A raiz de una competición mundial celebrada en Cali no hace mucho, se ha levantado un cierta polémica en las redes sociales debido a que el campeón, Antonio Díaz, ejecutó el Kata Suparinpei saliendo con el paso cambiado.Parece ser que el Reglamento no contempla penalización por tan craso error y, por tanto, el plantel de jueces emitió su veredicto otorgando el primer premio a este karateka, lo que ha significado voces a favor y en contra de este veredicto.
No soy muy ducho en las normas de competición, lo cierto es que tampoco tengo mucho interés en ellas, sin embargo encuentro esta polémica llamativa toda vez que, en su gran mayoría, quienes están a favor del Karate competitivo, lo están también de su conversión en Deporte Olímpico y es aquí donde empiezan a fallar las argumentaciones y donde hay que dar la razón al bloguero de Artes de Caballería, un blog que recomiendo solo a mentes abiertas capaces de ver más allá de lo irreverente de las formas para entrar en el contenido.
En este citado blog se apunta hasta la saciedad la necesidad de establecer unas normas coherentes y racionales relativas a la competición y preconiza un cambio evolutivo hacia el Karate sin apellidos como única vía hacia el olimpismo.
No soy yo un defensor de las tesis deportivistas de las artes marciales, es de sobra conocida mi postura más bien tradicionalista, pero sí soy partidario de la Evolución (con mayúsculas) de toda actividad humana y más aún en aquellas facetas que se autodenominan «Arte».
Remontándonos a la Historia El considerado «Padre del Karate Moderno» es, sin duda, Gichin Funakoshi y, por ende, el estilo que marca la pauta es el Shotokan. Funakoshi llevó esa evolución hacia un sistema de ejercicio físico, lo que le llevó a la famosa exhibición frente al Emperador, origen de su expansión en Japón y la introdución del Karate en las escuelas e institutos.
Su hijo Yoshitaka Funakoshi fué quien verdaderamente comenzó a sentar las bases del Karate como método deportivo, bajando las posiciones e incluso inventando variaciones, como el Kokutsu Dachi, variación más baja del Neko Ashi Dachi, para así ejercitar la fuerza muscular del tren inferior. Esta evolución no se hizo de forma arbitraria, sino fruto de investigaciones y sin perder el «espíritu» original del Karate-Do.
El siguiente paso fué dado por Nakayama y sus alumnos (Kanazawa entre ellos), potenciando los encuentros competitivos «interestilos» que se fueron transformando en los Campeonatos Mundiales que hoy conocemos.
La polémica. En sí mismo el asunto de la polémica me parece banal y falso. Hay unas reglas y los árbitros las han interpretado al pie de la letra. Por tanto nada que decir al respecto. Sin embargo, se destaba lo que Artes de Caballería lleva denunciando a su manera tanto tiempo: las reglas establecidas no tienen ningún sentido.
Símplemente pregunto: ¿Se aplican las mismas reglas en un examen de cinturón negro X Dan? Me temo que no (al menos cuando yo me examiné) Si el que el Kata pueda ser ejecutado con errores no es motivo de penalización grave (leáse descalificación o al menos una bajada significativa en su puntuación) daría pie a que cada quien «inventase» su propia versión y llegaríamos a una situación en que cada practicante hiciese el Kata «a su medida» con lo cual perdería toda su razón de ser y habría que llamarlo «Ejercicio en solitario» con algunos movimientos obligatorios, tal y como ocurre en Gimnasia, por ejemplo.
Supongo (no estoy seguro), que esta «libre interpretación» viene como consecuencia de la inclusión de los miles de estilos, escuelas, subestilos y grupúsculos independientes que tienen su propia forma de ejecucción e interpretación de las técnicas y Kata. Lo cual es justo, dado que no todos los jueces y árbitros tienen (ni pueden) conocer todas las variantes de todos los estilos. Aquí es donde radica el problema para el olimpismo.
Sete Karate Vuelvo a afirmar que la polémica es falsa. En mi opinión existen causas más allá de lo razonable para no hacer del Karate un deporte, dado que existen precedentes de unificación de un arte marcial y contemplar la práctica deportiva sin detrimento de su «origen marcial»: El Kendo y el Iaido, las dos artes marciales más tradicionales de Japón.
Aunque no son muy conocidas en occidente, existen diferentes escuelas de Kendo, con distintas formas de interpretar el Zanshin y el Tai Atari, por ejemplo. Sin embargo, en un Campeonato Mundial, estas formas no se contemplan, todo el mundo se ciñe al Kendo «estándar», un Kendo nacido en el siglo XX de la mano de la Dai Nippon Butokukai, un organismo gubernamental, que reunió a cinco destacados maestros de Kenjutsu y, unificando criterios técnicos y tácticos, crearon los 10 Kata de Kendo y sentaron las bases para la difusión de un estilo unificado.
Resulta demasiado obvio que existían más de cinco escuelas de Kenjutsu en la época, pero la idea y la necesidad de crear un único sistema que pudiese extenderse y practicarse sin perder efectividad se impuso. Lo mismo puede y debe hacerse con el Shiai Karate.
A partir de ahí, quedarían dos caminos claros: un camino (probablemente mayoritario) que siguiese ese Karate reconvertido y otro (minoritario y residual) que continuase con las tradiciones. El panorama se iría aclarando y no habría lugar a interpretaciones personalísimas sino a un conjunto de técnicas basadas en la lógica y en la Ciencia del Deporte, estudios biomecánicos, dinámicos, etc…
De la misma manera, quienes preconizamos la evolución lógica a partir de la tradición tendríamos una poderosa herramienta para avanzar en el conocimiento y adaptar los principios fundamentales de cada escuela a los avances científicos y tecnológicos propios del siglo XXI.
19 agosto, 2013
Mi sincera opinión es que las artes, y las marciales entre ellas por supuesto, jamás pueden ni deben estar sometidas a jueces que, en muchos casos, tienen intereses bastardos en los resultados (medallas para publicidad de su gimnasio, jueces a quienes se les «regalan» los Dan por devolución de favores, etc). ¿se imagina alguien una competición entre Velázquez y Goya? ¿o entre Mozart y Bach? Evidentemente, el veredicto de los jueces jamás sería cierto ni objetivo. Ah, y ¿que competidor de artes marciales aguanta la competición con más de 30 años? Ninguno. Las artes marciales son TRADICIONALES no olímpicas ni deportivas.