.
El peso material vs el peso mental
Antes hemos mencionado el concepto jia-jié, que es uno de los métodos para llegar a formar la fuerza del cuerpo totalmente integrado.
En lugar de utilizar pesas o algún peso material, en el yi chuan se utiliza el peso de la intención, o la intención del peso. El método del jia-jié corresponde a este trabajo. Yo lo formularía así: «recurrir a las situaciones visuales o a las imágenes mentales que hagan activar los músculos necesarios para el trabajo en cuestión».
Hàn Xingqiao explica en la obra presentada en crónicas anteriores:
«En la práctica del jia-jié, existen dos modos:
El primero es el jia-jié concreto. Por ejemplo, tienes delante un gran árbol y te imaginas que puedes moverlo. Trabajas imaginando que lo agarras y, con la ayuda de tus brazos, lo atraes hacia ti, lo empujas etc., para entrenarte de esta manera.
El segundo modo es el jia-jié sin forma. No tienes a nada alrededor, pero te imaginas que estas delante de un gran árbol con el que vas a entrenar de la misma manera.Es el ejercicio más esencial del yi chuan…»
Se emplea un método similar en el taichi chuan.
En tus clases de taichi chuan, seguro que te han dicho que hagas los gestos «como si estuvieras metido en el agua encontrando resistencia por todas partes, sea cual sea la dirección de tus movimientos.» Cuando practicas el taichi chuan, la resistencia del agua es imaginaria y lo que produce esta sensación es tu mente o intención (yi). Si te metes bien en esta situación mentalmente, sientes efectivamente una resistencia en todos tus gestos. Tus movimientos ya no resultarán vacíos, como cuando remueves el aire, porque te parecerá sentir una resistencia real, como si te movieras dentro del agua.
La resistencia imaginaria del agua es el producto de tu pensamiento intencional (yi). Aunque se produzca mentalmente, crea tensiones efectivas en los músculos que se activan contrayéndose según las situaciones imaginadas. Cuanto más grande la resistencia o el peso imaginario, mayor será la activación de los músculos en respuesta a esa situación imaginada. Así, los músculos se reforzarán por una especie de autocarga o auto-resistencia. Estas cargas o resistencias no tienen ninguna consistencia material, ya que son el producto de tu pensamiento intencional cuyas posibilidades son incontables.
Hàn Xingqiao dice: «debes crear miles de situaciones imaginarias con el fin de fortalecerte por todas partes.»
Así, el que sabe utilizar el yi puede aprovechar cualquier carga imaginaria para fortalecer su cuerpo. Para los que se entregan a esta búsqueda, es un regalo mucho más valioso que el oro, porque pueden echar mano de una resistencia imaginaria en cualquier situación, estén dónde estén. Además, pueden modificar la cantidad de resistencia según sus necesidades y utilizarla nada más ponerse a entrenar.
Vamos a profundizar en este fenómeno, que constituye uno de los temas centrales de nuestra reflexión, pero antes, debemos aclarar una serie de puntos. Porque en el método de las artes marciales, existen todavía muchos aspectos oscuros que rebasan nuestro modo actual de pensar y que podrían estar en el origen de ciertos prejuicios, evitables simplemente con buscar una explicación. Los examinaremos a continuación.
Primeras capacidades corporales
Los atletas ganadores de medallas en los Juegos Olímpicos cuentan con excelentes capacidades corporales que han podido explotar gracias a esfuerzos considerables. Obviamente no está al alcance de todos los deportistas alcanzar semejante nivel de rendimiento. Yo diría que los atletas medallistas han alcanzado ese nivel gracias a su mejor aprovechamiento de sus «primeras capacidades corporales», formadas en principio en base a un cierto don que constituye su primer capital energético.
En el primer período de mi práctica marcial, dediqué buena parte de mi energía a la práctica del kárate. En ese mundo conocí a karatekas cuyas capacidades y cualidades eran descomunales. Todos destacaban en su arte formado sobre la base de sus primeras capacidades corporales. Todos habían sabido explotar muy bien su primer capital dinámico. Sin embargo, con el tiempo, comprobé que todas estas personas, sin excepción, parecían alcanzar el apogeo de su arte hacia la edad de 45 años, y que de ahí en adelante comenzaban a retroceder, tanto desde el punto de vista del dominio de sus capacidades corporales como en términos de salud. Este declive de su estado físico sorprendía, porque todos habían sido brillantes, incluso excepcionales.
Al observar otras disciplinas de artes marciales y deportivas, llego a la misma conclusión: que las «primeras capacidades corporales» se pierden con la edad. Según la disciplina, el declive dinámico se ve compensado de diversas maneras por la habilidad y ciertas sutilezas técnicas, y por eso el apogeo en cada arte puede ser variable, pero pocos atletas o artistas marciales sobresalen a partir de los 45 años. Por ejemplo, en las disciplinas como los 100 metros lisos, la natación, la gimnasia, el patinaje artístico, las «primeras capacidades corporales» juegan un papel esencial. Para ser el mejor, hay que ser joven, y mucho más joven que esa edad límite de más o menos 45 años.
La imagen del arte marcial que me fue inculcada es la de una disciplina que permite formar cualidades y capacidades a lo largo de la vida. Por tanto, tener unas excelentes « primeras capacidades corporales » no es suficiente. Hay que poseer otras cualidades. ¿Cuáles?
Segundas capacidades corporales
He conocido directa o indirectamente a algunos maestros de artes marciales que parecen haber sobrepasado esta barrera de la edad. Mis investigaciones sobre el método de las artes marciales me han llevado al siguiente concepto: que existen unas segundas capacidades corporales que son adquiridas gracias a la práctica completa del método específico de una disciplina.
Insisto aquí sobre dos aspectos: la práctica completa del método específico. Me explico.
En primer lugar, debo hacer algunas precisiones. Antes he dicho que practiqué el kárate con seriedad durante más de 20 años. Pero el método del kárate que he conocido estaba lejos de ser completo o perfecto. Se trataba del kárate moderno llamado kárate tradicional. Es decir, un kárate de competición deportiva formado sobre la base de la forma tradicional.
En el dominio de la práctica corporal, la reflexión sobre la experiencia es esencial, pero sin olvidar la tendencia que todos tenemos de limitarnos a nuestra propia experiencia. Uno puede decirse: «He conocido, por tanto sé», tal y como hice en mi caso. Más de 20 años de práctica ejercida con seriedad no es despreciable, pero está lejos de ser lo suficiente como para permitirse juzgar el conjunto del kárate. Nos convertimos fácilmente en presos de nuestra experiencia personal.
Tomemos un ejemplo: si alguien viviera varios años en China o en Japón, con el tiempo podría creerse un «buen conocedor» de estos países. Yo, al haber vivido más de treinta años en París, puedo decir que conozco muy bien el barrio donde viví, por supuesto, pero reconozco no conocer suficientemente otros barrios o distritos de París, ni los numerosos monumentos que constituyen su riqueza y belleza. Japón es mucho más grande que París, y la China todavía mucho más… ¿Cómo se puede pretender conocerlo todo con tan poca experiencia? Lo mismo ocurre con mi práctica del kárate.
En efecto, antes de la Segunda Guerra mundial, existían muchas otras formas, otros modos de prácticar el kárate en la isla de Okinawa. Pienso y espero que todavía hoy existan allí, aunque sea en pequeña medida. Podemos leer o escuchar anécdotas de karatekas de edad que consiguieron conservar durante mucho tiempo su capacidad y salud. Lo que crea un contraste con otros karatekas contemporáneos excepcionales a quienes he conocido pero que desconocían el método específico del kárate en su carácter global. Si lo hubieran conocido y practicado, habrían podido seguir evolucionando mucho más tiempo en su práctica porque habrían formado unas sólidas capacidades corporales secundarias.
Pero para construirlas, hace falta el método. Según la disciplina, tendrá sus especificidades, porque las formas de expresión técnica son variables, pero sus fundamentos se basarán en el mismo principio.
Creo que la realización de la «segunda capacidad corporal» no se limita a la disciplina, sino al valor del método, así como a la calidad y a la capacidad de la persona que lo practique.
Mi hipótesis es la siguiente:
La práctica de una disciplina de artes marciales implica un método específico que permite obtener la segunda capacidad corporal. Construir esta capacidad de forma técnica es lo que nos permite avanzar hacia la realización de un ideal: mantener la eficacia a lo largo de la vida y progresar continuamente hasta el fin de nuestros días.
Un ejemplo, aunque excepcional
En su obra « Tômei na chikara » (La fuerza transparente), Ed. Kôdansha, Tokio 1995, Tatsuo Kimura cita las palabras de su maestro, Yoshiyuki Sagawa. Algunas de las frases del Maestro Sagawa citadas en esta obra son las siguientes:
« Hasta la edad de 70 años, puedes fortalecer tus músculos. Si formas el cuerpo hasta esa edad, tu fuerza no disminuirá, ni siquiera después de los 80 años, como es mi caso…»
« Aunque entrenes con constancia para fortalecer el cuerpo, hará falta por lo menos 20 años para formarlo medianamente. No se puede formar el cuerpo marcial en menos tiempo. Sin formarlo de esta manera, es imposible practicar verdaderamente…»
« Hago cada día los 24 ejercicios de fortalecimiento. Entre otros, trabajo con el palo pesado a razón de trescientos mil golpes al año. Sigo así desde hace unos cuarena años sin haber faltado nunca un solo día…»
« Un aficionado puede pensar que no se necesita fuerza si ha logrado desarrollar ciertas sutilezas técnicas, lo que demostraría su total ignorancia. La técnica debe ser formada sobre la base de un cuerpo realmente fuerte… Así, nunca me quedo en un mismo nivel, evoluciono sin cesar, día tras día…»
T. Kimura dice de su Maestro:
« A su edad actual de 92 años, el Maestro tiene una lucidez y unas inteligencia excepcionales. Yo diría que es gracias a su fuerza corporal. Casi nadie se da cuenta de la importancia de lo que puede significar « activar el cuerpo ». Sobre todo para la actividad del cerebro, el cuerpo juega un papel primordial…»
El ejemplo del Maestro Sagawa va mucho más allá del concepto ordinario de la eficacia en relación con la edad. Por supuesto, su caso es excepcional, pero ¿no encontramos un modelo, aunque sea excepcional, en la vida de un hombre que supo construir y utilizar sus capacidades corporales secundarias hasta un grado tan elevado?
Su ejemplo me recuerda el consejo de un maestro que he conocido: « Si perseveras con un verdadero método, después de la edad de la jubilación es cuando te harás verdaderamente fuerte. »
El Maestro Yukiyoshi Sagawa nació en 1902 y murió en 1998, a la edad de 95 años. Según T. Kimura, el Maestro Sagawa progresó continuamente hasta el día de su muerte. Es considerado en Japón como uno de los más grandes maestros de artes marciales de todos los tiempos. La obra de Tatsuo Kimura aporta unos testimonios y reflexiones muy interesantes.
Se pueden encontrar algunos de sus textos, que recomiendo leer, con la ayuda de Internet.
En cualquier caso, es imposible concebir el nivel del Maestro Sagawa únicamente en base a sus primeras capacidades corporales. Veo en él un ejemplo, aunque excepcional, de la formación del arte mediante la segunda capacidad corporal.
Ejercicios de fortalecimiento
También en la obra de T. Kimura antes citada, hay otra anécdota que me ha conmovido mucho.
«… Hacia la edad de 90 años, tras cierto tiempo de tratamiento cardiológico, el Maestro Sagawa fue a hacerse un chequeo del corazón. Después de examinarle en estado de reposo, el médico le pidió que hiciera unos ejercicios físicos. Acto seguido el Maestro ejecutó 150 flexiones, para gran sorpresa del cardiólogo»… A la edad de 92 años, el Maestro dice: « Desde el momento en que salí del hospital, mi técnica cambió de dimensión, hice un progreso incomparable. Es porque no dejo de pensar… » En efecto, compruebo este cambio por el modo en que me proyecta. La eficacia se ha hecho incomparable…»
Me ha conmovido y estimulado esta frase que leí en 1996, y me ha incitado a trabajar más, con el fin de poder elaborar varios ejercicios personales. Presento una parte de estos ejercicios en nuestro sitio web.
(ver Iron bull, bear paws…)
¿Qué significa « ejercicios de fortalecimiento en 24 materias »? ¿Por qué el Maestro Sagawa debió trabajarlos durante varias decenas de años hasta una edad avanzada? Él dice en la obra que cité anteriormente:
« Te caerías de las nubes si yo te dijera el contenido de mis ejercicios… »
« Incluso trabajando cada día de manera intensiva para fortalecer el cuerpo, te harán falta por lo menos 20 años para alcanzar un grado pasable. Es pues imposible formar el cuerpo con sólo diez años de práctica. Sin crear esta base física, nunca podrás realizar a una verdadera técnica.»
« Si entrenas en base a un cuerpo ordinario, no podrás progresar verdaderamente. Ante todo hay que fortalecerse… En mi opinión, hasta para practicar el sable, primero hay que fortalecer el cuerpo. Luego puedes trabajar la técnica… »
Continuará ..
Comentarios recientes