INTRODUCCIÓN.
El Karatedo, al igual que muchas otras artes marciales, independientemente que se encuentren insertadas en el contexto deportivo, se siguen asumiendo como una actividad que contribuye a la formación integral de sus practicantes. Es por ello que, de inicio, todo pensamiento y acción debe partir de la educación, entendida ésta como el: “Proceso dinámico y complejo de actividades sistemáticas, mediante el cual se interrelaciona la acción de los educadores y educandos y está encaminado a la formación y desarrollo del colectivo, así como de cada uno de sus miembros individualmente.” C.E.P.E.S. (1995)
En ese mismo sentido, para concretar las intenciones educativas en lo referido a la formación y educación de los participantes, es imprescindible basarse en los postulados pedagógicos, particularmente en lo referido al curriculum, definido según Pansza, M. (1996) como una: “serie estructurada de conocimientos y experiencias de aprendizaje, que de forma intencional se articulan con la finalidad de producir aprendizajes que se traduzcan en formas de pensar y actuar frente a los problemas concretos que plantea la vida social y la incorporación al trabajo”.
El desarrollo curricular atraviesa por diversas fases como el diseño (planificación), aplicación y evaluación.
Mediante el presente material se analizan los documentos curriculares pertenecientes a un grupo de instituciones de Karatedo, así como su contrastación con su utilización. Para ello se toma como referencia los postulados antes mencionados, con vistas a su perfeccionamiento, para beneficio no solo de los maestros; sino de los alumnos que reciben el impacto de su trabajo, de la sociedad que recibe el impacto de los alumnos, y finalmente del karatedo en sí mismo, al contar con procesos que optimicen el tiempo y esfuerzo en la obtención de mayores beneficios.
DESARROLLO.
Al revisar los documentos de las diversas instituciones consultados, se está en presencia del curriculum formal (o pensado): “utilizado para designar el producto de la previsión a un nivel teórico de la formación del estudiante. Este tipo de currículum se concreta en los documentos normativos que rigen la formación profesional (perfiles, planes, programas)”. En ese caso se observó lo siguiente:
En primer lugar que resalta es su denominación, ya que la predominante es “programa de examen (o de grado)”. Ese es un aspecto que valdría la pena reconsiderar, ya que de acuerdo a su denominación se deriva su orientación; y el propósito de esos documentos es regir el proceso de formación (enseñanza, entrenamiento, educación), mas no la evaluación (que constituye el punto final del proceso, donde se comprueba el logro de los objetivos establecidos a cumplir en el proceso)
En segundo lugar resultó significativa la estructura más común de los documentos. En ese caso, desde el punto de vista de los contenidos que incluyen, se observan mayormente los siguientes:
• Título
• Historia
• Filosofía
• Características del estilo
• Valores morales a desarrollar
• Técnicas por grado, edad y tiempo a prender
• Vocabulario
Por el contrario, la mayoría de ellos carecen de importantes aspectos orientadores del proceso a realizar, entre los que se encuentran fundamentalmente:
• La fundamentación de la necesidad del proceso a aplicar (solo dos la incluyen)
• La descripción integral de lo que se espera que al participante logre en cada nivel (ninguna lo incluye)
• Los propósitos a cumplir con los participantes (solo tres los incluyen)
- La forma de trabajo con cada uno de los aspectos incluidos en el proceso (solo tres la incluyen)
- Los medios y materiales a utilizar en trabajo con cada uno de los aspectos incluidos en el proceso (solo 7 los incluyen)
- Las formas (y normativas) de evaluar el trabajo con cada uno de los aspectos incluidos en el proceso (solo 5 las incluyen)
Sin tener en cuenta esos aspectos, esos documentos no pueden cumplir eficazmente la función orientadora del proceso a utilizar, que es para lo cual fueron diseñados.
Luego de analizar los documentos (pertenecientes al curricular formal o pensado), esa información se comparó con lo que habitualmente acontece en las clases de karatedo (en este caso representado el curriculum real o vivido): “reconocido como aquel que se produce cotidianamente en la práctica de la enseñanza y que es el que efectivamente vivencia el estudiante durante su formación”
Al supervisar las sesiones de clase o entrenamiento se pudo constatar que, tanto en teoría como en práctica, se tratan diversos aspectos físicos, tácticos, fisiológicos, psicológicos, biomecánicos, metodológico y otros; que no aparecen en el curriculum formal o pensado. En ese caso, todos esos aspectos forman parte del currículum oculto o nulo, definidos éstos como:
El curriculum oculto: “influencias que actúan de forma explícita con otras que tienen un carácter latente, no manifiesto, al ser producto, bien de intereses hegemónicos que adoptan formas sutiles, no manifiestas de acción, bien de prejuicios, tabúes, rituales, mitos que ejercen una influencia no consciente pero eficaz en la formación. Contenidos que, si bien no están explicitados en planes y programas de estudio, se manifiestan de forma implícita en los aprendizajes, tanto dentro del aula como en otros espacios escolares. Se trata de pautas y modelos de relación social que se producen en ocasiones sin una clara conciencia de sus posibles efectos”.
El curriculum nulo: “se utiliza para designar todo aquello que por encontrarse ausente ejerce aun así una influencia en la formación del estudiante. Es todo aquello que, al no ser seleccionado como contenido o exposiciones válidas, o incluso al ser rechazado, se mantiene latente y ejerce por su ausencia una influencia sobre la formación del estudiante”.
En ese caso, debido a que la situación ideal es que exista la menor cantidad de diferencias entre el curriculum formal y real, y que en lo posible no exista ni el oculto ni el nulo; se demuestra la imperiosa necesidad de perfeccionar esos documentos. Para solucionar ese problema, se propone una alternativa de diseño curricular para las instituciones de karatedo.
El diseño curricular se define como: “el proceso de su elaboración, concebido con carácter sistémico, participativo y técnico donde se especifican fines y objetivos educacionales. Se refiere a la selección, estructuración y organización del contenido curricular así como de las formas de enseñanza y evaluación. Su resultado es la representación de una realidad educativa de acuerdo con determinadas exigencias del contexto social, político y económico, de la formación del educando, con las concepciones que sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje posean los diseñadores y que ponen en consideración los resultados de las fases de práctica y evaluación curricular.” Martínez, R. (1999)
El diseño curricular, según González, O. (1995), consta de tres momentos: El perfil profesional, los planes de estudio y los programas, cada uno de los cuales marca un diferente nivel de generalización. Para explicar la importancia de la relación entre estos momentos, el colectivo de autores del C.E.P.E.S. (1995) planteó que: “Uno de los grandes problemas que afronta la teoría y el diseño curricular en la actualidad consiste en superar las características de los actuales curricula vigentes. No existe en ellos una armónica relación entre los componentes fundamentales del diseño curricular (perfil, plan de estudios y programas de formación). Es frecuente que los planes y programas se elaboren sin ser precedidos de perfiles profesionales”.
En ese caso, el primer aspecto a perfeccionar, constituye la inclusión del perfil profesional. El mismo, según Díaz Barriga, F. y Co. (1996), citando a Arnaz, J. (1981) se define como: «Una descripción de las características que se requieren del profesional para abarcar y solucionar las necesidades sociales”. El mismo cumple las funciones de:
– Ofrece una imagen o idealización contextualizada en un momento y lugar determinado.
– Sirve de referencia para la valoración de la calidad de la formación.
– Aporta criterios para determinar la caracterización de un puesto de trabajo profesional.
En este caso cabe destacar que, por un lado, el perfil tiene que incluir todos los aspectos que intervienen en el proceso de formación de los karatekas (físico, técnico, táctico, teórico, psicológico, etc.); y, por otro lado, debido a que el karatedo estructura el progreso de sus practicantes mediante grados (cinturones), se precisa un perfil integral correspondiente a cada grado, de modo tal que determine el estándar a alcanzar en cada uno de ellos.
Una vez determinado el perfil, y derivado de éste, se diseña el plan de estudios. El mismo se reconoce como el: “Documento donde se materializa de forma sintética, con una determinada estructura y dinámica, la filosofía, finalidad, concepciones, los contenidos de la enseñanza y demás componentes de la actividad de estudio en una profesión determinada y en las modalidades previstas. Instrumento mediante el cual es posible definir el tipo de organización, el régimen docente y las acciones que deben llevarse a cabo para que los alumnos alcancen el dominio de determinados niveles de formación según el perfil”. En este sentido vale la pena destacar que (de manera general) la mayoría de los documentos consultados (aunque mayormente se denominan programas) se corresponden con el plan de estudios, pero no en su versión completa.
A continuación se muestran los aspectos a incluir en el plan de estudios (también reconocidos como mapa o malla curricular), en este caso adaptado al contexto del karatedo:
Descripción de la finalidad del proceso
• Tiempo total de duración del proceso de formación (desde principiantes hasta cinturón negro, o de maestro si procede)
• La organización por trimestres, semestres o anuales (en este caso por grados)
• La estructuración por asignaturas, áreas o módulos (en este caso la preparación física, técnica, táctico, teórica, psicológica, etc.)
• Especificación de objetivos generales y específicos de cada materia, área o módulo (partiendo del perfil anteriormente establecido)
• Número de horas de teoría y de práctica de cada materia, área o módulo (en este caso por grados)
Una vez definido el plan de estudios, y sobre la base de éste, corresponde diseñar los programas. Los mismos se definen como:“Documentos en que se consignan particularmente los objetivos o propósitos del curso, contenidos de la enseñanza que abarca y consideraciones sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje siguiendo la estructura y dinámica que corresponde a la unidad organizativa que propone el plan de estudios”.
Para diseñar los programas, ante todo, es imprescindible tener en cuenta que cada uno de ellos se orienta la desarrollo de cada uno de los tipos de preparación a incluir en el proceso de formación de los alumnos (física, técnica, táctica, teórica, psicológica, etc.) Luego de eso, cada programa se diseña mediante la siguiente estructura:
• Introducción o justificación del curso (en este caso cada tipo de preparación)
• Objetivos a lograr a corto, mediano y largo plazo (de acuerdo a los objetivos del plan de estudios, y a su vez de las exigencias del perfil a lograr)
• Temáticas de las unidades (contenidos, ejercicios, técnicas, actividades a realizar)
• Metodología de trabajo (formas de realización, orden, dosificación, etc.)
• Medios y materiales a utilizar durante el trabajo
• Criterios y normativas de evaluación
Finalmente, y sobre la base de los programas, es que pueden diseñarse las sesiones diarias de clase o entrenamiento. Es en este documento en particular donde se concretan en detalle las acciones a realizar para beneficio de los practicantes, que se derivan cual reacción en cadena desde los programas, el plan de estudios y el perfil profesional.
CONCLUSIONES.
Para este trabajo se revisaron 47 documentos curriculares, ello obedeció a dos razones fundamentales: en primer lugar, resulta realmente difícil que muchas instituciones compartan este tipo de documento, por considerarlo interno y privado; y, en segundo lugar, se constata una gran similitud entre los documentos utilizados por las diversas instituciones, ya que mayormente las nuevas instituciones utilizan el mismo documento, con pocas y muchas veces sin variación con respecto al documento original de las instituciones de las cuales provienen. Por el contrario, en los documentos revisados se pudo abarcar los principales estilos de karatedo más practicados a nivel internacional, donde se pudo apreciar una casi total coincidencia entre todos. De ese modo, aun cuando somos conscientes que esa muestra, por su cantidad, no sea estadísticamente representativa con respecto a la población universal de instituciones, por su esencia si puede ser tomada como referencia para solucionar un carencia o deficiencia internacional que mediante este estudio se ha detectado.
Es por ello que, partiendo del análisis realizado, se pudo identificar una casi unánime coincidencia entre los documentos curriculares pertenecientes a las instituciones marciales, que precisan ser rediseñados, tanto en contenido como en forma, sobre la base de los postulados pedagógicos de la teoría circular, de modo tal que puedan cumplir eficazmente su rol orientador guía del proceso a utilizar por los maestros en beneficio de sus alumnos.
RECOMENDACIÓN.
Que sean revisados los documentos que rigen el proceso de enseñanza y evaluación en el karatedo, partiendo de los postulados pedagógicos de la teoría circular, de modo tal que puedan perfeccionarse para que garanticen cumplir eficazmente su rol orientador guía del proceso a utilizar por los maestros en beneficio de sus alumnos.
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