La mujer biológicamente está constituida de una forma diferente a la del hombre, está bajo control hormonal de tipo femenino por lo que puede presentar unas alteraciones que no están presentes en el sexo masculino. El aumento de la intensidad del entrenamiento físico en las deportistas y la incorporación de la mujer en determinados ámbitos laborales le obliga a mantener un nivel óptimo de preparación física que la puede llevar a modificaciones en la fisiología del aparato reproductor (irregularidades menstruales, etc.) y a modificaciones en el ámbito de la masa ósea con aumento potencial en la incidencia de fracturas por estrés.
En la infancia, el desarrollo del niño va muy paralelo al de la niña. Ambos pueden realizar las actividades de igual forma, aunque suele destacar una mayor coordinación en las niñas. Es fundamental iniciar una actividad física en donde esté presente un aprendizaje correcto en el ámbito de la psicomotricidad, así como un hábito dietético y una alimentación adecuada.
En la adolescencia, los cambios son significativos en ambos sexos. En las niñas se manifiesta un cambio físico más pronto, centrado en la menarquía (fecha de la primera regla). Es aquí cuando pueden aparecer trastornos como el retraso de la menarquía (ausencia de periodos menstruales a los 14 años). En mujeres deportistas, se ha observado un retraso en la edad de la primera regla, variando según las modalidades y el nivel de competición. Así, las mujeres que realizan entrenamientos de tipo aeróbico, en asociación con bajo peso corporal, son las que suelen tener los mayores retrasos en loa menarquía. Los estudios realizados demuestran que la edad del inicio de la menarquía se retrasaba 5 meses por cada año previo de entrenamiento intenso realizado antes de la primera menstruación. Hay otros factores que pueden desempeñar un papel importante en el retraso de la menarquía, como son factores genéticos, la raza, el nivel socioeconómico, el ambiente, la nutrición, el clima o la incidencia de enfermedades. Un segundo aspecto de interés versa sobre las irregularidades menstruales en deportistas. Se refieren al tipo de amenorrea (ausencia de menstruaciones o reglas) asociado a un balance energético negativo (insuficiente aporte calórico) e hipoestrogenismo hipogonadotrófico. Hay otros factores también relacionados como son la madurez reproductora. Podemos decir que la pérdida de masa corporal y un reducido porcentaje de grasa corporal son factores que se han relacionado con las irregularidades del ciclo menstrual, existiendo un “umbral crítico de grasa corporal”, por debajo del cual existe una predisposición a la amenorrea secundaria. Apuntar además, ciertos trastornos de la alimentación o deficiencia de nutrientes (anorexia nerviosa). Y por último, comentar las características del entrenamiento y rendimiento deportivo habiendo una correlación positiva entre la distancia total recorrida a la semana por corredoras, el número anual de menstruaciones y la incidencia de amenorrea, siendo el factor clave la intensidad de entreno más que el volumen de entrenamiento.
En la etapa de alta competición o entrenamiento intenso, las mejores atletas tienen tendencia a presentar retrasos en la menarquía y a una mayor incidencia de irregularidades menstruales relacionado más a la intensidad del entrenamiento que al volumen del mismo, por lo que podemos concluir que las irregularidades de la función menstrual están causadas por diferentes factores estresantes (físicos y psíquicos) relacionados con el entrenamiento físico.
En la época laboral y en determinadas actividades laborales, los trastornos se pueden asimilar en algunos casos, al periodo de competición deportiva. La incorporación de mujeres a actividades vedadas hasta hace unos años sólo a los hombres (el ejército o las fuerzas de seguridad). Esto ha obligado a mejorar su condición física por lo que tiene que llevar una actividad deportiva desde la adolescencia y mantenerla a lo largo del tiempo. También comentar la necesidad de mantener un cuidado físico general óptimo donde el peso corporal sea ajustado a la edad y a las características individuales de cada mujer, por lo que una alimentación y una actividad física adecuada tiene que ocupar un lugar destacado.
La gestación. Durante esta fase, la mayoría de los autores son partidarios de una actividad física moderada y regular, más si ésta ha sido practicada con anterioridad. De forma general, a las gestantes se les aconseja que anden diariamente, así como la práctica de una gimnasia que según se aproxime la fecha del parto se puede concretar en una gimnasia preparativa del mismo. Esta actividad ayuda a controlar el incremento de peso de la gestante así como la tensión arterial y las disglucosis que con frecuencia están presentes en las mismas.
La fase postmenopáusica es importante ya que cada vez ocupa un porcentaje mayor en la población femenina. Es conocido por todos que la práctica de una actividad física de forma regular y constante favorece la mineralización ósea disminuyendo, con el paso de los años, el riesgo de presentar fracturas por osteoporosis. Naturalmente esto se debe acompañar de una alimentación completa, variada y abundante del mineral calcio. Se está siendo partidario ahora de lo que se conoce como “terapia hormonal sustitutiva” y que consiste en el aporte suplementario de hormonas durante la menopausia con el objeto de mejorar el grado de mineralización ósea, así como disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. También se aconseja, según los casos, estudios con Densitometría y el aporte suplementario de calcio, vitamina D asociado en ocasiones a la toma de medicamentos fijadores del calcio en el hueso.
Podemos concluir que la actividad que la actividad física en la mujer debe formar parte de una constante desde que nace hasta la senectud. No es sólo un capricho o una extravagancia sino que se ha convertido en una necesidad a lo largo de su vida que le ayuda a mantenerse física y psíquicamente bien, a prolongar y mejorar su calidad de vida. Los posibles problemas médicos relacionados con la mujer y la práctica deportiva son, en todo momento, solucionables y nunca limitantes para que la mujer pueda realizar la actividad física de una forma acorde con los objetivos que se quiera marcar.
Médico de la Federación Española de Medicina Deportiva
Foto portada: agioele
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