Prevención de Diabetes Mellitus tipo 2 mediante actividad física regular
Foto: Pazzio La actividad física regular es un verdadero bastión para frenar la epidemia mundial de diabetes tipo 2, que para el año 2035 llegará a afectar a 600 millones de personas, según la predicción efectuada por la Federación Internacional de Diabetes. (1) Se están multiplicando los estudios epidemiológicos tanto observacionales como experimentales que están demostrando el gran papel preventivo de diabetes ejercido por la práctica regular de ejercicio físico. De esta forma se contrarrestaría un gran factor de riesgo de esta enfermedad crónica: el sedentarismo, una de las principales causas de muerte en el mundo, para algunos, la segunda, después del tabaquismo activo. (2) Otro gran baluarte frente al avance de esta temible enfermedad es la Dieta Mediterránea, como ya explicamos en el artículo previo. Además de estos dos reconocidos estilos de vida saludables, estudios científicos de calidad contrastada están revelando otro factor preventivo de diabetes: la ingesta regular de café. En consecuencia, si deseamos prevenir realmente esta enfermedad metabólica habrá que sudar más, comer mejor y beber café, como titulamos en el artículo que se publicó en este blog el dos de octubre del 2014. En las siguientes líneas vamos a analizar las revisiones y los metaanálisis de los estudios epidemiológicos observacionales y experimentales que han mostrado el relevante efecto preventivo de diabetes exhibido por el ejercicio físico regular. Efecto antidiabético de la actividad física: con esfuerzos moderados ya se aprecia un relevante efecto antidiabético Revisiones y metaanálisis de estudios epidemiológicos Asociación entre actividad física y enfermedades crónicas: cardiovasculares y diabetes En septiembre del 2016 se publicó en una revista científica de prestigio (J Am Heart Assoc.) una revisión exhaustiva y metaanálisis de estudios epidemiológicos que evaluaron la posible asociación entre actividad física aeróbica y enfermedades cardiovasculares, primera causa de muerte, así como con diabetes tipo 2. (3) A continuación vamos a resumir tanto el procedimiento como los resultados obtenidos por estos autores. Aunque me permito anticipar que los resultados alcanzados ponen en un buen lugar a la actividad física regular por su efectividad a la hora de reducir el riesgo de diabetes y procesos cardiovasculares. Veámoslo. Se trata de un trabajo anglosajón llevado a efecto por miembros de la Universidad de Oxford, del Colegio Universitario de Londres y de la Universidad de Edimburgo, los cuales revisaron todos los artículos que trataron este tema, durante un tiempo verdaderamente largo: 33 años (de enero de 1981 hasta marzo del 2014). Sus estrictos criterios de selección filtraron treinta y seis estudios, de los que treinta y tres analizaron la asociación del ejercicio físico con las enfermedades cardiovasculares, mientras que tres versaron sobre el contenido de este artículo: asociación entre actividad física y diabetes. Estos investigadores se congratularon por ser de los primeros que utilizaron una medida objetiva de...
Prevención y tratamiento de la hipertensión arterial mediante la práctica regular de actividad física
A la luz de los conocimientos científicos actuales, la práctica regular de ejercicio físico, tanto aeróbico como de fuerza, se comporta como una efectiva estrategia para prevenir y tratar la hipertensión arterial, auténtica prioridad de salud pública por su alta prevalencia, notable gravedad y excesivo coste. ¿Cuándo decimos que una persona tiene hipertensión arterial? Aunque la asociación entre la presión arterial y el riesgo cardiovascular es lineal, pues valores relativamente bajos de la primera (presión arterial sistólica > 115 mm Hg) aumentan el segundo, en la práctica clínica es preciso establecer unos valores de corte de presión arterial, a fin de simplificar el diagnóstico y el subsiguiente tratamiento, con una buena relación riesgo-beneficio. Así, según la guía de manejo de hipertensión arterial de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) y de la Sociedad Europea de Hipertensión (ESH), publicada en agosto del 2018 en European Heart Journal, se considera que una persona tiene hipertensión arterial cuando su presión arterial sistólica es igual o superior a 140 mmHg o/y su presión arterial diastólica es igual o superior a 90 mmHg,111. Esto es, mantiene la misma definición que en guías previas, (2) aun cuando en noviembre del 2017, la guía americana redujera sensiblemente tales cifras, pues consideró hipertensas a las personas con cifras > 130/80 mmHg,3 lo que suscitó el subsiguiente debate. Objetivos de control Aunque los objetivos de control establecidos en la guía europea siguen consistiendo en reducir las cifras de presión arterial por debajo de los 140 mm Hg de sistólica y de los 90 mm Hg de diastólica, es bueno intentar conseguir una presión arterial próxima a la óptima, o sea, entre 120 y 130 mm Hg de sistólica, siempre y cuando se tolere bien. Sólo para las personas mayores y para las que sufren enfermedad renal crónica, se consideran óptimas cifras superiores, entre 130 y 140 mmHg. Para la presión arterial diastólica se considera un control óptimo el que consigue reducir, en todos los casos, las cifras por debajo de los 80 mm Hg, una vez instaurado el tratamiento farmacológico. Medición de la presión arterial Estas guías internacionales recomiendan que se mida repetidamente la presión arterial en la consulta e incluso a nivel ambulatorio (bien monitorizada o medida por el propio paciente), con objeto de aumentar la fiabilidad del diagnóstico. El método preferido para medir la presión arterial en la consulta sigue identificándose con el empleo del esfigmomanómetro semiautomático auscultatorio u oscilómetro, adaptando el manguito de presión al perímetro de la parte superior de ambos brazos. Es preciso saber que cuando se constata una diferencia constante y significativa de la presión arterial (superior a 15 mm Hg) entre ambos brazos nos está sugiriendo un aumento del...
Aumento del rendimiento físico-deportivo por el café/cafeína
Múltiples revisiones de estudios científicos están revelando un verdadero efecto ergogénico de la cafeína, pues aumenta significativamente el rendimiento físico y deportivo de los que la ingieren aislada o formando parte del café, antes de efectuar pruebas de naturaleza aeróbica, como el ciclismo y el running, así como ejercicios de fuerza estática y dinámica. Antecedentes El empleo de suplementos de cafeína para mejorar el rendimiento físico de deportistas no es algo inédito, pues a lo largo del siglo XX han sido muchos los que se han valido de ella para intentar mejorar sus marcas, amparados en lo descubierto inicialmente en un añejo estudio científico, el efectuado por Rivers WH y colegas, a principios del siglo pasado, publicado en una revista de prestigio (J. Physiol. 1907), (1) cuyos boyantes resultados se han ido reproduciendo en sucesivos estudios. Todo ello motivó que durante muchos años fuera considerada una sustancia dopante y, por tanto, prohibida por la Agencia Mundial Antidopaje (WADA). Sin embargo, el 11 de enero del 2004, poco antes de las Olimpiadas de Atenas, fue excluida de la lista de sustancias prohibidas de la citada WADA, dado que, al estar incluida en numerosas bebidas y alimentos, podría sancionarse a atletas que no la habían incorporado truculentamente, sino formando parte de hábitos sociales y cotidianos. Por otra parte, el diferente grado de metabolización hepática (citocromo P-450), más rápido o más lento, podría determinar que la concentración urinaria de la misma no correspondiera fielmente con la dosis ingerida. Tal liberación ha facilitado que el consumo de este alcaloide (1,3,7-trimetilxantina) sea muy prevalente entre deportistas, pues en los controles antidopaje se ha llegado a observar concentraciones significativas de cafeína en un gran porcentaje de las muestras de orina analizadas: un 74% entre los evaluados entre el 2004 y el 2008. (2) Dado que las guías basadas en la evidencia científica se fundamentan en metaanálisis de estudios originales por atesorar el mayor grado de rigor científico, vamos a enfocar este tema analizando el posible efecto ergogénico de la cafeína según el tipo de ejercicio físico realizado, a la luz de lo revelado en tales evaluaciones. Efecto ergogénico de la cafeína en pruebas de resistencia aeróbica El 9 de mayo del 2017 se publicó en una revista especializada (Frontiers in Physiology) un metaanálisis de 9 estudios experimentales, controlados con placebo, que reveló cómo los 92 deportistas evaluados mejoraban su rendimiento en 12 pruebas de resistencia aeróbica intensa, de 45 segundos a 8 minutos, merced a la suplementación previa con cafeína (de 2 a 6 mg/kg de peso). (3) Es preciso referir que en el intervalo entre 45 segundos y 8 minutos se incluyen una serie de pruebas físicas aeróbicas, entre las que destacan: 100 metros...
Aumentemos nuestra esperanza de vida en buena salud: Actividad física aeróbica regular
La práctica regular de actividad física aeróbica es un estilo de vida extraordinariamente saludable. Los devotos practicantes de ciclismo, natación, paseos a un ritmo vivo, carrera libre (jogging y running) y otros deportes de resistencia (endurance) es muy probable que gocen de una larga vida, plena de salud y calidad de vida. En los últimos años se han multiplicado los estudios epidemiológicos, de gran rigor científico, que han demostrado que las personas físicamente activas ven notablemente incrementada su esperanza de vida en buena salud. ¿A qué llamamos actividad física aeróbica? La actividad física aeróbica se caracteriza por el empleo de las grandes masas musculares, como las de los brazos y las piernas. Caminar, trotar, correr, nadar, pedalear y bailar son ejemplos de actividad aeróbica. Este tipo de ejercicios hacen latir más rápido al corazón de lo usual; concomitantemente la respiración se hace más rápida en el curso de estos esfuerzos sostenidos. Es evidente que, con el tiempo, la actividad aeróbica efectuada con regularidad hará que el corazón y los pulmones sean más poderosos y funcionen mejor. De esta suerte se mejora ostensiblemente el suministro de oxígeno a los músculos, a fin de satisfacer las demandas de estos, cuya estructura se ha modificado favorablemente para aprovechar más el oxígeno que les llega. Tras el entrenamiento consiguiente observaremos un gran incremento de nuestra resistencia al esfuerzo. Beneficios globales de la actividad física sobre la salud Para describir este punto me voy a valer inicialmente de lo descrito en la excelente Guía sobre Actividad Física del Comité Consultivo del Departamento de Salud y Servicios Humanos del gobierno federal de EE. UU. La publicaron en el año 2008.1 Los autores refieren los beneficios de la actividad física en las diversas edades del ser humano. Así, siguiendo a estos expertos, mencionaremos los beneficios obtenidos en niños y jóvenes, en adultos y en ancianos, en mujeres embarazadas y, finalmente, en personas con sobrepeso u obesidad. Niños y jóvenes Pruebas sólidas demuestran que el estado de salud de niños y jóvenes está sustancialmente relacionado con la actividad física regular. Con respecto a los jóvenes sedentarios, los niños y jóvenes activos se benefician de altos niveles de resistencia cardiorrespiratoria y potencia muscular, así como menor riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas, menor porcentaje de grasa corporal, notable salud ósea, y menor riesgo de depresión y de ansiedad. Adultos y ancianos Disponemos de fuertes pruebas científicas que han constatado que, a diferencia de las personas sedentarias o menos activas físicamente, los hombres y mujeres activos gozan de menores tasas de mortalidad por todas las causas, así como de enfermedad coronaria, hipertensión arterial, ictus o accidentes cerebro vasculares, diabetes...
Estilos de vida saludables
Mientras corría por la margen izquierda del río Arlanzón a su paso por la ciudad de Burgos, pensaba lo afortunado que era por gozar de las bondades del ejercicio físico regular. Efectivamente, las evidencias científicas actuales revelan que la actividad física aeróbica periódica reduce la tasa de muerte global y la específica por las causas principales de muerte, esto es, por enfermedades cardiovasculares, procesos tumorales y alteraciones neurodegenerativas, como el Alzheimer y el Parkinson. Además, el placer y felicidad que obtiene uno cuando acaba de correr, nadar, practicar ciclismo, efectuar senderismo, etc., es muy notable, probablemente como consecuencia de la producción neurológica de estimulantes (neurotransmisores) y endorfinas (opiáceos naturales). Espero transmitir en este blog una parte significativa de las conclusiones de los estudios científicos que tratan sobre este apasionante tema. Confesaré que antes de salir a correr, tras acabar la consulta, preparé con mimo una infusión del café especial de Honduras, finca Las Marías, en mi cafetera Chemex. Haciendo de barista aficionado, obtuve una infusión de un café, profundamente aromático, dulce, en absoluto amargo, de sabor exquisito, afrutado. Tras tomarlo, sin azúcar, ya estaba en condiciones de correr durante una hora por parajes de Burgos, ciudad pródiga en espacios verdes. Saco a colación esta anécdota para resaltar que el consumo de café, bebida muy popular y universal, puede considerarse, a la luz de las evidencias científicas más actuales como un verdadero factor protector de salud. Así, en un estudio publicado en New England Journal of Medicine en mayo del 2012, los autores del mismo, pertenecientes a los Institutos Nacionales de la Salud, como el de Nutrición, dependiente del gobierno federal de EE.UU., muestran, tras estudiar una muestra de más de 400.000 personas durante 13 años, que el consumo de café reduce el riesgo de muerte global y el específico por casi todas las causas, incluyendo las cardiovasculares, como los infartos de miocardio, angina de pecho e infartos cerebrales. Otro estudio, también publicado en 2012 (Journal of Hipertension) concluye que la ingesta de café no incrementa el riesgo de hipertensión arterial, por lo que la Guía Europea de Manejo de la Hipertensión Arterial de 2013 ha dejado de prohibir su consumo en pacientes hipertensos. El café parece, pues, contribuir a aumentar la esperanza de vida en buena salud. Bueno, este es un tema muy interesante y atractivo que podríamos desarrollar ampliamente en diversas entradas de este blog. Los proveedores de salud como los médicos y demás profesionales sanitarios tenemos la obligación de efectuar educación para la salud sobre los denominados estilos de vida saludables, mientras que los pacientes tienen el derecho de recibir esa preciada información. Al menos debemos esforzarnos, primero, en estudiar y conocer las diversas publicaciones científicas que versan, por ejemplo, sobre la dieta mediterránea, la citada actividad física aeróbica, los avances en la lucha contra el...
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