Un nudo en la sábana

En una junta de padres de familia de cierta escuela, la Directora resaltaba el apoyo que los padres deben darle a los hijos. También pedía que se hicieran presentes el máximo de tiempo posible. Ella entendía que, aunque la mayoría de los padres de la comunidad fueran trabajadores, deberían encontrar un poco de tiempo para dedicar y entender a los niños. Sin embargo, la directora se sorprendió cuando uno de los padres se levantó y explicó, en forma humilde, que él no tenía tiempo de hablar con su hijo durante la semana. Cuando salía para trabajar era muy temprano y su hijo todavía estaba durmiendo. Cuando regresaba del trabajo era muy tarde y el niño ya no estaba despierto. Explicó, además, que tenía que trabajar de esa forma para proveer el sustento de la familia. Dijo también que el no tener tiempo para su hijo lo angustiaba mucho e intentaba redimirse yendo a besarlo todas las noches cuando llegaba a su casa y, para que su hijo supiera de su presencia, él hacía un nudo en la punta de la sábana. Eso sucedía religiosamente todas las noches cuando iba a besarlo. Cuando el hijo despertaba y veía el nudo, sabía, a través de él, que su papá había estado allí y lo había besado. El nudo era el medio de comunicación entre ellos. La directora se emocionó con aquella singular historia y se sorprendió aún más cuando constató que el hijo de ese padre, era uno de los mejores alumnos de la escuela. El hecho nos hace reflexionar sobre las muchas formas en que las personas pueden hacerse presentes y comunicarse con otros. Aquél padre encontró su forma, que era simple pero eficiente. Y lo más importante es que su hijo percibía, a través del nudo afectivo, lo que su papá le estaba diciendo. Algunas veces nos preocupamos tanto con la forma de decir las cosas que olvidamos lo principal que es la comunicación a través del sentimiento. Simples detalles como un beso y un nudo en la punta de una sábana, significaban, para aquél hijo, muchísimo más que regalos o disculpas vacías. Es válido que nos preocupemos por las personas pero es más importante que ellas lo sepan, que puedan sentirlo. Para que exista la comunicación, es necesario que las personas “escuchen” el lenguaje de nuestro corazón, pues, en materia de afecto, los sentimientos siempre hablan más alto que las palabras. Es por ese motivo que un beso, revestido del más puro afecto, cura el dolor de cabeza, el raspón en la rodilla, el miedo a la oscuridad. Las personas tal vez no entiendan el significado de muchas...

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Volar sobre el Pantano
Mar18

Volar sobre el Pantano

“Un pájaro que vivía resignado en un árbol podrido en medio del pantano, se había acostumbrado a estar ahí, comía gusanos del fango y se hallaba siempre sucio por el pestilente lodo. Sus alas estaban inutilizadas por el peso de la mugre, hasta que cierto día un gran ventarrón destruyó su guarida; el árbol podrido fue tragado por el cieno y él se dio cuenta de que iba a morir. En un deseo repentino de salvarse, comenzó a aletear con fuerza para emprender el vuelo, le costó mucho trabajo porque había olvidado cómo volar, pero enfrentó el dolor del entumecimiento hasta que logró levantarse y cruzar el ancho cielo, llegando finalmente a un bosque fértil y hermoso.” Los problemas son como el ventarrón que ha destruido tu guarida y te están obligando a elevar el vuelo o a morir. Nunca es tarde. No importa lo que se haya vivido, no importa los errores que se hayan cometido, no importa las oportunidades que se hayan dejado pasar, no importa la edad, siempre estamos a tiempo para decir BASTA, para oír la llamada que tenemos de buscar la perfección, para sacudirnos el cieno y volar ALTO y muy lejos del pantano. Abandona la vía segura y cómoda. Lánzate a la ruta incierta, llena de enigmas e inseguridades y hazlo solitariamente. Foto...

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Tres deseos – cuento Sufi

Un día, un pescador al recoger su red encontró en ella una ánfora. Al abrirla salió de ella un genio. El genio recién liberado le dijo al pescador: – Pide tres deseos y te los concederé. – Me gustaría –dijo el pescador- que me hicieses lo bastante inteligente como para hacer una elección perfecta de los otros dos deseos. – Hecho –dijo el genio- ahora dime, ¿cuáles son los otros dos? – Gracias, no tengo más...

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Expiar nuestros errores
Feb22

Expiar nuestros errores

Zenkai, hijo de un samurai, asesinó a un oficial en defensa propia. Huyó de la ciudad donde vivía y, sin recursos, se convirtió en ladrón. Años después, harto de llevar esa vida, sintió que era el momento de expiar por sus errores pasados. Resolvió entonces realizar alguna buena acción. Y así fue que llegó a un pueblo en donde un quebradizo puente sobre un peligroso acantilado había causado muchas muertes. Zenkai decidió cavar un túnel en la montaña para ayudar a todos. Durante el día, comía de las limosnas que los pobladores le daban. Durante la noche, cavaba el túnel. Después de 30 años, el túnel estaba muy avanzado y Zenkai sabía que en pocos años más terminaría su labor. Pero un buen día, llegó al pueblo el hijo de aquel oficial que Zenkai había asesinado en defensa propia. Y lo único que el joven anhelaba era vengar a su padre. – Te daré mi vida voluntariamente – dijo Zenkai. Lo único que te pido es que me dejes terminar el túnel. Cuando complete mi labor, puedes matarme. El hijo con sed de venganza decidió esperar la llegada de ese día. Pasaron varios meses y Zenkai seguía cavando incansable. El hijo entonces, cansado de no hacer nada salvo esperar la hora de su venganza, comenzó a ayudar con la excavación. Un año pasó rápidamente, y rápidamente también el hijo llegó a admirar la fuerza de voluntad, valentía y paciencia de Zenkai. Finalmente, el túnel fue terminado. Los pobladores estaban agradecidos de poder cruzar ya sin riesgo alguno. – Ahora puedes cortar mi cabeza – dijo Zenkai. Mi trabajo ha concluido. – ¿Cómo podría yo cortar la cabeza de mi maestro? – murmuró el joven con lágrimas en los ojos. Foto portada: Mr....

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Conocerse a uno mismo
Feb15

Conocerse a uno mismo

  Un niño de la India fue enviado a estudiar a un colegio de otro país. Pasaron algunas semanas, y un día el jovencito se enteró de que en el colegio había otro niño indio y se sintió feliz. Indagó sobre ese niño y supo que el niño era del mismo pueblo que él y experimentó un gran contento. Más adelante le llegaron noticias de que el niño tenía su misma edad y tuvo una enorme satisfacción. Pasaron unas semanas más y comprobó finalmente que el niño era como él y tenía su mismo nombre. Entonces, a decir verdad, su felicidad fue inconmensurable. Maestro: no hay mayor gozo en este mundo que el de conocerse a uno mismo. Fuente: 101 cuentos clásicos de la India de Ramiro A. Calle Foto...

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Impaciencia
Feb08

Impaciencia

Un estudiante preguntó a un maestro de zen cuánto tiempo le llevaría iluminarse. El maestro respondió: – Unos quince años. – ¿Qué? – exclamó el estudiante – ¿Quince años? – Bueno, para tí llevaría unos veinticinco años. – ¡Qué en mi caso llevaría veinticinco años! – Ahora que lo pienso mejor, puede que llevará cincuenta años Fuente: El despertar del zen en occidente de Philip Kapleau Foto portada:  photographer padawan *(xava...

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