ciegos a que tocasen el elefante. Uno tocó la trompa, otro el colmillo, otro la pata, otro la cabeza y así sucesivamente. Después el rajá se dirigió a los ciegos para preguntarles: – ¿Qué os ha parecido el elefante que habéis tocado? – Un elefante se parece a un cacharro Contestaron los que habían tocado la cabeza. – Es como un cesto de aventar -aseguraron los que hubieron palpado la oreja. – Es una reja de arado -sentenciaron los que habían tocado el colmillo. – Es un granero -insistieron los que tocaron el cuerpo. Y así sucesivamente. Y cada uno, empeñado en su creencia, empezaron a discutir y querellarse entre ellos. Foto portada: Daniel...
El guerrero y el estudiante
Un estudiante de artes marciales se aproximó al maestro guerrero con una pregunta. «Quisiera mejorar mi conocimiento de las artes marciales. Además de aprender contigo quisiera aprender con otro maestro para aprender otro estilo. ¿Que piensas de esta idea?» – Sonriendo el guerrero responde – «El cazador que persigue dos conejos», «no atrapa ninguno». Foto portada:Mahir...
Si Dañas, me Dañas
Parvati es una de las diosas más amorosa, benevolente y misericordiosa del panteón hindú. Es la consorte de Shiva y se manifiesta como extraordinariamente compasiva. Cierto día, uno de sus hijos, Kartikeya, hirió a una gata con sus uñas. De regreso a casa, corrió hasta su madre para darle un beso. Pero al aproximarse al bello rostro de la diosa, se dio cuenta de que ésta tenía un arañazo en la mejilla. – Madre – dijo Kartikeya -, hay una herida en tu mejilla. – ¿Qué te ha sucedido? Con sus ojos de noche inmensa y profunda, la amorosa diosa miró a su querido hijo. Era su voz melancólica y dulce cuando explicó: – Se trata de un arañazo hecho con tus uñas. – Pero, madre – se apresuró a decir el joven – – … yo jamás osaría dañarte en lo más mínimo. – No hay ser al que yo ame tanto como a ti, querida madre. Una refrescante sonrisa de aurora se dibujó en los labios de la diosa. – Hijo mío – dijo -, ¿acaso has olvidado que esta mañana arañaste a una gata? – Así fue, madre – repuso Kartikeya. – Pues, hijo mío, ¿es que no sabes ya que nada existe en este mundo excepto yo? – ¿No soy yo misma la creación entera? – Al arañar a esa gata, me estabas arañando a mí misma. Maestro: Al herir, te hieres. A quienquiera que dañes, te dañas a ti mismo. Fuente: 101 cuentos clásicos de la India – Ramiro A. Calle Foto portada: Cesar...
Solo quiero eso..
«Me ha llegado al correo este bonito mensaje de la escritora y periodista Angeles Caso, no se si está publicado en algún médio, si así fuera supongo que como siempre este tipo de artículos se pueden compartir en nuestros blog, por lo que quiero hacer participe del mismo a mis amigos, me siento bastante identificado con su contenido, aunque por mi parte añadiría tambien, el perdón y la compasión». Será porque tres de mis más queridos amigos se han enfrentado inesperadamente estas Navidades a enfermedades gravísimas. O porque, por suerte para mí, mi compañero es un hombre que no posee nada material pero tiene el corazón y la cabeza más sanos que he conocido y cada día aprendo de él algo valioso. O tal vez porque, a estas alturas de mi existencia, he vivido ya las suficientes horas buenas y horas malas como para empezar a colocar las cosas en su sitio. Será, quizá, porque algún bendito ángel de la sabiduría ha pasado por aquí cerca y ha dejado llegar una bocanada de su aliento hasta mí. El caso es que tengo la sensación -al menos la sensación- de que empiezo a entender un poco de qué va esto llamado vida. Casi nada de lo que creemos que es importante me lo parece. Ni el éxito, ni el poder, ni el dinero, más allá de lo imprescindible para vivir con dignidad. Paso de las coronas de laureles y de los halagos sucios. Igual que paso del fango de la envidia, de la maledicencia y el juicio ajeno. Aparto a los quejumbrosos y malhumorados, a los egoístas y ambiciosos que aspiran a reposar en tumbas llenas de honores y cuentas bancarias, sobre las que nadie derramará una sola lágrima en la que quepa una partícula minúscula de pena verdadera. Detesto los coches de lujo que ensucian el mundo, los abrigos de pieles arrancadas de un cuerpo tibio y palpitante, las joyas fabricadas sobre las penalidades de hombres esclavos que padecen en las minas de esmeraldas y de oro a cambio de un pedazo de pan. Rechazo el cinismo de una sociedad que sólo piensa en su propio bienestar y se desentiende del malestar de los otros, a base del cual construye su derroche. Y a los malditos indiferentes que nunca se meten en líos. Señalo con el dedo a los hipócritas que depositan una moneda en las huchas de las misiones pero no comparten la mesa con un inmigrante. A los que te aplauden cuando eres reina y te abandonan cuando te salen pústulas. A los que creen que sólo es importante tener y exhibir en lugar de sentir, pensar y ser. Y ahora, ahora, en...
Sacúdete y sube
Se cuenta de cierto campesino que tenía una mula ya vieja, en un lamentable descuido la mula cayó en un pozo que había en la finca. El campesino oyó los bramidos del animal, y corrió para ver lo que ocurría. Le dio pena ver a su fiel servidora en esa condición , pero después de analizar cuidadosamente la situación , creyó que no había modo de salvar a el pobre animal, y que mas valía sepultarla en el mismo pozo. El campesino llamo a sus vecinos y les conto lo que estaba ocurriendo y los enlisto para que le ayudaran a enterrar la mula en él y de esta forma no continuara sufriendo. Al principio la mula se puso histérica. Pero a medida que el campesino y sus vecinos continuaban paleando tierra sobre sus lomos, una idea vino a su mente. A la mula se le ocurrió que cada vez que una pala de tierra cayera sobre sus lomos ¡ELLA DEBIA SACUDIRSE Y SUBIR SOBRE LA TIERRA!!Esto hizo la mula palazo tras palazo. ¡¡SACUDETE Y SUBE ¡¡sacúdete y sube!! ¡¡Sacúdete y sube!! Repetía la mula para alentarse a sí misma No importaba cuan doloroso fueran los golpes de la tierra y las piedras sobre su lomo o lo tormentoso de la situación , la mula lucho contra el pánico y continuo SACUDIENDOSE Y SUBIENDO.A sus pies se fue elevando de nivel el piso . Los hombres sorprendidos captaron la estrategia de la mula y eso los alentó a continuar paleando .Poco a poco se pudo llegar hasta el punto en que la mula cansada y abatida pudo salir de un brinco de las paredes de aquél pozo. la tierra que parecía que la enterraría , se convirtió en su bendición , todo por la manera en la que ella enfrento la adversidad ¡ASI ES LA VIDA!! Si enfrentamos nuestros problemas y respondemos positivamente y rehusamos dar lugar al pánico, a la amargura y a las lamentaciones de nuestra baja autoestima, las adversidades que vienen a nuestra vida a tratar de enterrarnos ¡¡¡nos darán el potencial para poder salir beneficiados y bendecidos!!! Autor desconocido. Foto portada: Dario...
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