Secreto marcial (okuden)
Secreto marcial (okuden). EL “EJE CENTRAL” DEL KARATE AL DESCUBIERTO No hay más ventura ni desventura que querer comprender o no querer. Es plaga de karatekas universales por querer bruñir la superficie del arte, mantener en la oscuridad el entendimiento profundo. La oscuridad a la que está sometido el entendimiento general del KARATE no es la oscuridad en la que todos los gatos son pardos. Es más bien como la oscuridad del que no quiere abrir los ojos. Hay linces del karate que, cuando se dan cuenta de que no querían lo que sabían, o se ha vuelto obsoleto lo que sabían, entonces abren los ojos para dar mate a peregrinos y vulgares errores, y para aprender lo que querían de verdad. Y… Una vez se abren los ojos, ya no quieres cerrarlos. El punto es abrirlos. Y… Es de todo punto evidente que, una vez abiertos máxima es de cuerdos ser consecuente en alas de lo que se ha visto con tanta claridad como la que se desprende del agua cristalina. Dicho sea de paso, si alguien desea abrir los ojos de la mente en este momento, sea un placer hacer pasto de todos, el cómo abrazar el espíritu del “EJE CENTRAL” (SEICHUSEN) y su vida secreta. Y mostrar a niveles inéditos, como se construye tal monumental experiencia. Antes de hacer que el KARATE fluya del cuerpo, lo primero es disponerse para una verdadera práctica de calidad. Y, disponerse, es colocarse en actitud (YOI) física y mental, en la cual adoptamos un “EJE CENTRAL” que será el cimiento a través del cual construimos las técnicas del KARATE. Este esplendor renovado sucede en un micro-instante. Pero lo describo profusamente para adquirir los detalles que posiblemente nunca se han dejado caer en una clase colectiva. Una clase colectiva no es lugar para señoríos de tan altos vuelos. Sin embargo, ahora suena la trompetería que anuncia la llegada de algo grande. Comencemos. Con el amanecer de una respiración profunda y prolongada, experimentamos la “caída interna gravitatoria” de la respiración y de los órganos internos, como el abandono de una rama responde al viento. Hay que deslizar la respiración con el discreto encanto de un suspiro de arriba abajo suave como la seda, mientras una sonrisa interior se desploma dentro del cuerpo hasta el fondo del bajo abdomen. Aceptando el bajo abdomen. Como echar el ancla en forma de bola del tamaño de un puño. En definitiva, se trata de recrear la sensación de amplios espacios en el bajo vientre, poniendo en él un poco de energía en forma de peso. De este modo con una sola descarga se mata un dragón...
El olimpismo cierto frente a la dudosa tradición
Desde hace muchos años, grandes organizaciones con altura de miras, intentan conseguir el dulce sueño de un karate olímpico. Objetivo no sólo lícito sino lógico por el beneficio publicitario y económico que entre otras cosas supone. Los detractores del olimpismo, siempre se han escudado en el temor a la desvirtuación de la supuesta “tradición”, que ha llevado a muchos de la ilusión al escepticismo, y por último a la accedía. Tiene su gracia, teniendo en cuenta que el karate que camina por las calles de hoy en día, es una especie de chucho con pedigrí de dudoso origen y de rastro nebuloso, cabe preguntarse: ¿Qué es la tradición? ¿Qué es el karate tradicional? ¿Desde cuándo el karate se considera tradicional y a partir de qué momento hacia atrás no? El más común uso del término tradicional se refiere al manufacturado karate de posguerra fraguado en Japón con un engatusamiento de tintes estéticos y atléticos en lo referente a los kata, y con el reinvento de un kumite que prenuncia un tipo de combate con parámetros claramente deportivos y competitivos. Quizá otros defiendan como tradicional el karate de principios del S. XX, con el fundador a la cabeza y seguido de cerca por su hijo y demás adláteres okinawenses, tratando de niponizar el karate. ¿Y porque no el karate con solera, de carácter «interno», muy anterior y que se fue desarrollando desde el S.XII, fundamentado en principios menos físicos, menos ornamentales, y una forma de combate “próximo” que da sentido a la existencia de los kata? Quizá en el futuro, el karate olímpico, no menos deportivo que el que han sugerido los universitarios japoneses de la presunta “tradicional” época de posguerra, pueda denominarse tradicional, obviando al karate de épocas anteriores. Y como que no existe tradición en el mundo que no haya supuesto la escisión con una tradición anterior, afirmo que, en un mundo donde la Verdad es tan difícil de alcanzar, el paraíso se suele encontrar en las medias verdades. Dicho lo cual, no es menos cierto que, desde que el mundo es mundo, el hombre imagina cosas y después se hacen realidad. Pues bien, ha llegado el momento de hacer una realidad OLIMPICA, sin por ello ser excluyente de ideas anteriores. Donde cada quien puede quedarse en el punto de evolución que desee, o puede rezar de una etapa anterior del karate, sin dejar de seguir en paralelo la actual. Puesto todo esto sobre el tapete, sería corto de miras denominar “tradición” a lo que es simplemente una costumbre, y no menos cabestro escudarse en ella. Porque no hay nada más irracional que interpretar un papel tradicional para...
El eje central nos hace libres (presentación del vídeo)
El hombre nació libre. Desbloqueado. Pero con el tiempo aprendió a encadenarse. A bloquearse por todas partes, y para más inri, se buscó la manera de practicar, con método sistemático, como encofrarse aún más, con espurias costumbres tradicionales de atirantar la espalda. Con actitudes groseras de presentar el pecho y forzar los lumbares para estar más rectos y estancados –ITSUKU-. Pero bueno…nada está mal si lo deciden cien o mil maestros. El próximo tesoro perdido del karate que explicaré, es el solar sobre el cual se construye todo un karate que merezca la pena. Abrazar el espíritu del concepto que voy a mostrar, seguro que será un bello amanecer plagado de muchas experiencias…para quien lo entienda. Me refiero al milenario SEICHUSEN (正中線) SEI: correcta, CHU: central, SEN: línea. Eje central no significa estar recto como un poste. No tiene nada que ver con estar vertical, también uno puede doblarse por la cintura o cadera y seguir haciendo bien las cosas. Por tanto, se trata más bien de disponer de un hilo virtual en el interior que nos impulsa hacia abajo, y a la vez, nos hace flotar ligeros hacia arriba en medio de un centro de equilibrio –DAN-TIEN-, permitiendo aflorar los juegos de “KI” desde el interior. Por tanto, Seichusen supone dos principios opuestos –YIN-YANG- que serán soporte funcional de toda técnica que se precie: Primero, HANGINGU-SEICHUSEN, -colgado de un hilo-. Como un péndulo, con la sensación de un chorro fresco que cuelga y fluye como un salto de agua hacia la tierra. Segundo, FUROTO-SEICHUSEN -suspendido de un hilo-. Ligero y vaporoso como un globo que flota hacia el cielo. Ambos conceptos liberan el cuerpo de la tiranía muscular que estanca el cuerpo, y permiten generar GAMAKU, -caída interna gravitatoria por el efecto péndulo colgado de un hilo-, que genera a su vez ondas ascendentes. Y posibilita además, transustanciar el cuerpo a CHINKUCHI, -resorte neumático que proviene de un equilibrio central-. Este es un poderoso tenso-elástico muy consistente, similar al factor deflexión que también ostenta el bambú, que puede doblarse y volver con energía potencial. Así es como se generan ondas de choque FAJING, muy refinadas, que en época posterior ha degradado al malinterpretado KIME que camina por los tatamis de hoy en día. Como complemento de ambos conceptos anteriores, resulta obligado mencionar el principio de la balanza –MYOUTOTE-. Que permite a través del eje flotante, desenfocar por un lado y emitir por el opuesto en perfecta armonía –KIAWASE-, ante cualquier roce del oponente, usando al cuerpo como un gozne hipersensible. Y por último, el FUDOSHIN –espíritu imperturbable-. El eje central, supone un abismo tranquilo de quietud chicha, en...
La pérdida progresiva del TEGUMI
Quinta parte. La pérdida progresiva del TEGUMI. Dicen las bravas lenguas que cuando no puede vestirse la piel de tigre, vístase la de la vulpeja. Y, por decirlo de otra manera, cuando no se puede alcanzar la cosa en sí, entra el desprecio. Semejante conducta ha propiciado que, en la época de modernización del Japón, los artes marciales se alejasen de su punto de vista “interno”. Pues bien, es normal que, al no comprenderse la profundidad de los artes chinos, se despreciara su origen. A lo que hay que añadir algo tan subterráneo como evidente, como es el motivo de ciertas influencias políticas, que por cierto, se salen del horizonte de sucesos del tema. Y el tema es que no todo dura para siempre. Y lo bueno menos. En 1.904 algo empieza a cambiar el todo. TO-DE o lo que es lo mismo KARA-TE, que se transcribía con caracteres que significaban “mano china”; a partir de ese momento Chomo Hasaniro, y después otros, comienzan a denominarlo con los ideogramas que significan “mano vacía”, alejándose de sus raíces, chinas tanto en término como en concepto, preludiando así cambios sustanciales mucho mayores. Uno de ellos es la perdida del TEGUMI, que sobreviene poco a poco en las décadas que anteceden al S. XX. En parte motivado por su terrible eficacia. Pero la super-competencia es peor que la competencia. Quiero decir con esto que, el TEGUMI era tan expeditivo, que inducía a la ferocidad y degeneraba en combates pactados muy cruentos, denominados KAKE-DAMESHI. Sirva saber que tenemos noticia de ciertos maestros, e incluso fundadores de estilos que adquirieron el magisterio del karate en alas de la bizarra experiencia adquirida en los numerosos duelos de KAKE-DAMESHI. Sin embargo, como todos los más tienen sus menos, hubo también muchas muertes y lesiones internas gravísimas, lo que propició que el entrenamiento del sistema TEGUMI fuese derivando a dos ritmos: A ejercicios pautados en ritmo real. Creado en provecho de la predecibilidad para asegurar la integridad de ambos contendientes. A práctica libre en ejecución ralentí. Dicha lentitud era en principio preventiva, aunque sabemos que ha sido uno de los secretos más preciados por los grandes maestros para descubrir la riqueza de las sensaciones corporales. Aún así el TEGUMI se fue diluyendo, y por ende el KARATE por antonomasia. El KARATE con-sentido dio paso al karate consentido. No todo lo bueno triunfa siempre. De modo que, dichas tendencias, unidas a más casos de muertes en duelos, así como su exposición a la modernización del Japón, concluyó en un karate sin oficio ni beneficio. Entonces, como suele decirse, a grandes males, grandes remedios. Y ni que decir tiene...
El TEGUMI clásico redime del yugo de peregrinas impresiones
UN PASEO BREVE POR LA HISTORIA DEL TEGUMI. Cuarta parte. El TEGUMI clásico redime del yugo de peregrinas impresiones. Obrar como quien se es y no como uno se sienta obligado, exime de la sujeción a la vulgar hipocresía. No hay más dicha ni desdicha que la sinceridad e insinceridad. Se que voy contra mis intereses confesar que estamos instalados en la visión chata y papanatista del karate “tradicional” contemporáneo, pero me costaría tener doble cara. La realidad del problema al que me refiero, no es el embauque que campee a sus anchas. Lo que es plaga, es la credulidad propia de cada uno. Dicho sea de paso, conseguir exorcizar el engaño es muy difícil, dar mate a la credulidad imposible (los maestros me entenderán). Pero esto no óbice para que un servidor trate de arrojar luz sobre el karate original. Este karate, posee su mito de invencibilidad de la época dorada del TEGUMI, y en ese contexto, más que nunca, el imaginario popular, reconoce a una escala sin precedentes, la competencia luctatoria de los gigantes del combate y las hazañas sin parangón de maestros creíbles, de los que se contaban cosas increíbles fundamentadas en el mensaje cierto que hemos descubierto. El TEGUMI clásico, que es el propósito que nos ha traído aquí, es el que otorga verdadero sentido a los kata que hemos heredado. Y sin él, no tenemos nada más que el desazonado esqueleto sin vida del karate “tradicional”, que ya sabe a tosco. El TEGUMI atendía a una dualidad terminológica: Fue denominado “TEGUMI” en la zona de Naha. Fue llamado “MOTOU” en la zona de Shuri y Tomari. Parece claro, sin embargo que, a pesar de la sinonimia, ambos términos ofrecían algún criterio diferencial, que arriesgándome a simplificar en exceso, podría entenderse como sigue: MOTOU con un énfasis en atacar la línea central, por su influencia con el boxeo chino de la mente y de la forma, “XINGYI-KUAN”, el cual es su estilo antecesor. TEGUMI, ponderando además el ataque por los flancos por su influencia con los estilos chinos de la rama grulla blanca “BAI-HOK”. Si así se quiere, parece ser cosa admitida, hacer abstracción de esta dualidad y atender al TEGUMI como representante de ambas especialidades, donde parece ser la más completa y brillante opción, cornucopia marcial de infinitas posibilidades, tan original como mortífero, este nos pone en contacto con los misterios y sentido profundo del kata. De hecho, en el TEGUMI aparecen todos los movimientos de los kata, de una manera natural. Cada movimiento de un kata ha sido creado en beneficio de un concepto que soluciona una o varias situaciones-problema de...
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