4.- Virtudes de la defensa y contraataque con el mismo brazo como prototipo de la respuesta en hente.
La acción de defender y contraatacar en hente se sitúa a medio tiempo de la de parar y contraatacar en seite. Ya que al contraatacar con el mismo brazo que se defiende, se reduce el tiempo de respuesta, se rompe el ritmo del oponente y se le sorprende. Por lo que este factor sorpresa convierte dicha acción en cuasi una forma de anticipación. Debido a que al reducir el tiempo de respuesta, anticipamos la misma; y la acción adquiere entonces una nueva dimensión.
Como veremos en la fase práctica, hay situaciones especialmente idóneas para la defensa y contraataque con el mismo brazo. Por ejemplo: Si el oponente tiene intención de realizar dos ataques consecutivos. En dicho caso, y una vez bloqueado el primer ataque, se podrá frustrar la segunda tentativa si se realiza un contraataque hente lo suficientemente rápido y preciso. O cuando tras una defensa de chudan uchi uke, se realiza un jodan kizami zuki, ambas técnicas hechas con el mismo brazo. De manera, que el kizami zuki deberá impedir que se geste una segunda técnica, o que llegue a completarse eficazmente si estuviese en curso. Por lo que el uso adecuado de la mano adelantada después de una defensa, o en forma de un ataque súbito propiciará un resultado favorable ante una situación de riesgo.
De todas formas, no se debe caer en el error de dar mayor importancia a los contraataques con el mismo brazo por ser más rápidos y sorpresivos, o a los del brazo contrario por ser más potentes. Ya que lo realmente substancial es el uso combinado de ambas posibilidades de acción. Pues, de la alternancia e interacción entre seite y hente nacerá una forma natural y efectiva de proceder ante los ataques. Pues ambas acciones se volverán afines y en cualquier momento cualquiera de ellas brotará de forma espontánea y eficaz. Siendo la experiencia y las circunstancias las que determinen la actuación más ventajosa en cada caso. Al tiempo que se irá ampliando el repertorio técnico con acciones más rápidas, fuertes, sorpresivas; y por tanto eficaces.
En el siguiente esquema se muestra las posibilidades de interacción entre las defensas, ataques y contraataques con las tres distancias de recorrido de las técnicas. Y la opción de utilizar acciones en la forma hente o seite o combinadas.
5.- Los ataques y defensas consecutivos.
Podemos definir como acciones consecutivas a aquellas que son gestadas como una unidad, con una única intención y, a veces, realizadas en el transcurso de una única respiración. Es decir, se gestan como un bloque, aunque estén formados por dos o más técnicas. Esencialmente existen dos tipos de patrones en cuanto a los ataques o defensas consecutivas se refiere. El primero es cuando se realiza más de una técnica con el mismo brazo pero a diferente nivel. Su nombre se forma con el sufijo dan (nivel) precedido del número de técnicas que forman la acción, por ejemplo nidan-zuki, sandan-zuki, nidan-uchi o nidan-uke, etc. Mientras que, en el segundo modelo, cada técnica es realizada con un brazo diferente y su nombre está formado con el sufijo hon e igualmente precedido del número de técnicas que lo componen, como nihon zuki, sambon zuki, nihon uchi o nihon uke, etc.
Por supuesto, se puede obtener mayor versatilidad y eficacia combinando cualquier tipo de técnicas consecutivas con ambos brazos. O incluso, realizando una acción de las denominadas nidan alternando ambos brazos. Pudiéndose enlazar perfectamente las técnicas de diferente recorrido, con diferentes trayectorias y utilizando técnicas de puño, mano abierta, codo, etc.
Otra ventaja de los ataques consecutivos es que son más difíciles de defender que de forma aislada; sobre todo cuando son realizados a diferente nivel. Por ello, son un recurso técnico-táctico muy indicado para practicantes con un nivel medio-alto. Algo similar ocurre con las defensas; porque hay circunstancias en donde es necesario realizar paradas sucesivas. De esta forma, los distintos recorridos y trayectorias junto a las acciones en nidan o nihon posibilitan iniciativas y respuestas rápidas y sumamente eficaces. Por ejemplo dos ataques consecutivos pueden ser contrarestados con sendas defensas y con el contraataque más idóneo.
6.- Kamae. Tipos. Su vinculación con el recorrido de las técnicas y sus trayectorias.
Como todos conocemos, el término kamae no se refiere únicamente a la forma de situar nuestros miembros o a nuestra postura corporal. Es un término más amplio que engloba y fusiona aspectos psíquicos y físicos tales como el nivel de atención, intención, la actitud, la postura, situación de los brazos y manos, los desplazamientos. Y cuantos elementos se manifiestan en nuestra ubicación espacial y disposición hacia los demás. Por ello, se constata que kamaes distintos ofrecen condiciones diferentes para la realización de las técnicas. Por lo que a continuación se citan tres variantes para los diferentes niveles de kamae.
Otro aspecto importante que vincula los kamaes con la realización de las técnicas es lo que llamo practicar “acciones disociadas”. En las que ambos brazos realizan a la vez acciones diferentes pero con un único objetivo táctico. Por ejemplo: Utilizar la defensa y contraataque al unísono o realizar cualquier técnica con un brazo mientras que el otro adopta de forma natural pero sorpresiva un kamae. Una vez armado el kamae se podrá realizar un ataque o defensa. Es una manera de experimentar con las técnicas desde diferentes puntos de partida, describiendo distintas trayectorias y/o variando la longitud de sus recorridos.
Es por este motivo, que parafraseando al célebre Miyamoto Musashi3 podemos decir que: Aunque las posturas pueden ser divididas en cinco, el propósito es uno. Por ello, cualquiera que sea la postura a tomar no es éste el propósito en sí mismo; el propósito es interceptar a la persona, atajando su ataque. Parar la acometida de sus miembros, golpeándolos, desviándolos o frenándolos son todas formas de lograr el propósito, pero las formas y el objetivo no deben confundirse.
Si bajamos un jôdangamae un poco se transforma en chûdan, si subimos éste de acuerdo con la necesidad resulta un jôdan. Subiendo un gedan según las circunstancias nos encontramos en chûdangamae. Si las circunstancias lo piden basta desde el centro variar un poco para cambiar a migi waki o hidari waki, bien en chûdan o en gedan. Mínimas variaciones procuran múltiples situaciones dentro de un kamae. Y, en estas variaciones se encuentran los recorridos de cualquier amplitud, las trayectorias diferentes en función del kamae adoptado y la combinación o alternancia de ambos miembros.
3 Gorin No Sho. Miyamoto Musashi. Editorial Luis Cárcamo
Continuara…..
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