¿Por qué dejan algunos jóvenes las artes marciales?
La vida de los jóvenes es ciertamente convulsa. El proceso en el que el niño se convierte en adulto conlleva muchos cambios. Podemos situar este período entre los 12 y los 17 años aproximadamente, y coincide con los años en los que se produce un alto grado de abandono de ciertas actividades, como las artes marciales. Evidentemente no es casualidad, pero ¿cuáles son los motivos que provocan este abandono por parte de los jóvenes? A continuación exponemos algunos de ellos: Se sienten independientes, capaces de hacer sus propias elecciones En un porcentaje altísimo de los casos, los niños comienzan a practicar artes marciales porque así lo dictan sus padres. Que sí, claro que les gustan. Que sí, que lo pasan bien y aprenden. Pero no lo han elegido ellos. Normalmente se asocia adolescencia con rebeldía. En cierto modo es así porque empiezan a sentirse capaces de tomar sus propias decisiones. Y tienen toda una oferta de actividades a su alcance que les resultan, por novedosas, más atractivas que las artes marciales. Lo nuevo genera ilusión y expectativas, a veces reales y a veces ficticias. ¿Cuántas veces una chica adolescente deja el karate para jugar al baloncesto porque es alta y creer que puede hacer carrera? ¿Cuántas un chico que lleva toda su vida practicando judo termina por dejarlo e inscribirse en clases de tenis porque, en el fondo, quiere ser como Rafa Nadal? En la adolescencia, muchos jóvenes cambian de actividad porque quieren elegir por ellos mismos lo que son y lo que hacen, y de algún modo reafirmar su independencia desafiando lo establecido. 2. Lo hacen todo juntos: el grupo de amigos El grupo de amigos es muy importante en la adolescencia Pero esa independencia, por supuesto, es ficticia. En realidad, se cambia una forma de tiranía, la de los padres, por otra forma de dictadura: la de los amigos. El grupo de amigos en la pubertad empieza a cobrar más importancia, hasta el punto de convertirse en el centro en torno al cual giran las vidas de los chavales. Y van todos a una: salen juntos, se divierten juntos, estudian juntos (poco o mucho, pero juntos…)… Y tienden a realizar sus actividades de ocio juntos. Todo maestro se ha encontrado con que cuando joven alumno deja las clases, en dos semanas, uno o dos compañeros las dejan también. Y terminan todos jugando en el equipo de fútbol del barrio… en el que juegan sus amigos. ¿Os suena la historia? Eso en el mejor de los casos claro, porque al menos estarán practicando un deporte. Lo peor es cuando cambian el muay thai, el taekwondo o el kung fu por sentarse a comer pipas...
¿Por qué tu maestro te hace trabajar los fundamentos una y otra vez?
Los maestros de artes marciales dan mucha importancia a la técnica fundamental. Las bases de un sistema son consideradas casi sagradas y se repiten hasta la saciedad. Esto parece comprensible cuando se trata de alumnos principiantes o que aún no han alcanzado un nivel alto. Los fundamentos, como su nombre indica, son la base sobre la que se sostiene un arte marcial. Por tanto son lo primero que debemos aprender. Cuando nos introducimos en una disciplina desconocida, un buen manual nos ayudará a entenderla, y a partir de ahí podremos leer y comprender textos más especializados, sobre cuestiones más concretas de esa disciplina. Pero lo básico, lo más importante, está en el manual. La técnica fundamental es el manual de las artes marciales. Sin embargo, cuando se trata de alumnos avanzados, con niveles altos, que ya han “leído” las bases… ¿por qué se empeñan los maestros en seguir trabajando los fundamentos? Lamentablemente creo que hay veces en que podemos responder con un triste “porque no saben más que eso”. Pero no siempre será este el caso ¿no? Maestros de trayectoria contrastada y de amplios conocimientos, fuera de toda duda, también suelen insistir en la repetición y el estudio de las técnicas de base. ¿Por qué tengo que seguir trabajando esto? – se preguntan a veces los alumnos – ¡si lo he repetido miles de veces y ya sé hacerlo! Un amigo y gran maestro me contó una historia: “El Dojo de Morio Higaonna en Okinawa (uno de los más reconocidos Sensei de Karate Goju Ryu) tiene una pequeña ventana que da a la calle y desde la que se puede ver el tatami. Cierto día, un alumno pasaba por allí y se asomó con la esperanza de ver al maestro practicando, y averiguar así cuál es el secreto de su Karate. Tuvo la suerte de poder observar como Higaonna Sensei ejecutaba una y otra vez un potente chudan uke (defensa media). Cuando se aburrió de ver repetidamente la misma técnica, se marchó decepcionado. Al cabo de un par de horas, de regreso, volvió a pasar por el dojo, y decidió probar suerte de nuevo y asomarse a la misma ventana. Para su sorpresa, el maestro seguía realizando chudan uke. En ese momento comprendió el secreto del karate de Morio Higaonna Sensei.” ¿Repetir las técnicas fundamentales durante horas? ¿Puede ser éste el secreto de las artes marciales? Pues sí… pero no. Con repetir no basta. Si se llaman fundamentales debe ser porque son el fundamento de algo más ¿no te parece?. Las técnicas de base contienen los principios que rigen el sistema o el estilo. Por eso sobre ellas se asienta el aprendizaje, o lo que podemos...
7 rasgos del buen maestro de artes marciales
¿Conoces a alguien que haya aprendido artes marciales por ciencia infusa? Seguro que no. Todos aprendemos de otros. Todos hemos tenido maestros. Pero ¿cuáles son las características de un buen maestro? Probablemente es un tema controvertido, y cada uno tendrá su opinión. Pero puede que estos 7 rasgos sean algunas de las características de un buen maestro de artes marciales: No suele hablar mal de otros, y si lo hace es con respeto Por varios motivos. Por un lado, porque el respeto suele ser uno de los valores fundamentales de las artes marciales. Cualquier persona que se haya interesado verdaderamente por las artes marciales sabe que de todo el mundo tiene algo que aportar. Pero el maestro además, por encima de artistas marciales, ve a las personas. Todos tenemos defectos. Todos cometemos errores. Pero todos merecemos consideración y respeto. Por otro lado, la autoafirmación a través de las críticas a otros es un síntoma claro de inseguridad. Y si el maestro no está seguro de sí mismo o de su sistema… 2. No enseña trucos ni atajos, sino la forma correcta de hacer las cosas Todo alumno quiere aprende rápido, reconozcámoslo: somos así. Pero el objetivo de la práctica no es un resultado inmediato, sino un aprendizaje auténtico, duradero y profundo. Y para esto hace falta una buena guía, un gran esfuerzo… y tiempo. ¿Hay atajos? Sí, pero nos hacen perdernos parte del camino. ¿Hay trucos? Sí, pero solo sirven para engañarnos nosotros mismos. No se trata de esconder o disimular los errores del alumno, sino de corregirlos. Porque lo que no se aprende bien, de verdad, luego se echa de menos. Las cosas, con un buen maestro, tienen que estar bien hechas. Nadie dijo que aprender artes marciales fuera fácil, y de hecho, ni lo es ni debe serlo. 3. Tiene alumnos, no clientes ¡Ay, el dichoso dinero! Esto de tener alumnos y no clientes es muy fácil decirlo, pero… ¿los buenos maestros enseñan gratis? Normalmente no. Es un tema muy discutido, pero creo que puede comprenderse desde el sentido común. Hoy en día, entre maestro y alumno suele haber una relación económica. Pero no tiene por qué ser lo más importante entre ellos. Pienso que la relación maestro-alumno debería ser mucho más cercana y personal que la que tienen un profesional y un cliente. Y, sobre todo, la prioridad del maestro debería ser lo que es mejor para el propio alumno, incluso cuando esto va en contra del interés de su negocio. ¿Cuántas veces un practicante joven deja de entrenar unos meses porque necesita estudiar más? ¿Debe el maestro tratar de convencerle para que siga yendo a clase y seguir así cobrando la cuota? O si...
Santos Nalda, la pluma del Budo en España
El maestro José Santos Nalda es una institución en las artes marciales en España. Se inició en las artes marciales cuando prácticamente eran desconocidas aquí, y desde entonces ha publicado más de 40 libros sobre Aikido y otras ramas del Budo y el Budismo Zen. Muchos practicantes han encontrado en su bibliografía un apoyo fundamental para conocer un poco mejor las artes marciales japonesas. Es, sin lugar a dudas, la primera pluma del Budo en nuestro país. Hoy el maestro Santos Nalda es C.N. 5º Dan de Aikido y nos habla en esta entrevista de los inicios y el desarrollo del Judo y el Aikido en España, sobre los principios del Budo y sobre la importancia de su relación con la propia vida. P. ¿Cómo inició su camino en las artes marciales? Creo que la historia tiene que ver con el correo y con un pajar… R. Cuando yo empecé era el año 1955. Yo vi en un periódico el anuncio de un curso de Judo por correspondencia que impartía el Instituto Orthos de Barcelona. Me inscribí en este curso por correspondencia y cada mes me enviaban una lección de Judo junto con unas cartillas de gimnasia y otros conocimientos de cultura física. Y la teoría no podía quedarse en teoría, así que unos amigos y yo decidimos irnos a un pajar, es decir, una nave en la que guardaban paja. Allí extendíamos la paja en el suelo, poníamos unas lonas encima y ahí es donde yo hice mis primeros movimientos de Judo. Cuando lo pisábamos tres o cuatro minutos se esparcía todo y nos quedábamos pisando la lona directamente contra el suelo. Pero la ilusión era muy grande y aquello no nos importaba. P. Luego la vida le llevó a Barcelona y allí buscó usted escuela. R. Efectivamente, la vida me llevó a Barcelona y allí lo primero que hice fue buscar un club de Judo. Y en aquella época no había más que uno, en la calle Aribau, que era regido por el maestro Henri Birbaum. Y allí es donde yo empecé a hacer Judo de verdad, con un kimono de verdad, con un maestro de verdad. El tatami en aquella época no era como ahora. Era una sala muy grande con un recuadro de madera que había en el suelo y que estaba lleno de unos 10 cm. de serrín, y encima había una lona tensada por todos lados. P. ¿Eran unas condiciones duras? R. No, no… era un tatami en el que se podía caer muy bien. Yo no recuerdo haberme hecho daño nunca. Lo que pasa es que cuando había algún pequeño agujerito y caías...
Dolor de rodilla en artes marciales: causas y remedios
(traducido de un artículo de Brian Sagi Sensei) Es un desafortunado hecho que muchos artistas marciales sufren dolor de rodilla. En este artículo discutimos un origen común del dolor de rodilla en practicantes de karate y otras artes marciales. Explicamos las condiciones que crean y aumentan este dolor, cómo identificarlas y cómo remediarlas. Dolor de rodilla y la alineación de las articulaciones El dolor articular puede ser muy frustrante. Muchos artistas marciales que lo sufren quieren entrenar, pero el dolor crónico de rodilla les frena. Si las rodillas te duelen durante o después del entrenamiento, hay muchas posibilidades de que tal vez lo estés empeorando con una alineación inapropiada. Artistas marciales de todos los niveles pueden caer en patrones de movimiento que son realmente perjudiciales para la salud de sus articulaciones. Con el tiempo, repetir estos movimientos puede llevar a lesiones. Hay dos buenas noticias. Primero, los patrones de movimiento se pueden mejorar. Segundo, mejorar los patrones de movimiento no solo ayuda a prevenir lesiones, sino que aumenta la potencia de golpeo y las habilidades de combate. La rodilla es la articulación del cuerpo que empieza a doler primero. Esto es porque está localizada entre dos articulaciones muy móviles: la cadera (por encima) y el tobillo (por abajo). Echemos un vistazo a nuestra anatomía y comprendamos lo que significa realmente “alinear las articulaciones”. Un poco de anatomía La cadera es una de las articulaciones más móviles en el cuerpo humano. Es una articulación de “bola y hueco”. Es capaz de moverse en tres planos: flexión y extensión (delante y detrás), abducción y aducción (movimiento lateral) y rotación interna y externa (giro hacia dentro o hacia fuera del cuerpo). El tobillo, junto con el pie, también permite un alto grado de movilidad. Nuestros tobillo se pueden flexionar (dorsiflexión) y extender (flexión plantar), así como rotar en dos direcciones (interna y externa). Nuestro pie se puede pronar (rotar hacia dentro) y supinar (rotar hacia fuera). Entre articulaciones tan móviles como la cadeta y el tobillo/pie se encuentra la rodilla. Es una articulación de bisagra, y está fundamentalmente diseñada para flexionarse y extenderse. Aunque la rodilla (en realidad la tibia) es capaz de rotar un poco, no es la rotación su movimiento preferido. La rodilla es capaz de soportar las más altas cargas y su funcionalidad es óptima cuando está alineada de forma adecuada. Y con “alineamiento adecuado” quiero decir que está en el mismo plano geométrico que el pie y la cadera correspondientes. Otra forma de verlo es observar que la rótula apunta en la misma dirección que los dedos de los pies. Como vemos, un problema habitual ocurre cuando el artista...
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