Cayetano A. Sánchez (Ko-Oni)
Hablando en lenguaje llano, no deja de sorprenderme como un altísimo porcentaje de practicantes de Budo, en todas sus especializaciones y de toda procedencia, sueñan con ser reconocidos como Maestros, para ello se utiliza la nomenclatura japonesa o se utilizan los distintivos de colores que nacieron en el Kodokan de Jigoro Kano. Al decir esto soy plenamente consciente de que muchos se sentirán aludidos y, en el mejor de los casos, sigan leyendo con animadversión.
Lo que hago es, sencillamente, ejercer la autocrítica puesto que me incluyo dentro del submundo de Budoka para bien y para mal y, por tanto, creo mi deber divulgar de la mejor manera posible unos razonamientos lógicos en lugar de expandir mitos y leyendas urbanas que, a mi juicio, lo que consiguen es lo contrario de lo que se pretende: denigrar el Budo.
Con esta pequeña introducción solo deseo dejar patente que mi labor es únicamente de divulgación. No pretendo sentar cátedra ni adoctrinar a nadie, pero sí poner las cosas en el lugar que corresponden. Ni más ni menos.
Si hay una distinción entre alguien que ejerce la enseñanza de las Artes Marciales y un Maestro (así, con mayúsculas) llámese Shihan, Kyoshi, Renshi o cualquier otro nombre en japonés que implique ese significado, no es otra cosa que el Dominio de aquello que practica.
Se le da demasiada importancia a las palabras en general y, por tanto, se juega con ellas provocando en el oyente una ilusión de magnificencia que no tiene. Se utiliza para ello el siguiente sofisma o planteamiento falso:
- Soy enseñante
- Maestro es quien enseña
- Los Maestros son personas a las que hay respetar
- Son personas dignas de admiración.
Ergo… Yo soy un Maestro y, por tanto, digno de respeto y admiración.
La falacia está en la última parte del razonamiento: No todos los enseñantes son Maestros (dicho sea en este contexto del Budo y con las interpretaciones que se otorgan a dicho título) ni todos los Maestros son dignos de respeto y admiración.
Repito: Maestro en el sentido que estamos hablando es quien domina una técnica o arte. Así hablamos de Maestros de Oficios (Maestros torneros, carpinteros…) de Maestros artísticos (Maestros de la Pintura, Escultura o Arquitectura) incluso de otros deportes como los Maestros de Ajedrez. Lo hacemos independientemente de si se dedican a la enseñanza o no.
Por tanto, lo lógico sería que, por Humildad (ese valor incluído en el manoseado Bushido), nadie se llamase a sí mismo Maestro sino que fuese la Comunidad del Budo quien así lo reconociese por sus conocimientos sobre lo tangible (Técnicas y tácticas) y lo intangible (conceptos abstractos, que no místicos) ya que de lo contrario se está siendo Juez y Parte y, por tanto, no es algo objetivo ni razonable.
Shu Ha Ri (守破離)
Si no hace mucho comentaba acerca de Shin-Gi-Tai, existe otra frase, de estas formadas por Kanji sin terminaciones gramaticales, que expresa cual es (en caso de existir) el camino correcto para ser un Maestro, se trata de un «camino» en tres fases, Shu-Ha-Ri y como suele suceder cada quien le da la interpretación que le interesa dado lo abstracto de sus conceptos.
Shu 守
Es por tanto una especie de entrada (algunos Maestro consultados al respecto se referían a esta fase como Nyumon que significa «puerta de entrada»)
Una pregunta que debería ser planteada y respondida es ¿qué es lo que se debe proteger, guardar o defender? Ante eso solo hay una respuesta posible: La esencia misma del Budo, sus tácticas y técnicas, sus «por qués». Aunque, evidentemente, antes hay que aprehenderlo, interiorizarlo, hacerlo propio. Que sean movimientos técnicos fluídos y naturales, no automatizados y, para ello, deben «respetarse las reglas», pero esto no implica una obligación tal y como se interpreta en occidente, sino al contrario, se respetan las reglas porque se comprenden, porque se encuentran lógicas para poder avanzar en el aprendizaje, es decir: se respetan las reglas que marcan y definen cada técnica, no las órdenes más o menos caprichosas del enseñante.
Ha 破
Los eruditos de la época medieval japonesa empleaban el chino y con él los conceptos de origen budista, del mismo modo que los eruditos occidentales utilizaban y siguen utilizando el latin (por ejemplo los nombres científicos de las especies, determinados sufijos y prefijos, etc) El término «romper», «rasgar», «destruir», viene a significar «superar» ya que, en sentido budista, se debe«romper la forma para llegar a la esencia» , por poner poner un ejemplo y entrar en la mística Zen auténtica, hay que señalar los Koan, especie de acertijos sin mucho sentido lógico que intentan «despertar» la mente del aprendez (despertar aquí es la traducción de Satori, la sabiduría Zen). Bien, un famoso Koan es: «Si una vara es una vara, pero la rompemos… qué es?» En este caso, se establece la relación entre «forma» (vara) y «esencia» (trozo de madera, palo). si la vara se rompe, no deja de ser un trozo de madera.Por tanto, en este contexto, la palabra Ha, en sus distintas acepciones, viene a señalar el punto del camino en el que se trasciende de las formas rígidas aprendidas y automatizadas para ir más allá y descubrir lo que podríamos llamar «La Técnica que lo sustenta», el por qué determinadas cosas se hacen de determinada manera y no de otra.
En un ejemplo práctico, se puede afirmar que en las artes marciales con armas se insiste en el movimiento circular como motor de la fuerza centrífuga, ese es el movimiento base. Sin embargo este movimiento no es correcto, puesto que no se dibuja un círculo, sino un óvalo en el que el extremo más largo debe coincidir con el punto de impacto.
Es una fase de estudio personal, interior, en el sentido de interiorizar una técnica, un conjunto de técnicas y los principios que la sustentan. Realmente es mi intención que quede claro este punto para huir de malas interpretaciones, así que pondré un ejemplo más: En las técnicas de luxación (no importa el arte marcial que sea) no basta con aprender mecánicamente la técnica conocida como Kote Gaeshi hasta realizarla de un modo perfecto pero automático, debe entenderse que esta técnica es, sencillamente, una aplicación de palancas, reglas físicas en el estricto sentido de la palabra. Esta sería la «esencia» a la que hago referencia.
Ri 離
Es decir, si en una primera fase se «aprendieron las normas» y en una segunda «se alcanzó la esencia», el siguiente paso lógico es trasladar, trascender, esos conceptos para crear nuevas formas, técnicas, adquirir personalidad en lo que se está haciendo.Quizás un ejemplo quede más claro: La arquitectura (o carpintería)
– En una primera fase se aprenden las leyes físicas de resistencia, gravedad, etc además de las características de los diferentes materiales y las diferentes técnicas.
– En una segunda fase se aprenden a aplicar esos conocimientos adquiridos al diseño de edificios y estructuras.
– En la tercera se trasciende de lo estrictamente práctico para entrar en el plano creativo, pero aplicando las reglas y métodos aprendidos.Ciñéndonos al Budo, se aprenden las distintas Kata (formas) y técnicas, se aprenden las diferentes formas de combinarlo, solo falta adaptar esos conocimientos a la situación real, personal de cada quien.En una palabra: Dominar el Budo, que en este ámbito quiere decir Conocer a fondo una materia, ciencia o arte, saber utilizar los recursos de los que se dispone.
Toda técnica debería ser razonada, siguiendo una lógica ya que nos encontramos en el siglo XXI en el que la Ciencia sustituye las Creencias y Supersticiones.
Un Maestro de estas características será un buen guia, para cualquier cosa, ya que alimentará el espíritu crítico y autocrítico de los practicantes, algo que, en mi opinión, se echa mucho de menos actualmente…
11 septiembre, 2013
Excelente artículo… y muy esclarecedor!
12 septiembre, 2013
Esto viene a corroborar mi teoria donde todo profesor (Enseñante) debería ser Maestro, pero no todos los Maestros pueden ser profesores (Enseñantes)
27 mayo, 2020
Es algo en lo que todos debemos reflexionar, Oss