Abriendo los ojos
Cayetano A. Sánchez (Ko-Oni) Decía uno de esos Maestros de verdad, que «lo más importante para aprender artes marciales es tener flexibilidad mental». Otro dijo: «se necesita tener ojos para poder ver»… ¿Qué conclusión se puede extraer? Personalmente opino que tienen razón, toda la razón, y que es imprescindible mirar sin prejuicios, con la mente libre y dispuesta a aprender de quienes saben, algo que a pesar de ser absolutamente lógico y de sentido común, no es lo más habitual… Ocurre con demasiada frecuencia que, ante un movimiento cualquiera, el espectador o lector afirma categóricamente algo como «eso es XXX-Do» o «es ineficaz» o «es maravilloso». Las comparaciones son siempre odiosas, decimos en España, pero más cuando esa comparación se hace en función de lo que uno ya conoce. Es decir, se está creando un juicio partiendo de unas premisas preestableciadas y que no tienen por qué ser verdaderas. Es lo que se llama Prejuicio o Sesgos Cognitivos.Un sesgo o prejuicio cognitivo se define como: » un efecto psicológico que produce una desviación en el procesamiento de lo percibido, lo que lleva a una distorsión, juicio inexacto, interpretación ilógica, o lo que se llama en términos generales irracionalidad, que se da sobre la base de la interpretación de la información disponible, aunque los datos no sean lógicos o no estén relacionados entre sí. La existencia de sesgos cognitivos surge como necesidad evolutiva para la emisión inmediata de juicios que utiliza nuestro cerebro para asumir una posición rápida ante ciertos estímulos, problemas o situaciones, que debido a la incapacidad de procesar toda la información disponible se filtra de forma selectiva o subjetiva»Dicho de otra manera, aquello que ya es conocido condiciona la interpretación de la nueva información llevando al individuo a un juicio erróneo, es lo que se llama Sesgo de Confirmación, es decir, que el cerebro busca solo la corroboración de las propias creencias, así si se piensa de antemano que lo más eficaz es el llamado «Atemi previo», se considerará ineficaz técnica que no conlleve ese atemi, igualmente se puede decir que los amantes del Karate, considerarán «absurdo», utilizar técnicas Aiki (que no Aikido) cuando puede resolverse mediante un certero y potente Atemi y, el propio cerebro, construirá todo un razonamiento lógico para demostrarlo.El otro sesgo o error más habitual se llama «Sesgo de Información», todas las personas solemos tomar la información más acorde a nuestras ideas, rodeándonos incluso de otras personas que comparten ideas similares, con lo cual se refuerza la idea preconcebida creyendo que se ajusta a lo comúnmente aceptado, algo que no sucedería (o sucedería menos) si se recibiese información de otros puntos de vista.Es decir, en general, se tienen...
La denominación de origen
Cayetano A. Sánchez (Ko-Oni) Empecemos por la perogrullada…: Todas aquellas artes marciales tipo Karate, Kenpo, -Jutsu, -Do, etc., por definición son de origen japonés de manera directa o indirecta y, también por definición, especialidades o subespecialidades de los sistemas de lucha practicados por soldados y militares en general. Pero han pasado más de 50 años desde que algún maestro nipón admitiera en su grupo a un occidental, lo que supone una nueva generación de maestros y, por lógica elemental, la posibilidad de que Japón haya perdido la hegemonía en el dominio de estas artes tan enraizadas con su tradición. Es decir, es posible que uno (o más) occidentales dominen incluso mejor que un japonés la disciplina o especialización de la que hablamos. Otra cosa es que por motivos de esa misma tradición, sea reconocido o no oficialmente. Llegado al punto en el que el alumno ha alcanzado el máximo nivel de maestría (dominio) de esa escuela, estilo, concreto, tradicionalmente se le entrega un título llamado Menkyo Kaiden, traducido coloquialmente como «Licencia o Certificado de transmisión total». Este certificado no significa que ya domine TODO sobre las artes marciales, sino únicamente el estilo o escuela que otorga ese Menkyo Kaiden. Por poner uno de esos ejemplos incuestionables se sabe que Gichin Funakoshi obtuvo el Menkyo Kaiden de su Maestro Anko Itosu, lo que no significa que, por extensión, dominase todas las técnicas de Karate ya que, por citar otro ejemplo, nunca entrenó el Karate de la ciudad de Matsumora, mucho menos que conociese el Shindo Shin Ryu Jujutsu, o el Muso Shin Ryu Iaido. Partiendo de esta premisa y a raíz de la lectura del blog de Arthur Clarke, se me plantean varios interrogantes a los que intentaré dar respuesta. Llega un momento en la vida de todo Budoka o practicante de artes marciales en que piensa, cree, tiene la certeza, o consigue el Menkyo Kaiden… que ya ha llegado al punto máximo de las enseñanzas en esa escuela concreta. A partir de ese momento se contemplan varios escenarios: El Camino no acaba Toda escuela, estilo, corriente o cualquier otra denominación, no es más que una parte que forma parte de un conjunto. Igual que Gichin Funakoshi no tenía la más mínima idea (que se sepa) de Aikido (o Morihei Ueshiba de Karate-Do), nuestro Menkyo Kaiden puede elegir continuar el camino buscando otras partes del conjunto, en lenguaje llano, otras especialidades o estilos que incorporará a su bagaje de conocimientos y así hasta el infinito o que alcance ese famoso «Satori» que le confiera una sabiduría más allá de lo conocido. El sentido del Deber Dado que en los tiempos...
«Susto o muerte»
Cayetano A. Sánchez (Ko-Oni) Debo confesar que desde hace mucho tiempo no creo en dioses, mitos ni héroes, tampoco en legendarios guerreros ni honorables batallas. Debo confesar que el tiempo ha cambiado y mucho mi concepción del Budo y lo que representa, por lo tanto se me va a permitir que obvie toda la extensa historia plagada de grandes genealogías, nombres de honorabilísimas escuelas y estilos, que obvie a Maestros que no lo fueron tanto y a los que sí lo fueron, que obvie toda la parte mítica, mística y romántica para centrarme en lo que hoy el Budo es al margen de opiniones y calificativos. Para muchos es un deporte, especialmente el Karate que intenta (en mi opinión en vano) ser olímpico, pero otros muchos siguen sus pasos creando competiciones y campeonatos sobre especialidades de muy difícil adaptación sin perder su identidad y leit motiv. Otros sueñan con la figura del «Guerrero Místico» y la persiguen con todas sus fuerzas por los mil y un caminos que (parece ser) conducen a ese estado. Para otros el Budo es una «Forja de Hombres» a través del trabajo constante, el reto, la sumisión (que no Humildad) ante los «mayores» para curtir el llamado espíritu. Bien, por primera vez quizás, voy a dar mi opinión sin sustentarme en datos filosóficos, históricos y culturales, es sencillamente que Todos tienen razón y ninguno la tiene. Creo que no hay Un único Budo, sino muchos, tantos como practicantes. Cada quien lo entiende, practica, juzga y enseña según su propio criterio, el problema reside en que todos estamos convencidos de que lo nuestro es lo mejor y realmente no lo es. Empecemos por el Karate (con y sin Do) En mi opinión hay varias contradicciones para considerarlo un Arte Marcial, así a secas. La más importante de todas es que si partimos de la base en la que el Karate es un arte de combate, de lucha, con técnicas mortales (que las tiene) no es algo con lo que jugar ni puede constituir un pasatiempo, tampoco dejarlo en manos de cualquiera. ¿Dejaríamos un arma de fuego en manos de un niño o un adulto que no haya demostrado un mínimo de autocontrol y buen juicio?. En este sentido no son muy válidos los argumentos de «forja de hombres» toda vez que, en realidad, tan solo son 3-10-20-40… horas a la semana. Se acaba la clase y fuera «del tatami», tan solo quedan las técnicas cool, esas que son capaces de destrozar a alguien. Por otra parte, para eso, se necesitan verdaderos «hombres forjados» que puedan enseñar el camino y que no obedezcan únicamente sus intereses personales. Haberlos haylos, no lo dudo,...
Estudiar, Entrenar, Aprender Budo
Cayetano A. Sánchez (Ko-Oni) A raiz de un excelente artículo firmado por Ricardo Mercado Sierra en el grupo de Facebook «Amigos de las Artes Marciales» acerca de como Internet ha cambiado la visión y métodos del Budo, otras reflexiones que en otras ocasiones he comentado por encima van tomando forma y me gustaría plantearlas de forma descarnada pero, esta vez, no para fomentar ningún tipo de polémica o debate, sino para que cada quien haga su propia reflexión y extraiga sus propias conclusiones. Internet y la llamada Web 2.0 (para quien no lo sepa, se diferencia del tradicional concepto de Internet en que ahora se persigue y promulga la opinión y participación del usuario en lugar de la simple contemplación de la información) han cambiado la percepción del Budo y no siempre para bien. Youtube, Facebook, foros, webs abiertas, blogs como este, ofrecen una idea de que todo el mundo tiene derecho a opinar, cosa que es cierta, pero también es cierto que (se me perdonará la vulgaridad) «las opiniones son como el culo, cada uno tiene el suyo». Esta falsa democratización hace que alguien mediocre pueda pasar por un Gran Maestro solo porque en su web, blog, foro, página de Facebook o canal de Youtube, cuenta con un número ingente de seguidores que aplauden y vitorean sus ocurrencias. Yo no creo en la disciplina castrense, no creo en las jerarquías artificiosas basadas en colores de un cinturón o en papeles firmados por quien sea, tenga o no los ojos rasgados. El Conocimiento (en mayúsculas) se tiene o no se tiene, sencillamente. Partimos de la premisa democrática de la Libertad de Expresión y Opinión, personalmente estoy de acuerdo en que esto debe ser así, pero en lo que discrepo profundamente es que manifestar una opinión convierta esa declaración en verdad y a su firmante en Maestro de nada. Yo parto de la premisa contraria: Los Sabios escasean, los Ignorantes abundan y, por extensión, la mayoría de quienes opinan y expresan libremente sus ideas son ignorantes en la materia, o dicho de otra manera: no son verdaderos expertos o no tienen conocimientos suficientes. Esto ocurre por una serie de desafortunados equívocos e ideas muy arraigadas, potenciadas por los propios maestros japoneses, que están equivocadas en su planteamiento base debido a diferencias culturales. Analicemoslas con detenimiento: El Experto o Maestro de Budo lo es por el tiempo de entrenamiento Esta es la principal premisa absolutamente falsa en la que se basan la mayoría de las argumentaciones que, además, se contradice con otra frase tópica: Los maestros japoneses no enseñan. Empecemos por el final a desmontar esta premisa y lo haré tomando un ejemplo real, aunque...
Como llegar a ser un Maestro del Budo (Shu Ha Ri)
Cayetano A. Sánchez (Ko-Oni) Hablando en lenguaje llano, no deja de sorprenderme como un altísimo porcentaje de practicantes de Budo, en todas sus especializaciones y de toda procedencia, sueñan con ser reconocidos como Maestros, para ello se utiliza la nomenclatura japonesa o se utilizan los distintivos de colores que nacieron en el Kodokan de Jigoro Kano. Al decir esto soy plenamente consciente de que muchos se sentirán aludidos y, en el mejor de los casos, sigan leyendo con animadversión. Lo que hago es, sencillamente, ejercer la autocrítica puesto que me incluyo dentro del submundo de Budoka para bien y para mal y, por tanto, creo mi deber divulgar de la mejor manera posible unos razonamientos lógicos en lugar de expandir mitos y leyendas urbanas que, a mi juicio, lo que consiguen es lo contrario de lo que se pretende: denigrar el Budo. Con esta pequeña introducción solo deseo dejar patente que mi labor es únicamente de divulgación. No pretendo sentar cátedra ni adoctrinar a nadie, pero sí poner las cosas en el lugar que corresponden. Ni más ni menos. Si hay una distinción entre alguien que ejerce la enseñanza de las Artes Marciales y un Maestro (así, con mayúsculas) llámese Shihan, Kyoshi, Renshi o cualquier otro nombre en japonés que implique ese significado, no es otra cosa que el Dominio de aquello que practica. Se le da demasiada importancia a las palabras en general y, por tanto, se juega con ellas provocando en el oyente una ilusión de magnificencia que no tiene. Se utiliza para ello el siguiente sofisma o planteamiento falso: Soy enseñante Maestro es quien enseña Los Maestros son personas a las que hay respetar Son personas dignas de admiración. Ergo… Yo soy un Maestro y, por tanto, digno de respeto y admiración. La falacia está en la última parte del razonamiento: No todos los enseñantes son Maestros (dicho sea en este contexto del Budo y con las interpretaciones que se otorgan a dicho título) ni todos los Maestros son dignos de respeto y admiración. Repito: Maestro en el sentido que estamos hablando es quien domina una técnica o arte. Así hablamos de Maestros de Oficios (Maestros torneros, carpinteros…) de Maestros artísticos (Maestros de la Pintura, Escultura o Arquitectura) incluso de otros deportes como los Maestros de Ajedrez. Lo hacemos independientemente de si se dedican a la enseñanza o no. Por tanto, lo lógico sería que, por Humildad (ese valor incluído en el manoseado Bushido), nadie se llamase a sí mismo Maestro sino que fuese la Comunidad del Budo quien así lo reconociese por sus conocimientos sobre lo tangible (Técnicas y tácticas) y lo intangible (conceptos abstractos, que no...
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